Duelos en la distancia por las restricciones entre comunidades
Día de todos los santos ·
Las limitaciones de movimiento impiden acudir a los campos santos de la región a miles de castellanos y leoneses residentes en otras regionesDía de todos los santos ·
Las limitaciones de movimiento impiden acudir a los campos santos de la región a miles de castellanos y leoneses residentes en otras regionesLa del Día de Todos los Santos es una de las citas anuales más concurridas y sentidas en los pueblos de Castilla y León. Los municipios se llenan de lugareños yde residentes en otras provincias que retornan al cementerio de la localidad para honrar ... a sus difuntos en una tradición anual fuertemente enraizada en el imaginario colectivo. Un encuentro añorado que no suele ser ajeno a la evocación de los orígenes entre quienes un día pasaron a engrosar las cifras de la emigración y al vaciamiento de los pueblos.
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El acto de recuerdo a los familiares fallecidos adquiere este año una significación especial. Para quienes hayan perdido a un ser querido durante la pandemia supondrá rendir el homenaje cercano del que les privó el confinamiento con las honras fúnebres reducidas al mínimo por razones de seguridad. Con todo, los familiares que residen en otras regiones no podrán acudir a los camposantos de Castilla y León debido a los confinamientos perimetrales establecidos en la región y en la mayoría del país como medida de contención para frenar la expansión del virus.
A continuación se ofrecen algunos testimonios de personas que este primero de noviembre verán truncada la tradición de llevar unas flores al cementerio, de rezar o recordar a pie de tumba a sus seres queridos. La ausencia obligada este año de miles de personas de los cementerios de la comunidad será así otra de las privaciones a las que obliga el embate de la pandemia, que afecta a la vida social y, por el significado que entrañan estos días, a la memoria más íntima del ser humano.
Félix Maté y Montse Diago acuden cada año a honrar a sus seres queridos en Baltanás, donde están enterrados los padres de Montse. Este año no será posible visitar la tumba de Heliodoro y Lucía y realizar el recorrido por los panteones familiares.
Con tan sólo 16 años, Francisco Martín dejó atrás su Gallegos de Hornija natal, para labrarse un futuro laboral en Basauri (Vizcaya). Desde entonces han transcurrido 57 años y nunca ha olvidado sus raíces.
Ana Beatriz Fernández Paniagua vive con tristeza no poder acercarse hasta Adalia en una fecha tan señalada como es el Día de los Santos. Hace tan solo tres años que fallecieron sus padres y para ella es importante visitarles en el cementerio. Hace 26 años que vive en Madrid y ya se ha hecho a la idea de que este año faltará a su cita anual.
Cristino Corbella presume de que su pueblo «le corre por las venas». Lo suyo es pura pasión por Villalbarba. Desde que se fue a Durango (Vizcaya) a trabajar en una fundición con tan solo 14 años, regresa siempre que puede. «Por lo menos una vez al mes, voy a dar una vuelta a la casa que tenemos allí. Del pueblo me encanta todo. Allí se vive muy bien», dice convencido.
Más de 400 kilómetros son los que separan Zaragoza de Medina de Rioseco. Un viaje que el matrimonio de riosecanos Jesús Serrano y Rosa María Alonso ha realizado, lleva realizando desde hace casi 40 años. Y que este fin de semana no podrán hacer por la pandemia y el confinamiento perimetral de Aragón y del resto de comunidades autónomas.
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