He aquí un maestro por los cuatro costados, con todas las cualidades que tiene esta figura vital del sistema educativo. Empezando por la vocacional, que en este docente está en su ADN. Carmelo Melero (Peñafiel, 56 años). Profesor desde hace 28 años –¡media vida ya!– ... de Matemáticas, Física y Química en el Colegio Compañía de María 'La Enseñanza', de Valladolid y padre de dos hijos, un buen día se presentó en clase y preguntó a sus alumnos que adónde se va un globo de helio cuando a un niño se le escapa de las manos. Aquella pregunta, que perseguía el objetivo de todo docente de hacer razonar a sus alumnos en lugar de hacerles repetir conocimientos una jornada tras otra, fue el germen de un proyecto educativo tan pionero como extraordinario y tremendamente fascinante: 'Laboratorio de Hipótesis'. 175 exalumnos son con él coautores de unas publicaciones en las que se detallan respuestas a cuestiones científicas elementales en el día a día de cualquier persona, del tipo por qué pega el pegamento o por qué las cebollas nos hacen llorar al pelarlas. «Debajo de un niño llorando hay un globo volando. ¿Qué les pasa a esos globos?», dice el profesor Melero que les preguntó un día a sus alumnos. «¿Van al País de los Globos de Helio? Ya, pero acabarán muriendo. ¿Cuándo y cómo?».
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–Eso, eso. ¿Cuándo y cómo?
–Pues depende del material del que esté hecho el globo, por ejemplo. Ahí está la respuesta.
–¿Su 'Laboratorio de Hipótesis' se supone que tiene respuesta para eso y mucho más?
–Las tiene aunque no es el objetivo buscar respuestas.
–Entonces, ¿qué persigue?
–La meta es el camino, es el proceso, es entregar a los alumnos tiempos y oportunidades.
–Tiempos y oportunidades en Ciencias puras... ¿A contracorriente?
–Yo no doy clases sencillas: doy 'huesos'.
–Matemáticas, Física y Química.
–Quien diga que la Física es fácil miente. La Física es bonita, pero has de entenderla. Y has de hacerla, que es lo que trato de hacer, atractiva de alguna manera. ¡Y accesible!
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–¿Accesible?
–Sí, para que al que le cuesta mucho, el esfuerzo le suponga el aprobado y para que el que tiene facilidades, el esfuerzo le suponga un sobresaliente. Yo pongo un tema en el que ni el alumno ni yo sabemos nada y el alumno se tiene que convertir en un especialista y tiene que entenderlo para hacerlo entender; pues bien, ese esfuerzo se lo tengo que premiar. De tal manera que si tiene un 4, porque le cuesta muchísimo, con ese esfuerzo logra el 5 y ha alcanzado la meta.
–¿Y si tiene un 8?
–Con ese esfuerzo llega al sobresaliente. Premiar el esfuerzo es interesante.
–Muchos con 60 años aún se preguntan –nos preguntamos– para qué aprendieron a hacer derivadas e integrales con 15 y 16 años.
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–¡Sirve de mucho! Otra cosa es que las hayan utilizado en la vida.
–¡No se las han vuelto a encontrar desde la adolescencia!
–El teléfono móvil está lleno de derivadas e integrales, pero aparecen aplicadas.
Carmelo Melero
Maestro
–Usted opina que la cultura de Humanidades está mucho más extendida entre los estudiantes de Ciencias que los conceptos científicos entre los de Letras. ¿Autorretrato?
–Lo mantengo. El conocimiento de Ciencias no es solo para la gente de Ciencias y produce determinadas alergias en la persona que dice que es de Letras y no quiere saber nada de Ciencias. Pues yo soy de Ciencias y me he leído toda la obra de Milan Kundera y tengo gusto por la literatura, el arte y el cine. Y ni el arte, ni la literatura ni el cine pertenecen a las Letras: son universales. Pues la ciencia, a través de la divulgación, tiene que ser universal. Una cosa es la ciencia específica para la gente de Ciencias, que solo la entienden los de Ciencias, y otra es el 'Laboratorio de Hipótesis', que es divulgación científica, o los libros de Javier Santaolalla, que son divulgación científica, y no tienen que producir alergia a nadie de Letras.
