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Germán Barrios, seis años en el Ecyl, seis en el Consejo Económico y Social, a cuya puerta tuvo que dejar el carné del PP ... por estatutos, sentía que tenía «rango de consejero», pero no lo era. De hecho, dicen quienes conocen su carrera que era su meta. Un sueño profesional por cumplir. El 17 de julio de 2019 lo logró, aunque designado por Ciudadanos, que recurrió a su perfil técnico para cubrir su cuota de consejeros. Diez meses y ocho días después, en plena pandemia del coronavirus Sars-Cov-2, con más de 33.000 Expedientes de Regulación Temporal de Empleo en la región y en la semana en que Renault anunciará su plan de reestructuración global, presentó su dimisión por «motivos personales».
Bajo ese epígrafe generalista y eufemístico se esconde, sin embargo, su mala relación con el vicepresidente de la Junta, Francisco Igea, con el que mantenía «diferencias insalvables».
Unas diferencias que llevaron a Francisco Igea a pedir a Alfonso Fernández Mañueco la cabeza de Germán Barrios.
El detonante, o al menos el último gran conflicto, se produjo en la reunión del Diálogo Social del miércoles pasado, cuando todo parecía encaminado a firmar que los tres meses de formación en el Empleo que se habían ido al limbo durante el confinamiento se recuperaran en el futuro, y que se añadieran seis meses más. Fuentes cercanas a la negociación aseguran que Germán Barrios estaba de acuerdo pero su viceconsejero, David Martín, no. El acuerdo se bloqueó.
Así que el presidente de la Junta llamó al despacho a Germán Barrios, consciente de que lo que era un enfrentamiento soterrado desde hace tiempo se había convertido en un pulso que amenazaba con descomponer su Consejo de Gobierno. Barrios se sentía ninguneado por el mencionado viceconsejero de Empleo, David Martín, del sector de Ciudadanos afín a Francisco Igea, a quien rendía cuentas. En la reunión entre Mañueco y Barrios, el consejero de Empleo tomó conciencia de que la salida que le quedaba era presentar la dimisión. Y Mañueco le puso encima de la mesa una carta lista para firmar su renuncia.
De hecho, Germán Barrios tenía prevista su comparecencia junto a Verónica Casado en la rueda de prensa diaria por el coronavirus. Estaba prevista desde el domingo, cuando se anunció quiénes iban a intervenir. A la una de la tarde, Verónica Casado entró sola a la sala de prensa. Entre medias, todo sucedió con bastante celeridad. A las 10 de la mañana se mantenían las previsiones y se abría el grupo de Whatsapp para «formular las preguntas que se trasladarán a los consejeros de Sanidad, Verónica Casado, y de Empleo e Industria, Germán Barrios». Ocho preguntas eran para él.
A las 11:54, en el mismo grupo, se anunciaba que en la rueda de prensa estaría «únicamente la consejera de Sanidad». Y se apostillaba:«Las preguntas dirigidas a Empleo se trasladarán por escrito».
A las dos y media de la tarde, cuando acabó la rueda de prensa de Casado, ya se había hecho pública la renuncia de Barrios a su cargo y el plácet del presidente de la Junta. Las preguntas, ahora, serán para Carlos Fernández Carriedo, que asume las competencias de Empleo e Industria hasta que se designe un sucesor. Mientras, el Bocyl publicará su cese y el de los cargos eventuales nombrados por él.
Las «diferencias insalvables» resultaron ser, así, literalmente insalvables. Tanto como para abrir la primera gran crisis de Gobierno un día antes de que se cumpla el primer aniversario de la derrota de Alfonso Fernández Mañueco.Esa que llevó al vencedor Luis Tudanca de regreso a la oposición y al PP a un pacto que cotizaba en contra en las apuestas con Ciudadanos. De aquellas, Ciudadanos obtuvo el compromiso de proponer a los titulares de Sanidad, Cultura y Empleo e Industria. Además de la Vicepresidencia de Igea. Se buscaban rostros con trayectoria y así llegaron a Germán Barrios, que pasaba a ocupar una cartera con menor peso del que podría suponerse, puesto que Economía y Hacienda quedaba en manos de Carlos Fernández Carriedo.
El cometido se le ajustaba perfectamente. «Destacamos de él su enorme capacidad de diálogo, su entrega y dedicación a Castilla y León y su esfuerzo», le despedía el PP. Y refrendaban su talante de diálogo los mismos sindicatos que apoyaron su nombramiento en su momento y que hoy se mostraban sorprendidos por lo ocurrido. Porque, sobre todo, a quienes le conocen no les cuadraba el momento. No les encajaba un adiós tan brusco en un momento tan crucial como este, cuando su Consejería se ha convertido en uno de los bastiones fundamentales en la lucha contra las secuelas de la crisis sanitaria.
En la Comisión de Empleo de las Cortes, el pasado día 5 de mayo, los dichosos 'whatsapps' que todo lo comentan mostraban cierta sorpresa por el tono de Germán Barrios, muy crispado. Especialmente con el representante socialista, Pedro González Reglero. «Señoría, yo le he respetado, le he dejado hablar, no he hecho ningún aspaviento, y ha habido cosas que me han parecido indignas, absolutamente indignas, por no calificarlo de otra manera. Pero le vuelvo a decir, creo que lo ha hecho por ignorancia, no por mala fe, porque si pienso en la mala fe, le vuelvo a decir lo mismo de antes, y no quiero repetirlo», refleja el diario de sesiones.
