

Sergio Castro González | Mención internacional por su tesis doctoral sobre prácticas comerciales agresivas
«Damos a aceptar todo en Internet y nos generamos muchos problemas»Secciones
Servicios
Destacamos
Sergio Castro González | Mención internacional por su tesis doctoral sobre prácticas comerciales agresivas
«Damos a aceptar todo en Internet y nos generamos muchos problemas»He aquí un joven de ley y de leyes. Sergio Castro González (Valladolid, 1992). Grado en Derecho por la Universidad de Valladolid, Máster de Acceso ... a la Abogacía, Máster de Derecho de la Empresa y Regulación del Mercado y doctor con una tesis sobre las prácticas comerciales agresivas como acto de competencia desleal, con la que ha obtenido sobresaliente 'cum laude' y mención internacional. Preside la Agrupación de la Abogacía Joven de Valladolid y desde los 23 años desarrolla su actividad profesional en el despacho Cantalapiedra Abogados. Su tesis doctoral, tras una estancia en Italia para redactarla, abre un campo de acción en la defensa de los consumidores y usuarios desde el punto de vista del Derecho Mercantil, del Civil, del Penal y del Digital.
–Es lógico preguntarse qué le llevó a investigar esta materia.
–Siempre me ha gustado mucho el Derecho Mercantil y las prácticas comerciales agresivas se enmarcan dentro de la competencia desleal. Además, las prácticas agresivas son un acto de competencia desleal especial.
–¿Cómo y cuánto de especial?
–Se dirigen por un lado frente a todos los sujetos que operan en el mercado: profesionales, empresas, consumidores...; y, por otro, tienen una regulación especial dentro de la propia ley de competencia desleal que se dirige exclusivamente frente a consumidores y usuarios.
–¿Qué se entiende por práctica comercial agresiva?
–Es una conducta que mediante acoso, coacción o influencia indebida es apta para mermar la libertad de elección del destinatario de manera que afecte o pueda afectar a su comportamiento económico. Es decir, mediante acoso, coacción o influencia indebida se pretende influir en el comportamiento económico del destinatario de esa práctica.
–Acoso, coacción... Expresiones que suenan muy contundentes.
–Por eso también las elegí ya que las prácticas comerciales agresivas tienen un aspecto, por su propia naturaleza, muy transversal. Lindan con el Derecho Civil, con el derecho Digital, incluso con el Derecho Penal. Son conductas ilícitas en muchos casos y la línea que las separa es muy delgada.
–¿Las llamadas telefónicas que recibimos en la sobremesa en casa entran en esto?
–Claramente.
–¿Por el acoso?
–Serían un acoso, sí. La persistencia, la naturaleza del momento, las ventas domiciliarias, que ahora se suelen hacer a personas mayores o vulnerables, los anuncios dirigidos a los niños para que convenzan a sus padres para contratar determinados bienes y servicios, etc...
–¿Ha de primar lo presencial o da lo mismo que sea también telefónico o digital?
–Puede ser de las dos formas: presencial o por medios telemáticos. De hecho, ahora el aumento del comercio electrónico ha propiciado también que muchas de estas prácticas comerciales agresivas se den en la web a través de patrones oscuros.
–Patrones oscuros...
–Por ejemplo, ahora que estamos hablando con el teléfono móvil sobre la mesa, uno puede decir: 'He visto unas botas rojas'. Y a raíz de eso, te metes en una aplicación y te bombardean con esa publicidad, botas rojas, o un viaje o cualquier otro producto.
–¿Cómo es posible eso?
–Pues porque cuando te has descargado la aplicación has cedido tu consentimiento a la política de privacidad. ¿Y nos están escuchando? ¡Claro que nos están escuchando! Pero porque tú has prestado el consentimiento para que traten tus datos personales.
Sergio Castro González
Mención internacional por su tesis doctoral sobre prácticas comerciales agresivas
–Pero muchos no somos conscientes de que hemos dado ese consentimiento...
–Porque normalmente no leemos la política de privacidad: damos a aceptar todo y ya está. Se llama patrones oscuros o publicidad personalizada. Te bombardean. Eso sería motivo de coacción.
