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La generosidad de los donantes ha permitido salvar 178 vidas el año pasado. Las vidas inevitablemente extinguidas de casi un centenar de personas han permitido regalar esperanza.
Hoy es el Día Nacional del Trasplante, la jornada dedicada a recordar una intervención que aún sobrecoge al ... mundo más de un siglo después de que fuera todo un hito. Es también la jornada dedicada, este año, a los profesionales que lo hacen posible.
La pandemia se ha llevado por delante potencial actividad trasplantadora. No resisten los datos la comparativa con ejercicio previos al covid, salvo en el caso de los injertos de corazón, y la caída tanto de donaciones –que vuelven a los bajos datos de la segunda década del siglo– como de cirugías es importante, en particular en los trasplantes renales que registran medio centenar menos de lo habitual.
En el cerrado 2021, aunque todavía pandémico, el programa recupera –como en otras cirugías– fuerza y aunque no llega a los datos previos al coronavirus recupera un buen nivel.
Los donantes que, en los últimos años precovid, superaban el centenar –145 en 2018 o 115 en 2019– bajan a 98, la misma cifra que en 2007. En 2020 fueron 86. En correspondencia con ello, los órganos generados también caen, especialmente los riñones que pasan de 203 en año previo a la pandemia a 153 en 2020 y 176 el pasado ejercicio, según los datos de la Consejería de Sanidad. Las negativas familiares a donar fueron seis.
Las intervenciones bajan, especialmente las renales. Tanto en 2018 como en 2019 rondaban los 148 injertos de riñón y caen a 99 el primer año de covid para recuperar parte de actividad hasta las 129 operaciones. Y los renales de vivo fueron 12 en 2020 y 16, el año pasado.
Los hepáticos también descienden considerablemente y de los 40 o los 35 de 2018 y 2019 bajan a 27 en 2020 y a solo 24 el año pasado.
Sin embargo, al trasplante de corazón superó su propia historia y batió récord en plena pandemia con 14 casos intervenidos en el Hospital Clínico de Valladolid y nueve más en 2021 cuando en ejercicios previos fueron 13 o 10.
Por último, el programa de córneas también cae considerablemente en actividad y del centenar y medio de personas intervenidas en tiempos precovid baja a 98 hace dos años y a 104 el cerrado ejercicio.
El animal elegido fue el perro y el órgano, el riñón. En 1906, Mathieu Jaboulay publica el primer trasplante realizado en un ser humano. Fue un injerto renal de un cerdo, implantado en el codo izquierdo de una mujer de 50 años, en situación de insuficiencia renal terminal. El fracaso del intento, en relación con la incompatibilidad entre especies, no desanimó a los investigadores y, de este manera, en 1910 Unger, profesor de cirugía en Berlín, comunicó haber realizado más de un centenar de trasplantes de riñón de perros foxterrier a perros boxer. Al mismo tiempo, Carrell realizó transplantes experimentales de riñones, tiroides, paratiroides, corazón y ovario, siendo reconocido su trabajo con el premio Nobel de Medicina y Fisiología en 1912.
La II Guerra Mundial, reavivó el interés por los trasplantes, sobre todo en el campo de la medicina estética —principalmente para curar quemaduras–. En 1954, una vez que se conoció la estructura molecular del ADN, un equipo de varios médicos realizó el primer isotrasplante en Boston, (EEUU): un riñón entre una pareja de gemelos idénticos, varones de 23 años. Todo un éxito. Le siguieron trasplantes de médula ósea en 1958, de hígado y pulmón en 1963, de páncreas en 1966 y de intestino en 1967. Fue un sudafricano, el doctor Christiaan Barnard quien superó expectativas cuando realizó el primer trasplante de corazón en 1967.
La Unión de Federaciones de Trasplantados de Órganos Sólidos (UTxs), que engloba a las diferentes organizaciones, celebra hoy en Madrid una jornada dedicada a esta actividad con varias ponencias centradas en la adaptación de los protocolos de donación y trasplante al actual escenario dominado por la pandemia como en la estrategia de vacunación frente a la misma para pacientes trasplantados o en lista de espera.
«Sin lugar a duda, estos dos años de afectación por la pandemia han sido años de adaptación; de adaptación a la nueva situación social, de adaptación a la nueva realidad personal y de adaptación al entorno de trabajo, en los que, desde nuestras instituciones, hemos visto muy mermado el contacto directo con nuestros afiliados. En este proceso adaptativo, vemos también como el ámbito de los trasplantes, afectando por igual a donantes y receptores, ha tenido que adaptar sus protocolos y, conseguir así, el éxito de años anteriores. Un éxito en el que los profesionales han tenido un destacado papel», explica Emilio Bautista, presidente de FETCO y de los trasplantados de corazón de Castilla y León.
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