Toda una vida emprendiendo en la región a bordo «de un buen barco»

Cuando George Clooney fue galardonado con el Oscar como mejor actor de reparto por 'Syriana', aún no había sido entregado el de mejor director, aquel al que estaba nominado por 'Buenas noches y buena suerte'. Lo vio venir; supo que no iba a recibir ese otro galardón y lo recibió con algo de sorna, pero de buen agrado. Con evidentes diferencias, le pasó algo semejante a Gerardo Gutiérrez cuando supo que sería premiado por su trayectoria en los Premios Castilla y León Emprende. No hay un plan en su cabeza en el que aparezca la palabra 'retiro', si bien es verdad que tampoco el reconocimiento lo busca, sino que pretende enaltecer una figura importante para la comunidad, gracias a la generación de riqueza interior que proviene de proyectos participados por él desde hace años.

Nacido en México, aunque oriundo de Riaño, empezó a emprender hace más de tres décadas, en lo que sería Grupo Gadea Farmacéutica, una empresa «surgida de la inquietud que había mamado en casa» y de una oportunidad de exponer lo aprendido a lo largo de más de una década en laboratorios farmacéuticos españoles. «Tenía 37 años y, animado por el gen innovador que tiene mi familia, cometí aquella insensatez, porque al principio lo fue», narra. De esta forma lo razona: «Vender mi casa, cambiarla por equipos de laboratorio, meterte en un circo en el que hay que hacer malabarismos todos los días... Mucha gente lo vio así, aunque volvería a hacerlo, no porque me saliera bien, porque pudo no ser así, sino porque el mayor error es no intentarlo».

En su emprendimiento, aunque hable de insensatez, había un rumbo claro; no era un emprendedor novato, sino que partía de su conocimiento del mundo de la empresa y de la sólida formación química de que disponía. «Un buen barco», en sus propias palabras, algo que hace falta para «una travesía así». Habría zozobra, siempre pasa, que en algún momento la hay, pues «la aventura siempre tiene componentes de riesgo», pero «solo con la suerte no se va a ningún lado».

Después de varias décadas al frente de Gadea, en julio de 2015 la multinacional americana Albany Molecular Research Inc. adquirió la empresa, quedándose Gutiérrez como integrante del consejo de administración más de dos años, hasta que se produjo la venta de la empresa a un tercero. «Yo no tenía ningún planteamiento de venta, pero cuando la empresa americana se interesó por Gadea concurrían algunos factores que me animaron a dar el paso. Aun así, seguí vinculado, con total normalidad, haciendo lo mismo, trabajando once horas seis días a la semana. Cuando se produjo el cambio me quedé con un patrimonio importante. No tenía en mente otra idea que no fuera la de generar riqueza y por eso hoy participo en 15 compañías, la mayor parte, de Castilla y León, además de tener el 100% de Incosa», expone casi con carácter filántropo.

Amplia participación

Para Gerardo Gutiérrez, uno de los motivos de orgullo por el premio recibido es «que se acuerden de uno» cuando en los últimos años ha estado menos 'en casa'. Así entiende él la región y en su espíritu está ser castellano y leonés. «Es verdad que parte de mi actividad empresarial radica en Castilla y León, que estoy apoyando y contribuyendo a la región. Mi vinculación con esta comunidad no es casual; en ella he encontrado siempre gente fantástica, siempre me he sentido bien, siempre me han tratado bien y siempre he recibido ayuda cuando la he requerido. Si tuviera que arrancar de cero otro proyecto, lo haría aquí», afirma convencido.

No es algo romántico, es la firme creencia de que «en Castilla y León tenemos gente muy buena para trabajar, un marco positivo para que se desarrollen proyectos», un lugar donde hay «mucho que hacer por el desarrollo industrial del conjunto de España». Esta convicción en la potencialidad del tejido empresarial regional le llevó a apostar por un proyecto que «vivía momentos muy complicados» hace cuatro años, como era Incosa, convertida hoy en la mayor ingeniería de la comunidad, después de pasar una situación financiera muy delicada. «Participaba de manera minoritaria hasta que tomé la decisión de tratar de contribuir a sanearla financieramente y sacarla de la devaluación. Creía que la empresa adolecía de una estrategia muy precisa para desarrollar su propio crecimiento, y eso es lo que pretendemos inculcar dentro de la compañía», expone, convencido de que, por suerte (o, más bien, por trabajo) «lo peor ha pasado». Aquella apuesta «muy arriesgada» continúa siéndolo, aunque la insistencia y persistencia ha aparejado dicha mejora. Aunque pueda parecerlo, porque pareciera como si todo lo que toca Gutiérrez funciona, no hay más receta para el éxito que el trabajo o, como dice él, que tener «un buen barco».

A la hora de emprender, como de tantas cosas en la vida, «todos tenemos momentos en los que tomar decisiones, en los que dar un paso al frente o quedarnos donde estamos». Sin embargo, lejos de caer en lo vacío de recomendar emprender a ciegas, pase lo que pase, para el presidente de Incosa, «no se debe emprender cuando no estás preparado para ello». Continuando con su propio símil, hay que ser firme en la dirección del timón, pero no basta con cogerlo y agarrarlo fuerte; es importante persistir, pero hay que conocer el rumbo también, así como la dirección de la que parte uno. Gente con esta capacidad hay en Castilla y León, formada de tal modo que la formación se ha traducido en inquietud, en ideas distintas que puedan suscitar interés de terceros... también dentro del mundo de la propia empresa, como compañeros de viaje. Así, aunque al timón estén otros, el galardonado en los Premios Castilla y León Emprende 2022 en la categoría de 'Toda una vida' está, entre otros botes, en dos con los que coincidió este miércoles, Castilla Termal y Amadix, donde participa.

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