Roberto García. CARLOS ESPESO

Las aguas que brindaron a Roberto García una próspera vuelta a casa

roberto garcía ·

Premio Relevancia Empresarial

Jesús Domínguez

Valladolid

Miércoles, 29 de junio 2022, 23:15

Hay en el mundo personas que osan contradecir al maestro; que, en contra de lo que dijo Sabina, vuelven a ese lugar en el que fueron felices. Roberto García ignoró la advertencia de que no debiera tratar de volver; tras ejercer como responsable de dos balnearios referentes en el panorama español como son los pontevedreses de A Toxa y Mondariz, volvió a Olmedo para emprender una aventura empresarial en el mismo sector, denominada Castilla Termal, y por el cual ha recibido el Premio Relevancia Empresarial en los galardones Castilla y León Emprende 2022. «Aunque lo reciba yo, es un premio para todo el equipo, para el trabajo conjunto de todos», destacó, enorgullecido, además, porque el reconocimiento «pondera el entorno rural» en el que se encuentra y premia una apuesta que, aunque arriesgada, hoy es segura.

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Actualmente Castilla Termal cuenta con más de 320 empleados, pese a las vicisitudes que entraña el hecho de estar radicados en el entorno rural. El desarrollo empresarial ha venido dado de la fe depositada en la potencialidad de lo que rodea a la firma allá donde va, en las distintas localizaciones donde se han asentado sus ideales una vez el hotel-balneario de Olmedo despegó. Estos parten de un concepto innovador del termalismo, orientado a un turismo de calidad que conjuga el bienestar de sus aguas termales y minero medicinales con la defensa del patrimonio, al que otorga una segunda vida.

Roberto García gestionó A Toxa o Mondariz antes de emprender una aventura en Olmedo, su casa

Así fue cómo comenzó todo: «Soy natural de Olmedo y el antiguo convento era propiedad de mi familia. Tuve acceso a él y, apoyándome en familiares, amigos y en capital de riesgo de Sodical, pudimos ponerlo en marcha. Me sirvió para aplicar los conocimientos adquiridos en otras empresas y salir de mi zona de confort. Nadie lo veía, pero la potencialidad era clara: hay un entorno de gran belleza, como es la de nuestra tierra, y por la cercanía con Madrid había una posibilidad de negocio muy clara, aunque al principio fue realmente complejo, porque no existía en la zona una cultura consolidada de este tipo de turismo y por la calidad que buscamos». Para ofrecer esta, para alcanzar los estándares autoexigidos de calidad, Castilla Termal aprovechó aquel antiguo convento y las aguas salinas del Manantial de Sancti Spiritus, aguas que existían bajo el edificio y que decía la leyenda que eran curativas. Roberto García y su equipo confirmaron la leyenda: lo son.

Expansión

Si algo caracteriza a Roberto García es la capacidad de detectar oportunidades de desarrollo. Si con su primer hotel-balneario favoreció de manera exitosa el entorno rural que le era más próximo, cuando dio sus primeros frutos decidió que debía reinvertir los beneficios para seguir fomentando dicho desenvolvimiento. De esta forma, Castilla Termal amplió sus horizontes, y lo hizo, primero, en El Burgo de Osma, donde se hizo con la antigua universidad Santa Catalina, «un edificio de estilo renacentista precioso». Posteriormente, pasó a gestionar primero, alquilar luego y más tarde comprar el balneario de Solares. Después llegaría el que es actualmente el buque insignia de la firma, el hotel de cinco estrellas en la localidad vallisoletana de Valbuena, el corazón de la Ribera de Duero.

Este edificio se ubica en el monasterio cisterciense del siglo XII mejor conservado de Europa, en la población de San Bernardo, y está rodeado de viñedos, de los que sale el Vino Converso, otro proyecto de la empresa, que aprovecha al máximo el entorno tan privilegiado en el que se encuentra, por ejemplo, a través del liderazgo de la huerta de Luis San José o del chef Miguel Ángel de la Cruz, que capitanea la cocina con su Estrella Michelin. Es la gran joya de su corona, una en la cual se expone la firme apuesta hecha por la sostenibilidad. «Es muy clara, primero, en lo econónico, ya que cualquier proyecto tiene que ser primero económicamente rentable y sostenible. Y la medioambiental es clara desde el principio; tenemos una línea sostenible en lo referente a energías renovables, en la eliminación de plásticos y la gestión de residuos, en cuanto a la creación de empleo en el entorno rural, en la economía circular que aplicamos, en la igualdad...», enumera el fundador y presidente.

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El hotel-balneario de Valbuena es el buque insignia actualmente de Castilla Termal

Este saber hacer se arraigará en La Alcarria, en Guadalajara, donde tienen un proyecto de rehabilitación de un Bien de Interés Cultural. «Es la parte quizás más bonita y satisfactoria, hacer lo que hemos hecho desde el principio, rehabilitar y dar una segunda vida a algo que antes podían ser unas ruinas. Este tipo de negocio es muy bonito y tiene un índice de satisfacción muy alto; disfrutas con ello. Para mí supone una dedicación y un esfuerzo, pero creo en ello y me satisface ese componente empresarial, ser consciente de que es bueno para todos. Seguir con esa pasión es importante para no pararnos donde estamos», agrega Roberto García con ambición, la que tuvo para tratar de convencer a todo el que pudo para que le acompañara en un viaje que se podría tildar de aventura, puesto que él mismo arriesgó. «Tenía un camino consolidado y con futuro. Salí de la zona de confort y me lancé al vacío. Cuando arrancamos, estaba cobrando el paro. Tenía otro tipo de inversiones, lo vendí todo y me metí en algo que sabía que podía funcionar, porque esta región tiene un gran potencial de desarrollo turístico de calidad. España se ha consolidado en sol y playa, pero estamos viendo que en el interior también hay un nicho que explotar». Uno que ha llevado a Castilla Termal a invertir 45 millones en Castilla y León desde su inicio.

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