El éxito en el emprendimiento desde el prisma de José Luis Prada

A personas como José Luis Prada hay quien a veces se les tilda de locos por perseguir sus sueños. Tenía muchos, aunque por su grado de éxito pareciera que sus ensoñaciones siempre han sido solo despierto, como si no durmiera. De verbo ágil, pero rotundo, explicó en los Premios Castilla y León Emprende cuál es la receta de su éxito: una sin grandes inventivas. Todo lo que ha conseguido es porque creyó que podía hacerlo, algo tan simple y, a la vez, tan difícil. «Para que funcione, un proyecto requiere de sangre, de sudor, de trabajo y de esfuerzo; solo así se alcanza la satisfacción», dice, en estos tiempos que corren, en los que tanto se habla de una salida de eventuales problemas a través del emprendimiento. «Se habla mucho de ello, pero no se explica que para emprender hay que creer y hay que sentir. Si quieres emprender tienes que estar convencido de lo que vas a hacer y saber que vas a tener que sacrificarte mucho. Es un craso error creer que el éxito llega esperando, como por generación espontánea», agrega tan veloz que parece que las palabras salieran de su boca despeñadas.

Prada, como se le conoce, es tan hablador como realista, rasgo este que le viene de haber alcanzado una satisfacción importante en tantos proyectos emprendidos. Creyente del potencial existente en la comarca del Bierzo, constituyó la marca 'Prada a Tope', que es amplia en su catálogo y global en su clientela. De sus viñedos y parcelas salen vinos, aguardientes o vinagre, y hasta cinco tipos diferentes de conservas de primerísima calidad, comercializados en sitios tan diversos como Japón o Estados Unidos. En el municipio berciano de Arganza, rehabilitó una casona en ruinas, con más de dos siglos de historia, y la convirtió en lo que en la actualidad se conoce como el Palacio de Canedo, declarado Bien de Interés Cultural por la Junta de Castilla y León, y que cuenta, además, con un restaurante. Todo a pie de casa, en un marco que Prada siempre visualizó como es, bello, desde donde divulga, protege y defiende El Bierzo, también, con otras iniciativas como son la ruta enoturista y como la Fundación Prada a Tope.

«Yo lo que digo son realidades intocables, mi filosofía es clara, nítida, transparente, tiene siempre una dirección continua, inexcusable e irrebatible, porque esto es lo que llevo haciendo desde los 15 años», afirma prácticamente como si fuera un exabrupto alguien pionero en su tierra, con un sello particular y que mantiene el ideal de ser el mejor en lo suyo. Porque únicamente así se alcanza ese grado de satisfacción del que tanto habla. «A mí me dicen que todo lo que toco se convierte en oro, pero no se trata de eso; también hay cosas que no me funcionan y que me han servido para aprender. Lo que no puedes es amilanarte cuando algo no te sale, hay que ver eso que parece un tropiezo como una forma de aprender a saltar hacia adelante. Esos tropiezos se revierten con esfuerzo, no con la suerte. A mí la suerte siempre me cogió trabajando. Sin una base y sin constancia, el factor azar se queda en nada», apeló.

Riqueza en el entorno

José Luis Prada es un empresario con las ideas muy claras. Entre todas las cosas que aparecen diáfanas en su cabeza hay una que puede escaparse a todo aquel que conciba el emprendimiento como solo riqueza para sí. «El triunfo, grande o pequeño, es salir adelante rodeado de la tierra que pisas, porque el crecimiento nunca se da solo, siempre hay que pensar en el entorno», invita a considerar, sabedor de que las sinergias llevan más lejos que el egoísmo. La honradez ha de ondear como una bandera: «Hay que ser honesto en la oferta, ser serio, constante y persistir en el empeño. Hay que pensar en que el esfuerzo te otorgue la satisfacción; la viabilidad también, pero, sobre todo, que te llene. No todo en esta vida es el pragmatismo del dinero». No para uno, única y exclusivamente. Emprender también es generar riqueza para otros, como prueban los galardonados en estos Premios Castilla y León Emprende 2022.

De las ideas de los premiados se desprende la necesidad de disponer de una idea, si no nueva, porque «todo está inventado», afirma Prada, por lo menos sí novedosa en el lugar donde se radica. «A mí me dicen que soy innovador, pero yo lo único que no he hecho jamás es seguir las modas, porque si son modas es porque son pasajeras. Cuando uno hace el ejercicio de emprender, tiene que buscar, sobre todo, la diferenciación en lo que hace, ya sea por lo diferente del producto o por su dignidad, que a mí me parece indispensable», indica, entendiendo ese último vocablo como la calidad que ha buscado en cada uno de sus proyectos. Y es que, en los tiempos competitivos que corren, pretender ser emprendedor haciendo lo mismo que hacen otros, sin el esfuerzo propio y sin ofrecer garantías de calidad está abocado a fracasar. «El mercado es lo que demanda; lo necesario para enfrentarte a él es luchar por una idea que sea original y diferenciarla de todo lo demás. Para poder destacar no hay que ser necesariamente rupturista, basta con pequeñas cosas si uno quiere que el esfuerzo le otorgue ese grado de diferenciación. Lo más importante es tener interiorizado el producto, de tal manera que disfrutes de tu propio esfuerzo. Hay que darle forma a lo que haces, darle tu propio valor añadido e impregnarlo de tu filosofía», aseveró Prada al público, convencido gracias al modelo exitoso de 'Prada a Tope'.

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