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–De ser lo que usted dice, se leería más en la adolescencia.
–¿De qué tipo de lectura?
–Desde Lope de Vega a Ken Follet o desde Pérez Reverte a Miguel Delibes y Quevedo.
–Se lee poco en líneas generales, pero yo, que soy lector, creo que el paradigma ha cambiado. La información entra por canales diferentes a los que entraba en mi época y se lee de forma diferente. Ahora a un adolescente le oyes decir que se está leyendo este o aquel audiolibro. ¡¿Leyendo un audiolibro?! Suena raro, pero está entrando en él ese contenido. El contenido entra de manera diferente, pero me niego a pensar que no llega. Llega y otra cosa es que yo esté capacitado para entender la forma en la que llega.
–De ser como dice, los políticos cuando cambian cada poco las leyes educativas no recortarían siempre en Humanidades.
–Recortan en todo.
–¡Hombre! En Matemáticas, Física y Química no parece.
–Sí, es verdad, ahí no recortan. Si bien es cierto que los recursos de Humanidades son más baratos, por decirlo de una manera bruta, que los que necesita el conocimiento científico a la hora de laboratorios, materiales, etc. Es un tema complicado. Se debería invertir tanto en Humanidades y Sociales como en Ciencias. Lo que pasa es que en esta sociedad hemos llegado a un concepto social dentro del alumnado en donde da la sensación de que el que chifla es de Ciencias y el que no tiene capacidades tiene que ir a Humanidades y Sociales. Y eso es mentira. Se necesita gente de Humanidades, sociólogos, políticos de carrera, gente pensadora y que desarrolle... Y, sobre todo, que se sepan expresar.
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–Sin embargo, este mundo tan internetizado que tenemos parece más para los de Ciencias que para los de Letras.
–Parece más, lo parece, y desgraciadamente yo creo que está montado de esa manera. No debería ser así.
Carmelo Melero
Maestro
–¿Corren peligro de quedar arrinconados Platón, Cicerón, Lope de Vega...?
–¡Espero que no! Nosotros somos la consecuencia de donde venimos y venimos del conocimiento de todos estos. Hay una frase que me gusta mucho de Jostein Gaarder, autor de 'El Mundo de Sofía': «Crear una vida es cuestión de miles de millones de años; destruirla es cuestión de segundos». Y es cierto: cuando me dicen que cuánto tiempo he tardado en escribir este libro digo que 56 años, los que tengo. Somos consecuencia de una evolución de miles de millones de años y venimos de nuestro conocimiento. Debemos mucho a todos esos griegos que usted ha citado y a todos los que se ha dejado en el tintero. Me niego a pensar que Ciceron, Sócrates y todos ellos se quedan en el aire. En algún momento volverán a leerse.
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–¿El sistema educativo lo facilitará, lo volverá a permitir?
–De momento no lo permite. La asignatura de Latín está defenestrada, por ejemplo. Griego, ni le cuento.
–De la experiencia de crear el 'Laboratorio de Hipótesis', ¿con qué se queda?
–Con la sorpresa. Las ideas son breves. Cuando se me ocurrió la pregunta de los globos de helio jamás pensé en que acabaríamos haciendo un libro y ya ve...
–Concibió el 'Laboratorio de Hipótesis' como una forma de salir del aula y llegar a la sociedad. ¿Ha llegado?
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-¡Sí! Y eso que no pensábamos en un libro. Y Maxi, el de Librería Máxtor, en Valladolid, lo editó. El sentido lo da ver a 175 exalumnos coautores del libro.
–Como maestro, ¿para usted el 'Laboratorio de Hipótesis' ha sido lo más que ha conseguido hasta ahora?
–A ver... Qué complicado... A mí me gustan mucho la Física y las Matemáticas e intentar llegar a los alumnos a los que les cuesta llegar a estas materias. Los buenos alumnos no necesitan siquiera profesores. Siempre he buscado caminos tangenciales para poder llegar a los alumnos, pero como maestro, como profe, Edelvives me dio la oportunidad de escribir el libro de texto de Física de Segundo de Bachillerato y la parte de Física del de Física y Química de Primero de Bachillerato. Escribir un libro de texto me entregó una dimensión diferente para poder dar clase.
