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Samuel Brogeras, con su dulzaina en la casa rural que regenta en Fresnillo de las Dueñas. J. Herreras

Samuel Brogeras | Pionero en la interpretación de flamenco a la dulzaina

«El dulzainero siempre está a la última»

«La dulzaina goza de muy buena salud», asegura este músico arandino que destaca por su particular forma de hacer

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 17 de febrero 2024, 00:15

He aquí un pionero de la interpretación musical. Samuel Brogeras (Aranda de Duero, Burgos, 1977), dulzainero. Investigando en las raíces del instrumento eleva los sonidos flamencos desde la dulzaina castellana a un ámbito especial, con el que aporta una visión propia muy singular en estos ... tiempos en los que, producto de la modernidad, pareciera que estuviera todo inventado. Pues no. Brogeras lo confirma cada vez que lleva a sus labios la caña de la dulzaina y se pone a interpretar flamenco, consiguiendo demostrar que lejos de estar constreñida al folklore regional castellano, la dulzaina goza de una salud de hierro. Todo desde su Aranda del alma, en la que nació y en cuya comarca regenta una casa rural.

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–Dulzaina y flamenco, desde fuera, parecen como agua y aceite, como noche y día...

–La verdad es que es curioso porque, como en tantas otras cosas en general en la vida, hemos tendido a ser como muy herméticos: la música castellana es esto, el instrumento castellano es esto y no nos damos cuenta de que la historia no funciona así.

–Imposible escapar a influencias externas, ¿verdad?

–Todas nuestras músicas tienen un montón de influencias. Y si hablamos del flamenco las tiene de todos los lados, de todo el norte de África, de toda la parte de Asia, de todos los cantes de ida y vuelta de América. Claro que nuestra música castellana también tiene un montón de influencias. Y el dulzainero siempre ha sido un tío muy moderno.

–¿Moderno? ¿Cuánto y cómo?

–Sí, moderno, lo digo abiertamente. El dulzainero cuando llegaba a un pueblo lo contrataban para los dos o tres días de fiesta que tuvieran allí y lo contrataban para todo. Estaba las 24 horas a disposición de sus vecinos. Hacía a primera hora las dianas, después la procesión, la llegada de las autoridades... Y llegaba la hora del baile y tocaba lo más moderno. Si lo moderno, lo último, en su época era una polka, o un baile agarrado, lo que fuera, el dulzainero lo tocaba.

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Samuel Brogeras, a la dulzaina. J. HERRERAS

–¿Dónde queda, pues, el estereotipo de que el castellano es muy cerrado de mente?

–He tenido la suerte de compartir con dulzaineros de antes, tanto los de la zona arandina como los de Madrid, donde toqué con Los Talaos, un grupo con tres generaciones de dulzaineros, y ves perfectamente eso: no tenían reparo alguno en aprenderse la última canción, la más moderna, para tocar lo más tradicional, pero a la vez también si salía algo de Chayanne o Ricky Martin, aprendérselo con la dulzaina.

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–¿Cuándo tuvo en sus manos por primera vez una dulzaina?

–Siempre me había llamado la atención, pero cuando empecé a verla en casa a través de mi hermano decidí que quería aprender dulzaina.

–¿Y cómo saltó la chispa de asociar la dulzaina castellana con la música andaluza?

–A mí me pasó que empecé tocando el repertorio tradicional que tenía de oído, lo típico: la canción de la rueda, que se baila mucho en Aranda, las jotas de aquí... Pero me di cuenta de que además de todo ese repertorio, que se tocaba en fiestas, a mí me apetecía seguir tocando otras cosas el resto del año.

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–Otras cosas como...

–Unas, que yo conocía; otras, que escuchaba en la radio. Canciones de siempre. En el entorno de mi casa empecé con ello y comprobé que cuando se las tocaba a la gente, las disfrutaban mucho. Siempre he buscado mucho en la dulzaina la expresividad. Cada vez que he querido aprender una canción, nunca me he centrado en tono instrumentista.

–Por ejemplo...

–Pues 'Yesterday', de The Beatles...

«La gente joven se engancha muy bien a la dulzaina»

Samuel Brogeras

Pionero en la interpretación de flamenco a la dulzaina

–'Yesterday'... ¡¿a la dulzaina?!

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–Sí. Pues nunca he mirado a alguien que tocara 'Yesterday' al saxofón y la trompeta. Yo iba al cantante.

–¿Qué hallaba en el cantante?

