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Empieza la segunda parte de la legislatura en Castilla y León. Ocho plenos hasta final de año, con congresos nacionales en el PP y en el PSOE y renovaciones pendientes aún en algunas provincias, un 2022 con olor a recuperación económica y, cuando acabe el ... curso político, rumbo a las elecciones de 2023. En política los tiempos vuelan como un agosto de vacaciones. Y eso se deja notar desde el primer momento en este reencuentro, cuando los partidos fijan sus posiciones iniciales. El PSOE lo dejó claro con la intervención de Luis Tudanca. Va a atacar la reforma sanitaria, flanco débil del tándem PP-Cs a juicio de los socialistas. «El primer día dijo usted, señor Mañueco, que mientras sea presidente no cerrará ningún consultorio rural, y la inmensa mayoría de ellos ya están cerrados, a ver si se entera». Y tiró del listado de las zonas en las que se han sucedido las movilizaciones: Sepúlveda, Béjar, Guardo, Sayago Aliste. Y la respuesta de Mañueco, seguida por una posterior de su vicepresidente, Francisco Igea, dejó entrever que aún habrá mucho que escuchar al respecto. «Los consultorios seguirán abiertos. Todos. Cuando pase lo peor de la pandemia. Y seguiremos trabajando para mejorar en infraestructuras, plantillas…», dijo el presidente de la Junta. «¿Con 1.300 facultativos en Atención Primaria va a cubrir semanalmente todos los consultorios?», preguntó Igea al PSOE, en una cuestión bumerán con riesgo de caerle encima a su presidente, visto lo dicho.
El PP, con este planteamiento del PSOE, va a jugar a la defensiva. Presumir de gestión, de la Sanidad «mejor valorada» de España. «Somos la comunidad autónoma con más médicos por habitante y hemos llegado al 20% en los recursos sanitarios en la Atención Primaria», dijo Mañueco. Las encuestas, que han mostrado hasta ahora una corriente favorable a la gestión pandémica autonómica, y muy desfavorable al Gobierno central, permiten al dúo de Gobierno PP-Cs utilizar esta táctica y eludir, de momento, las cuestiones más complejas, las que se refieren al Plan Aliste.
Cuando los de Mañueco puedan coger aire, el contragolpe no buscará a Luis Tudanca, al que sus compañeros condecoran cada Pleno, y ya van dos años, como el ganador de las elecciones autonómicas, sino a Pedro Sánchez. La paz para Mañueco la garantiza la tranquilidad de Pablo Casado, que aplaca sus ánimos de cambio interno cuando se desayuna una encuesta que le coloca como «presidenciable». Así que desde la Junta habrá munición abundante contra Sánchez. «¿Se va a sentar conmigo, señor Tudanca, para pedir al Gobierno medidas para crear más profesionales?». O esta otra. «El Ministerio de Transición Ecológica es verdad que parece tener una cierta animadversión a las personas de Castilla y León», a cuenta de una pregunta sobre el vaciado del embalse de Ricobayo por parte de Iberdrola.
A esto replica el PSOE con un triunvirato que esperan sea balsámico: «Sánchez-Europa-recuperación». Hay dinero, dicen, y habrá más, y todo lo que no sea colocar a Castilla y León a la vanguardia será un fracaso autonómico, solo achacable al PP y su socio, Cs. Argumentario favorable al presidente del Gobierno antes de que este culmine la reestructuración del partido que inició con las salidas de Ábalos, Calvo y Redondo del Gobierno. Le recordó Particia Gómez Urbán (PSOE) a Mañueco: «Dijo usted 'pondremos 162 millones cuando Sánchez ponga 332'. Sánchez ya los ha puesto, ¿dónde están los suyos?».
El resto de actores, de momento, esperan. Por Ávila y UPL saben que a PP y Ciudadanos les falta un voto para poder aprobar sus presupuestos del próximo año. Sus líneas, además, están marcadas por su ámbito territorial. Las de Vox son más peligrosas para los populares porque ya anuncian que intentarán invadir su terreno. La primera pregunta de Fátima Pinacho (Vox) sirvió para que la procuradora situara a su partido como «el único» defensor de los intereses de los agricultores y ganaderos y del medio rural. Los de Abascal quieren crecer y han concretado el espacio por el que quieren hacerlo.
A Podemos y a Ciudadanos les quedan dos años para reconstruirse. Ciudadanos, en la primera sesión, quedó reducido a un papel casi de observador y hoy llevará una proposición no de ley para pedir al Gobierno central -mismo contragolpe que el PP- un nuevo fondo covid no reembolsable. En Podemos, Pablo Fernández correrá el riesgo de estar en Madrid sin dejar de estar aquí, donde se espera que la alianza con IU a nivel autonómico fructifique y permita recuperar terreno.
El tercer curso de legislatura suele ser el de comenzar la recogida de lo proyectado en los dos primeros, ya en el inicio de una pendiente que desemboca en los siguientes comicios. Este, tras 18 meses de pandemia, será atípico, definido por una gestión de emergencia y unos fondos prometidos cuyos efectos habrá que juzgar con tiempo.
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