Una actitud que sorprende a aquellos que han visto en Germán Barrios a un hombre dialogante, característica que certifican principalmente los sindicatos, habitualmente la parte más beligerante en cualquier negociación que tenga que ver con el empleo. Lo definía el Partido Popular, al que perteneció hasta que llegó alConsejo Económico y Social en 2013, como alguien «dedicado al servicio público». Y hasta sus rivales políticos, en este caso el PSOE, le reconocía ayer por boca de Ana Sánchez «su responsabilidad con la cosa pública». Y añadía:«Ha tenido que ser una circunstancia muy seria para que justo en este momento, cuando más falta hace, decida dimitir». O como decía un miembro del Partido Popular:«Cómo habrá sido para que haya dimitido, con las ganas que tuvo siempre de ser consejero».
Germán Barrios (Ávila, 1963) es de esos políticos de perfil técnico que parecen llevar toda la vida. Afín a Tomás Villanueva, que fuera vicepresidente de la Junta de Castilla yLeón, se hizo cargo del Ecyl (el servicio público de empleo de Castilla y Léon) desde 2007 a 2013. Posteriormente, en junio de 2013, fue nombrado presidente del Consejo Económico y Social, adonde llegó ya sin el carné del Partido Popular. «Seré independiente de la Administración regional», dijo el día de su toma de posesión. Y lo fue en cierto modo hasta el punto de sufrir algún encontronazo público.
Con el sector 'mañuequista' al frente del Partido Popular, sus posibilidades de cumplir el sueño de ser consejero parecían reducirse. Ciudadanos, que necesitaba un perfil técnico pero al mismo tiempo conocido, lo rescató para sus colores y le otorgó Empleo e Industria. Doce años de esfuerzo después, conseguía un puesto que apenas le ha durado diez meses.
Tal es la relevancia de esta Consejería, encargada de tramitar el aluvión de ERTE provocados por la pandemia, que ahora hay que correr para encontrar un sustituto. Y no vale uno cualquiera. David Martín, viceconsejero de Empleo, es uno de los nombres que han empezado a escucharse. Por muchos motivos, pero el principal es porque, este sí, es de la confianza absoluta de Francisco Igea, que de hecho es su gran valedor. Martín forma parte del comité de expertos para la desescalada junto al propio Igea y, en el sector económico, Carlos Martín Tobalina, además de los puramente sanitarios.
Ocurre, sin embargo, que la relación de Martín con los sindicatos no es tan idílica como la que tenía Germán Barrios. Y eso, en estos momentos, es un lastre a tener en cuenta. También sonaba la posibilidad de que Igea propusiera a José Antonio Bartolomé, exdiputado de Ciudadanos por Zamora, que ya fue propuesto sin éxito para el Servicio de Relaciones Laborales. En menor medida sonaban otros nombres, como Soraya Mayo, ex diputada de Ciudadanos y ex presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos, y Juan Pablo Izquierdo, procurador por Ciudadanos.
Estos nombres se encuentran todos en la órbita del partido naranja, pero algunas fuentes apuntan a que el Partido Popular tendrá mucho que decir en este caso. Por mucho que el pacto de Gobierno entre Ciudadanos y PP subrayara que esa Consejería es cosa de los naranjas, al PP no se le escapa que la crisis política también le salpica. Por eso mismo, Alfonso Fernández Mañueco ya estuvo en contacto con Inés Arrimadas y José María Espejo, uno de los hombres fuertes de la Ejecutiva naranja. Porque es Ciudadanos quien debe designar al sucesor de GermánBarrios. Pero Ciudadanos, en Castilla y León, tiene dos caras.La de Francisco Igea, vicepresidente, y la de Luis Fuentes, presidente de las Cortes y adalid del sector que ganó las primarias del partido.
La cábala se complica, por tanto. Hay que encontrar un nombre con un perfil idóneo, que encaje con los sindicatos, que sea capaz de manejarse en las circunstancias que vienen, para lo cual debe conocer bien el territorio y su tejido empresarial... Y que, además de ese perfil técnico, pueda ser a la vez del agrado de Francisco Igea –para evitar una nueva crisis similar en el medio plazo– y de la Ejecutiva de Ciudadanos.
La dimensión de la crisis de Gobierno empezará a calibrarse a partir de hoy, cuando comenzará a descontarse las horas para nombrar en una semana a un sucesor que el próximo martes tendrá que salir en rueda de prensa a valorar los datos del paro pandémico.
En septiembre del año pasado, el director general de Innovación Educativa, Bienvenido Mena, recién nombrado, dimitía de su cargo por plagiar trabajos académicos. Era un cargo intermedio, también político –siempre vinculado al PP en Salamanca, donde fue delegado territorial de la Junta– pero su caída apenas dejó consecuencias en un Gobierno de coalición que había echado a andar.
La dimisión de Germán Barrios, sin embargo, tiene muchas más aristas. Tantas, que apenas hay casos de tanta envergadura en el ámbito regional. La última dimisión de una consejera fue la de Rosa Valdeón, tras dar positivo en un control de alcoholemia.La política zamorana iba encaminada a suceder a Juan Vicente Herrera. De hecho, era vicepresidenta de la Junta en aquellos momentos, pero se vio relegada absolutamente tras aquel incidente. Un segundo positivo le hizo dejar incluso su escaño de procuradora.
Hay que remontarse mucho más atrás, a 1986, para toparse con la dimisión del entonces presidente de la Junta de Castilla yLeón, el socialista DemetrioMadrid. La causa estaba en los problemas laborales en su empresa textil, 'Pekus', que arrastraba serias dificultades. Acabó en los tribunales, pero años más tarde, en 1990, resultó absuelto por el Tribunal Superior de Justicia.
La siguiente dimisión fue la de Jesús Mañueco en el año 2000 como consejero de Presidencia.
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