Secciones
Servicios
Destacamos
«Debo seguir mi camino. Como un hijo rebelde, habrá cosas que no te gustarán», le advirtió Alfonso Fernández Mañueco a Juan Vicente Herrera. Era mayo y estaban de mitin en Burgos. La semana pasada, el Gobierno que preside el primero culpaba al Ejecutivo del ... segundo, a la «herencia recibida», del sobregasto con que Castilla y León ha cerrado las cuentas de 2019. Un déficit que implicará ajustes en 2020. Lo hizo el vicepresidente y portavoz, Francisco Igea, de Cs, pero ningún integrante del PP terció cuando la exconsejera de Economía y Hacienda, Pilar del Olmo, replicó a quien transmite la opinión oficial de la Junta que tiempo ha tenido el nuevo Ejecutivo desde de julio para gestionar y poner coto al déficit.
Mientras responsables salientes definen como «poco honesto» que se utilice de escudo una gestión «avalada por indicadores de todo tipo, educativos, sociales, sanitarios, de empleo, culturales o agrarios», un dirigente próximo al equipo de Mañueco quita hierro y sitúa las declaraciones en el contexto «normal» de un relevo en la gestión con Gobierno que además «es de coalición».
Las críticas a la gestión económica se suman a las de la política de personal, que recayó los últimos años en José Antonio de Santiago-Juárez, vicepresidente y portavoz de la Junta y colaborador de la absoluta confianza de Juan Vicente Herrera. Desde esa preeminencia política, De Santiago-Juárez ha mantenido durante años un pulso con Alfonso Fernández Mañueco. Uno encaramado en la gestión de la Junta y el otro apoyado por la estructura y las baronías del partido, con discrepancias que salieron a la luz con las críticas a los ministros de Mariano Rajoy, la ordenación del territorio y las primarias autonómicas con los consejeros de Herrera apoyando casi en pleno a Antonio Silván. También en los reproches de Alfonso Fernández Mañueco en su etapa de alcalde de Salamanca y del PP charro al anterior consejero de Sanidad, Antonio Sáez Aguado, reconfirmado en su puesto por Juan Vicente Herrera en el fragor de esa polémica. Ese ten con ten soterrado vivió un nuevo episodio con De Santiago-Juárez ya en el Ayuntamiento de Valladolid defendiendo que se debe reconocer a la ciudad del Pisuerga como capital de Castilla y León. «Ese es un debate que se zanjó el siglo pasado», cortó Mañueco.
Juan Vicente Herrera y lo que quedaba de su último Gobierno (terminó con cinco consejeros al salir elegidas diputadas Alicia García y Milagros Marcos y concejales Pilar del Olmo y José Antonio de Santiago-Juárez) efectuaron un traspaso de carteras cimentado en un informe que recorría el momento de gestión consejería por consejería y el ofrecimiento de encuentros personales entre titulares salientes y entrantes. «Modélico, ya quisiera cualquiera esa disposición a colaborar. Lo que hace uno cuando gobierna es gestionar con las limitaciones que pueda haber y decidir a qué se dedica el presupuesto.Eso no es de hoy, así ha sido siempre. Gobernar es decidir, no echar la culpa al empedrado», remarca uno de los miembros de ese gabinete saliente.
Mañueco no solo 'hereda' gestión de Juan Vicente Herrera. Del equipo batido en retirada forman parte también de ese legado los consejeros actuales de Fomento y Medio Ambiente y de Economía y Hacienda. Juan Carlos Suárez-Quiñones y Carlos Fernández Carriedo han cruzado con éxito el puente de esa transición hacia el Ejecutivo de Alfonso Fernández Mañueco, que también fue consejero en los dos primeros gabinetes de Juan Vicente Herrera, secretario del PP durante los quince años que el burgalés estuvo al frente del partido y ha presidido el grupo popular de las Cortes sobre el que se ha apoyado el anterior gobierno desde 2017.
Todo eso sirve, en parte, para contextualizar la declaración en rebeldía de Fernández Mañueco y sus consejeros (también del PP) respecto a la herencia de 18 años de gobierno de Juan Vicente Herrera y que empezó a notarse en septiembre ya en las comparecencias de los consejeros de la Junta en las Cortes. Una lluvia fina que ganó intensidad en otoño.
Tanto Mañueco como el titular de la Consejería de la Presidencia, Ángel Ibáñez, marcaron distancias con el acuerdo firmado en la recta final de la campaña electoral para aplicar las 35 horas a la plantilla de la Junta y respecto a iniciativas para reformar esa plantilla, como el catálogo de puestos tipo, las relaciones de puestos de trabajo y el concurso abierto y permanente, reiteradamente anulados por los tribunales.
«Yo no estaba en el Gobierno en ese momento», respondió el actual presidente cuando se le preguntó en septiembre por qué no aplicaba el acuerdo de las 35 horas. «Desde que Herrera supo que se iba y Alfonso ganó las primarias, nada, nada nada se ha hecho, ya no sin que este (Fernández Mañueco) lo supiera, sino sin que dijera que se hacía», indica uno de los últimos consejeros del expresidente. Y ese nada empezó por el presupuesto autonómico de 2018, el que se ha vuelto a prorrogar ayer para empezar 2020. Esa negociación no fue solo entre la Junta y Cs. Se incorporó el grupo parlamentario, que presidía Mañueco desde que se puso al frente del PP de Castilla y León.
Una de las medidas que se aprobaron en la recta final de la legislatura pasada fue la regulación de la carrera profesional de los funcionarios, que implica un reconocimiento económico, en la nómina. Esa normativa llegó con un tope presupuestario de la Consejería de Economía y Hacienda de Pilar del Olmo que el grupo popular levantó en la tramitación de las Cortes. Esta por ver cómo se aplica.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.