–Siempre me he fijado en el mejor instrumento que tenemos, la voz humana, y siempre he intentado con la dulzaina copiar la voz humana. Las canciones me las he aprendido por ahí. Y todo esto hila con que si, cuando estoy aprendiendo canciones clásicas, como 'Yesterday', 'My way' o 'Aleluya' de Cohen, de repente empiezo a escuchar flamenco no puedo por menos que exclamar: «Madre mía lo que hace la voz en eso»; «Madre mía qué expresividad»; «Madre mía lo que hay detrás». Y me empecé a preguntar: ¿Y esto con la dulzaina? ¿Esa voz, esos melismas, esas piruetas que hace la voz en el flamenco se pueden reproducir en la dulzaina?

–Y la respuesta fue...

–Me empecé a acercar a lo más sencillo del flamenco y vi que la dulzaina tenía posibilidades de reproducirlo porque tiene capacidad de susurrar, de quejarse, de gritar. ¿Por qué entonces no iba a intentar hacer flamenco a la dulzaina? Y ha sido donde más cómodo he estado y estoy, donde más pasión le he podido poner al instrumento y donde más sentimiento le he podido sacar. Y ahí es donde aterricé diciendo: ¡Esto es lo que yo quiero hacer!

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Samuel Brogeras, prepara la caña de la dulzaina. J. HERRERAS

–¿Nadie por estas tierras, dado como somos a la tradición y a su pureza, le llamó la atención por hacer flamenco a la dulzaina?

–Sí, sí, he tenido críticas.

–Incluso le dirían ¡anatema!

–He recibido bastantes y variadas críticas al hacer flamenco, pero ha ganado en la balanza la gente que ha dicho que esto es fantástico. Estamos abriendo algo más; no estamos cortando ni quitando nada a lo que ya se hace. Se puede seguir haciendo todo lo que se hacía con la dulzaina y, además, sumar el flamenco.

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–Tituló su primer disco 'Masdar'.

–Masdar es una palabra árabe que significa origen, fuente. Precisamente intentaba hacer referencia a ese origen común, a esa fuente común de la que tenemos muchas cosas todos. Masdar aúna muy bien el decir que, aunque parezca mentira, tanto la dulzaina como el flamenco y muchas otras cosas tienen muchas raíces comunes, muchas fuentes de las que han bebido en común.

–En 'Masdar' aparecen canciones como 'Soy rebelde por bulerías', 'Morentías'... ¿Por qué no aparece el arandino tío Juanillo? Puestos a fusionar...

–Es que yo no busco la fusión. Realmente pretendo hacer un flamenco con la dulzaina con bastante pureza. Aunque hago muchas cosas que sí experimentan y que sí fusionan, en general intento hacer un flamenco bastante puro. En el espectáculo que tengo ahora hay bailaora-guitarrista-dulzaina, flamenco tablao, que es el que más me gusta. No flamenco teatro, ni de otro tipo, sino el flamenco de tablao. Estoy experimentando ahora mucho el hacer flamenco de un estilo bastante purista, pero de una forma bastante atípica por el instrumento que se utiliza.

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«En un pueblo sales y te sientes en casa, eres uno más, tienes cerca la naturaleza»

Samuel Brogeras

Pionero en la interpretación de flamenco a la dulzaina

–Usted está marcando territorio dentro de la música. Luego, ¿es posible aún aportar, innovar?

–Yo no tengo raíces del sur. Realmente todas mis raíces y mi cultura son muy castellanas. Me acerco a la música flamenca y la interpreto desde el máximo respeto y con mi máxima sensibilidad porque el flamenco es, también, un estilo de vida para mucha gente.

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–¿Y cuando hace eso en Castilla, alejado de Andalucía, cómo ve que reacciona la gente?

–Veo que hago un malabarismo en el que estoy arriesgando mucho. Primero, como artista, porque sacar toda tu sensibilidad encima de un escenario es como desnudarse. No desnudas tu cuerpo, pero sí tu alma. Y cuando arriesgas todo eso, conectas con mucha gente que está ahí abajo en las sillas y se dan cuenta de que también tienen esa sensibilidad y ese sentimiento.

–Conexión total, pues.

–A mí se me ha acercado gente a decirme que sólo ha llorado dos veces en su vida, una cuando estuvo a punto de morirse su hijo y otra cuando me ha escuchado interpretar determinada canción. Llegar hasta ese punto a conectar con la gente es mi motor. De hecho, a mí me gustan más los momentos en los que suena la música de tú a tú, sin escenario por medio, en un sitio pequeño... Me arranco en cualquier sitio.

