Cómo diferenciar la alergia de la covid
La primavera pone dificultades a los 245.000 hipersensibles al polen en plena pandemia. Para distinguir lo que padecen, la principal diferencia es que solo el coronavirus provoca fiebre
¿Alergia o covid? Una sintomatología con similitudes crea dudas entre los ciudadanos en plena primavera. Además, salvo que la congestión mucosidades, dolor de garganta o tos se perciban como el anuncio de algo serio ni se acude al médico. Y no siempre se atina a hacerse el autotest de farmacia en la fecha indicada y hay mucho falso negativo.
Sin embargo, la alergia –al margen de que se debería de controlar, tratar, recibir una vacuna o visitar un especialista– no crea un problema de salud pública. Quien la padece puede salir, relacionarse, trabajar o estudiar porque no es contagiosa. Las demás infecciones respiratorias son otras cosa, hay que evitar transmitirlas todas pero la covid sigue siendo la protagonista principal.
Los síntomas de alergia al polen se caracterizan por el picor ocular, nariz, oídos y paladar; además de los ojos enrojecidos, sensación de lagrimeo e incomodidad, se siente como si hubiera arenilla en los ojos y el afectado estornuda con frecuencia. Nada parecido a la covid.
La primavera ya provoca un estado polínico moderado en Castilla y León
Explica la jefa de Alergología del Río Hortega de Valladolid, Alicia Armentia, que «el dato que más ayuda a distinguirlo, el más diferenciador, es la fiebre. La alergia no provoca pirexia».
La alergia al polen primaveral no va a generar síntomas relacionados directamente con el coronavirus como pueden ser malestar general, enorme fatiga, diarrea y dolores musculares, además de la pérdida de los sentidos del olfato y del gusto; aunque esta última consecuencia de la infección, ya pocas veces se describe con las nuevas variantes de la covid.
Apunta el Ministerio de Sanidad y sociedades científicas que los síntomas que pueden compartir cierta similitud entre la alergia por pólenes y el coronavirus son escasos y, básicamente, se corresponderían con tos, disnea (dificultad para respirar), dolor de cabeza y mucosidad nasal. Pero ¿cómo diferenciarlos?
La tos y la sensación de falta de aire pueden aparecer en pacientes con asma por alergia a pólenes y también con SARS-CoV2; pero, en los asmáticos, se va a caracterizar por la existencia de sibilancias y mayor presencia nocturna mientras que la ausencia del aire no suele ser continua. En el caso de los alérgicos no es el síntoma más predominante y, si apareciera, es a nivel faríngeo y cuando el paciente ha estado al aire libre. Remite tras pasar un rato en un espacio cerrado o con el uso de broncodilatadores.
Noticia Relacionada
¿Por qué hay más riesgo de sangrado nasal con sequedad ambiental?
Quien sufre al coronavirus tiene una tos seca intensa, muy característica, que se manifiesta entre el 60% y 80% de los casos confirmados. Además, no desaparece con medicación. La alergia se combate con antihistamínicos, no así la covid.
Otro síntoma que podrían compartir es el dolor de cabeza. Las personas alérgicas solo lo sufren cuando los problemas derivados de la reacción alérgica se complican con una sinusitis.
Además, el taponamiento y la mucosidad nasal transparente suelen ser típicos de quienes tienen una reacción hipersensible al polen; pero en el caso de infección por coronavirus la secreción nasal cambiará de color, es más oscuro porque hay infección. Además, la alergia es más localizable: ojos, nariz y garganta, que pica mientras que en la covid la garganta duele. El covid extiende por todo el cuerpo, y en especial por el sistema respiratorio y digestivo, el malestar.
Además, los síntomas propios de las alergias de primavera son intermitentes. Su aparición, gravedad y desaparición dependen de factores cambiantes como el estar, o no, al aire libre, más a primera y última hora del día, más si hay viento…
Los síntomas del coronavirus viajan desde la levedad a la gravedad y su duración se extiende generalmente de 7 a 25 días. Y no hay situaciones que lleven a una mejora repentina.
Por el momento, la actividad polínica se mantiene en una media moderada en Castilla y León e incluso baja en muchos puntos. El plantago; Rumex (acedera); qurcus (encina y roble); gramíneas, abedul; el plátano de sombra y la cupressaceae (ciprés y enebro) son los tipos polínicos que más presencia tienen actualmente y, sobre todo, las que están al alza.
Según datos de la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) las enfermedades alérgicas por pólenes afectan en España a más de ocho millones de personas (245.000 en Castilla y León) , siete de los cuales son alérgicos a gramíneas seguidos en orden decreciente por alergia al olivo, arizónica, plátano de sombra, salsola y parietaria. En Castilla y León los pólenes más frecuentes son los de gramíneas, olivo y arizónica.
Existe una relación directa entre algunos factores climatológicos del otoño e invierno como es el caso de las lluvias, temperatura y humedad y los recuentos de pólenes de gramíneas durante la primavera.
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.