–Luego estamos notablemente desprotegidos ante esto.
–Estamos protegidos.
–Pues ya dirá cómo con esos antecedentes que cuenta...
–La dificultad radica en la tutela de esta protección. El legislador español ha previsto dos formas para protegernos. La primera, la tutela privada, a través de una acción judicial. Y la segunda, la tutela pública a través de un procedimiento administrativo sancionador. ¿Cuál es el problema? Que la mayoría de las veces los productos son de escaso valor. Por ejemplo, unas playeras, o un servicio... Lo contratas pero si eres un perjudicado o víctima de prácticas agresivas no vas al juzgado porque para reclamar 100 euros tienes que coger abogado y procurador y no te compensa. Se desincentiva así la reclamación judicial.
–¡Pero el afectado tendrá cómo poder reclamar!
–Está luego la reclamación en vía administrativa para que le sancionen, pero hay dos problemas aquí. Uno, que los consumidores no saben de esta vía, porque es muy desconocida. Por ejemplo, en Castilla y León las competencias de protección en materia de consumidores y usuarios están transferidas a la Administración autonómica, la Junta, y las tiene la Consejería de Economía. Y, por otro, hay una descentralización horrible en esta materia, lo que da lugar a que pueda haber resoluciones diferentes para comportamientos que sean iguales.
–Sin embargo, la sensación del consumidor si no es de desprotección sí es de desamparo.
–El sistema que ha previsto el legislador, que es bueno porque es doble, no sería todo lo efectivo que debería. Por ejemplo, Italia tiene el mismo sistema, pero allí está todo centralizado. Hay una administración, que es la autoridad garante de la concurrencia y del mercado, que es la misma que aquí la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia. Al tener en Italia la competencia centralizada sí que persiguen estas prácticas comerciales, tanto las agresivas como las engañosas. Y hay allí muchas resoluciones que sancionan a empresas con multas grandes para desincentivar esas prácticas.
–¿Nos dan en esto lecciones los italianos?
–No es que nos den lecciones porque al final la regulación de las prácticas comerciales agresivas, como viene de Europa, es la misma, lo que pasa es que en Italia es más efectiva o se tutela mejor porque la autoridad está centralizada y protege mejor a los consumidores italianos que nuestro sistema.
Sergio castro González
Mención internacional por su tesis doctoral sobre prácticas comerciales agresivas
–¿El sistema italiano serviría de ejemplo en Europa?
–Claro que sí. La solución pasaría por una centralización, aunque esto suene impopular, de la defensa en materia de consumidores y usuarios. Y, por otro, informar aquí más a los consumidores de que tienen esta posibilidad de poner una reclamación ante la Consejería de Economía y que se inicie el procedimiento sancionador correspondiente.
–Su estancia en Italia para la tesis, ¿le cambió su visión sobre el sistema judicial español?
–Más que cambiarme la percepción, sí que me di cuenta de las ventajas e inconvenientes que tiene cada sistema. Además, Italia es un país de nuestro entorno jurídico y cultural, somos muy similares: idioma parecido, costumbres, tradiciones... E igual que antes le dije que el sistema administrativo sancionador de prácticas comerciales desleales es mejor en Italia, porque es más eficiente, el sistema judicial no tiene comparación con el nuestro. Si en España la Justicia es lenta, en Italia es otro mundo. Hay un término europeo que utilizan algunas multinacionales: el torpedo italiano.
–¡El torpedo italiano! ¿Qué es?
–Cuando quieren retrasar algo, lo meten en Italia para que dure unos cuantos años. Uno de los profesores y miembro de mi tribunal de tesis es un catedrático italiano que está en Roma, que además es abogado, y nos comentaba que en primera instancia allí en Roma tardaba un asunto de 3 a 4 años, fácil; en apelación, de 5 a 6 años. Aquí, en Valladolid, de media un procedimiento en primera instancia dura un año, más o menos; y en apelación, otro año. En Madrid dos años en primera instancia y de 2 a 3, en apelación.
–Desde octubre de 2020 preside usted la Agrupación de la Abogacía Joven de Valladolid.