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–¿Cómo y cuánto de diferente?
–De palabra es muy fácil, pero escribir para que lo entiendan otros, que llegue a otros y lo apliquen otros me cambió nuevamente de plano, me cambió el paradigma y eso me ha entregado unas habilidades y unas herramientas que sí las utilizo en clase. Yo no voy a descubrir la Primera Ley de Newton, pero saberla enfocar de manera diferente para llegar a los demás, buscar ejemplos y recursos me dio herramientas para mejorar. Creo que soy mejor profe desde que me puse en la situación de escribir el libro de texto de Edelvives. Y el 'Laboratorio...' me da una satisfacción enorme y mata mi gusanillo creativo, que lo tengo.
–¿Por qué se hizo maestro?
–Me gustaba de siempre. Estudié Físicas, pero me gustaba dar clases particulares. Estuve trabajando en una academia y me dije que sería bueno probar. Terminé los estudios y eché currículums por todos los sitios; surgió lo del Colegio 'La Enseñanza' y ahí estoy desde hace 28 años. Empecé dando clases de Tecnología, cuando coexistían la EGB y la ESO. Me gustaba dar clase, encuentro muy atractivo trabajar con personas y no me imagino trabajando con objetos.
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–Impartiendo asignaturas de las denominadas 'hueso', ¿se muestra usted como esos profes que parecen implacables?
–No. Yo soy exigente y me gusta que mis alumnos sepan, pero no me gusta que mis alumnos sufran. En esas asignaturas muchas veces se sufre, por eso los caminos transversales, paralelos y tangenciales para poder alcanzar el objetivo o lo que ahora se conoce como la competencia.
–Ufff, es que el lenguaje del mundo docente...
–¡Cada vez me cuesta más!
–El segmento de ocio de hoy es el recreo de ayer.
–¡Complicadísimo!
Carmelo Melero
Maestro
–¿Siente amenazado su papel docente por Internet?
–¡No, no, no!
–Algunos defienden que todo está en Internet, con lo cual coligen que se podrían aprender los conocimientos esenciales con un ordenador y una conexión a la Red.
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–Todo está en Internet pero al final si puedes elegir en esta vida, de momento, entre que te atienda una máquina o lo haga una persona, normalmente eliges que lo haga una persona. Internet es frío y no es cercano. Y aunque todo está en Internet has de filtrarlo porque hay mucho 'fake'.
–Por cierto, no tiene WhatsApp en el teléfono.
–¡Nooooo! Quité el WhasApp de mi vida hace muchos años.
–¿Cómo se comunica entonces con los alumnos, que están dale que te pego al WhatApp?
–Por canales oficiales. Cuando trato de contactar con un exalumno le pongo un mensaje y me llama o le llamo. Y con los alumnos solo me comunico por los canales oficiales, el correo electrónico institucional del colegio o la herramienta que descubrimos con el confinamiento que es el Teams y la clase 'on line'.
–No conozco a nadie que quiera volver a ese tipo de impartir y recibir clase. Además, donde esté la magia que se crea en el aula entre el profesor y sus alumnos, entre estos y su profesor, que se quite lo 'on line'.
–En las semanas del confinamiento lo pasamos mal todos y nos tuvimos que reinventar, además, en tiempo récord. Hemos descubierto herramientas que en aquellos momentos eran únicas y hoy son complementarias para, por ejemplo, dar apuntes de apoyo, enviar determinadas informaciones a las familias, o para mandar un aviso... A mí me sirve de mucho y eso que no soy de los que están todo el día conectados.
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–Tanto decir a sus alumnos que se hagan preguntas de todo y por todo, ¿ya se ha hecho usted la pregunta de qué quiere ser de mayor?
–Desde pequeñito siempre he querido ser una persona honrada y sincera; creo que lo soy, y como ya soy mayor, quiero continuar en esa línea.
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