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«La dulzaina tiene posibilidades de reproducir el flamenco porque tiene capacidad de susurrar, de quejarse, de gritar»

Samuel Brogeras

Pionero en la interpretación de flamenco a la dulzaina

–¿Un músico sólo puede concebir la música como el lenguaje universal del ser humano?

–Claramente. Sí. ¡Por supuesto!

–¿Por qué entonces no se usa más para el acercamiento de los pueblos, de las personas...?

–Aparte de la búsqueda musical, siempre está la búsqueda personal, en la que también estoy. Es que estamos perdiendo el norte en muchas cosas.

–Por poner un caso...

–Realmente nuestra cultura ha dejado de darse cuenta de muchas cosas importantes. Porque un día pensamos que lo importante era la casa grande, el coche grande y la nevera bien llena y empezamos a perder muchas otras cosas por el camino. Y a dejar de trabajar más el conectar con la gente, poder transmitir cosas y valores, sentimientos, sensibilidad. Y quizá por eso la música también ha caído en esa trampa.

–¿Que a qué la lleva?

–Hoy hay música muy buena, de mucha calidad, hay unos músicos extraordinarios, pero muchas veces no son los que suenan en las primeras radios, ni en los primeros puestos. Y sí creo que la música es el lenguaje universal, pero pasa lo mismo de siempre: ¿A qué queremos dedicar nuestros esfuerzos? ¿A comprar el coche más grande o a establecer que estamos en este mundo para hacer algo interesante, conectar con la gente y hacer a alguien un poquito más feliz?

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–¿Usted por qué está?

–En la música lo tengo muy claro: Aunque tuviera que hacer esto del flamenco a la dulzaina en casa solo para mí, lo seguiría haciendo. Mi pretensión nunca ha sido tener reconocimiento o fama, pero sí es cierto que cuando he disfrutado mucho en casa con la música, me he dicho que por qué no lo iba a compartir.

–Vivió en Madrid, la gran urbe. Ahora está en un pueblo pequeño al lado de Aranda, con una casa rural. ¿Qué buscaba con ese viaje de retorno?

–Echaba de menos todos los lazos con la familia, todos los lazos con los amigos. En un pueblo sales y te sientes en casa, eres uno más, tienes cerca la naturaleza. Aunque Madrid me ha tratado muy bien, tanto en la etapa de estudiante como cuando luego monté una empresa de entrenadores personales, que me fue muy bien, tenía clarísimo que esa no era mi vida de cara al futuro, sobre todo cuando llegué a plantearme incluso comprar un piso en Madrid. Ahí me dije: «Para, para, para». Fue el punto de inflexión para decirme que me volvía a mi zona, a Fresnillo de las Dueñas, donde empecé otro estilo de vida que a mí sí me llena.

Samuel Brogeras. J. H.

–¿A dónde quiere llegar con la dulzaina flamenca?

–Hay dos frases que tengo la suerte de que me las repiten con cierta frecuencia y son las que me dicen que voy por buen camino.

–A saber, ¿la primera?

–Que hago hablar a la dulzaina.

–¿La segunda?

–Que cuando toco flamenco, como que hubieran escuchado a un cantaor.

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–¡Chute de autoestima!

–Me animan a seguir porque el objetivo es cada día acercarme más a la expresividad de la voz, el instrumento que más sensibilidad expresa. Noto que año a año me acerco más a ese objetivo, año a año esa conexión de lo que quiero hacer con lo que realmente hago y con lo que percibe la gente cada vez me acerco más a ello.

–Un joven ante la dulzaina, ¿qué? ¿Le animaría a aprender a tocarla?

–La dulzaina goza de muy buena salud y hay dulzaineros de todas las edades, también jóvenes. La gente joven la percibe muy bien y se engancha muy bien a ella. La única parte que trabajaría más es que no la vean sólo como un instrumento para un momento puntual de cachondeo.

–Vamos, que hay vida dulzainera más allá de la fiesta, ¿no?

–Mucha, mucha, y ahí es donde a la gente joven hay que seguir trabajándola.

–¿Repetiría el trayecto vital que ha hecho con la dulzaina en el caso de que volviese a nacer?

–Me da pena no ser más músico, tener más conocimientos sobre la música; hasta ahora, lo hecho ha sido duro y tortuoso. Si volviera a nacer me encantaría que me cogieran desde el principio y me enseñaran música y, luego, habría aportado toda esa parte que he hecho a título personal.

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–¿Y en algún momento se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?

–Como mi abuelo, que se emocionaba cantando y tocando las cosas que cantaba y tocaba siempre.

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