–Es una sección dentro del propio Colegio de Abogados de Valladolid. Incluimos a todos los abogados menores de 40 años o que, siendo mayores de 40, tengan menos de cinco años de ejercicio profesional.
Sergio Castro González
Mención internacional por su tesis doctoral sobre prácticas comerciales agresivas
–¿Qué fin persiguen?
–Tres aspectos fundamentales. La formación, porque en una profesión tan cambiante como la nuestra estar al día, actualizado, es esencial. Luego, buscamos la integración, porque los que no somos abogados de segunda, tercera o cuarta generación familiar sí que encontramos una dificultad añadida cuando entramos en la Abogacía, por eso intentamos integrar a todo el mundo, que conozcan el Colegio, a otros compañeros y el entorno judicial. Y, en tercer lugar, la reivindicación. Estamos trabajando en un protocolo de pasantes, una figura que en la Abogacía es como la del becario, para que sean reconocidos derechos y no haya la típica gente que se aprovecha de mano de obra de abogados jóvenes.
–Pese a su juventud, ¿llevar tantos años trabajando ya le ha permitido comprobar ese dicho de 'Pleitos tengas y los ganes'?
–Sí, sí. A ver, eso es como todo, al final. Hay pleitos que tienen más posibilidades de éxito que otros. La verdad, y es lo que me han enseñado en mi despacho, abogo por una solución beneficiosa para las partes y que, en la medida de lo posible, podamos evitar la judicialización del conflicto.
–A ver si va a ser verdad ese otro dicho de 'Más vale un mal acuerdo que un buen pleito'.
–No necesariamente, pero yo, por mi forma de ser, prefiero sentarme con la otra parte, hablar para ver si podemos llegar a un punto intermedio, que no que sea una solución impuesta. Depende también del asunto que se trate, porque hay asuntos en los que las posiciones están tan alejadas que no queda otra que someter el conflicto a la decisión de un juez.
–Las series de abogados en televisión captan la atención de los espectadores pero, ¿muestran el mundo de la Abogacía como es en realidad?
–¡No, no, no! La última que estuvo de moda, 'Suits', es totalmente ficticia. Lo que conozco en ciudades pequeñas y medianas no se asemeja a eso ni de lejos.
–Esa realidad paralela televisiva, ¿le hace daño a su profesión?
–El cliente que viene a un despacho sabe de sobra que la Justicia no funciona como se ve en la televisión o en el cine que, al final, tratan de hacer algo entretenido. Sí, quizá, sea para los estudiantes de Derecho, de Periodismo o de la carrera que sea, que puedan tener una visión alterada que no se corresponde con la realidad, sobre todo cuando en su entorno familiar o de amistades sean primera generación de abogados.
–¿Usted no tuvo esa percepción?
–No, pero al entrar aquí vi como eran las cosas, que no eran como en las series de televisión, y he visto muchas porque soy un gran aficionado tanto a la televisión como al cine. Los abogados no vamos como en las series, siendo los mejores, los más guapos, los más listos ni en el último segundo aparece una prueba y se soluciona todo el caso.
–Y ahora que la inteligencia artificial parece que avanza al galope, ¿veremos aquello de que un buen abogado pueda ser suplantado por una máquina?
–No. Porque al final este es un trabajo que en pequeñas y medianas ciudades es más artesanal. El trato con el cliente es muy cercano, empatizas con él y eso una máquina no te lo va a poder dar nunca. La inteligencia artificial va a ser una herramienta que va a suponer una ayuda innegable, para nuestra profesión y para todas, sobre todo para el tratamiento de datos. Tenemos ahora mismo algunas herramientas que nos permiten incluso analizar en cada juzgado el número de sentencias estimatorias y desestimatorias; incluso hay algunas que permiten analizar el perfil del titular del juzgado. Pero, al final, siempre se va a necesitar el factor humano para interpretar esos datos. Eso no te lo va a poder dar una máquina.
–Una actividad formativa y profesional tan intensa como la suya, ¿le ha permitido ya en algún momento pararse a pensar qué quiere ser de mayor?
–Pues no. Soy lo que quiero ser y, al final, con sacrificio y esfuerzo se puede conseguir lo que uno quiera.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.