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La bronquilitis visita a los más pequeños cada invierno; pero ¿cómo distinguir sus síntomas de un catarro fuerte, covid o gripe? Evidentemente hay que acudir al pediatra cuando la enfermedad del pequeño no parece leve; pero algunos datos pueden ayudar a distinguir sus señales ... de otras infecciones respiratorias.
En cuanto a los síntomas, habitualmente, el virus sincitial primero causa un cuadro catarral, de infección de vías altas. El niño presenta tos, mocos, conjuntivitis y, en ocasiones, fiebre. Los primeros días, no puede diferenciarse una bronquiolitis de cualquiera de los cien cuadros catarrales; pero, a partir del tercer o cuarto día, ya se define la bronquilitis. Se empiezan a inflamar los bronquiolos y al niño le cuesta respirar. En ese momento, los síntomas que pueden observar los padres son que espira más rápido, usando músculos que habitualmente no utilizamos para respirar. Por eso, puede observarse que se le marcan las costillas o que se hunde el espacio entre abdomen y pecho con cada respiración. Además, empieza a estar más irritable y rechaza el chupete o el biberón para poder respirar.
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Ana Santiago
El tratamiento de la bronquiolitis se basa fundamentalmente en medidas de apoyo o de soporte, no siendo necesario el uso de fármacos de forma rutinaria. La mayoría de los casos son leves, por lo que pueden ser tratados en el propio domicilio y controlados en Atención Primaria. Sin embargo, algunos niños pueden progresar hacia formas más graves, requiriendo valoración e ingreso hospitalario. Por ello, «es necesario advertir a los padres de esta posibilidad, enseñándoles los signos de empeoramiento e indicándoles las medidas que hay que adoptar en todo momento». indica la Asociación Española de Pediatría. «El tratamiento farmacológico, broncodilatadores, corticoides, antibióticos, antitusivos y descongestionantes no han demostrado eficacia y por tanto debe evitarse su utilización. Únicamente la adrenalina nebulizada podría aportar un alivio transitorio en pacientes hospitalizados», indican las mismas fuentes.
Si lo habitual es que los síntomas catarrales duren dos o tres días y luego aparezca la dificultad respiratoria, lo normal es que esta vaya en aumento durante otras tantas jornadas, hasta llegar al pico de máxima gravedad del cuadro. Este pico puede ser simplemente un poco más de esfuerzo respiratorio en un niño que, por lo demás, está perfectamente en su casa o puede significar necesitar un ingreso y soporte ventilatorio. Solo se puede estar atento a los signos y consultar cuando aparezcan. Una vez alcanzado el pico, –añade– los niños comienzan a mejorar lentamente, y en unos cinco a siete días suelen estar ya recuperados.
Y la prevención es básica en esta como otras enfermedades. Para evitar que los niños tengan bronquiolitis, hay cosas muy sencillas que hacer como evitar fumar en las casas donde haya menores, lavarse las manos siempre antes de manipular a los lactantes y limitar las visitas que reciben los recién nacidos y bebés en sus primeros meses de vida.
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