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Es la incertidumbre del 'y si...'. Ese condicional que abre una realidad que parecía inmutable a cualquier incidencia capaz de volverlo todo del revés. ¿Y ... si Igea gana las primarias de Ciudadanos? ¿Y si Igea pierde? Y derivadas de esas dos preguntas, todas las demás, algunas comunes. ¿Qué ocurre entonces con la relación Igea-Fuentes? ¿Cambiarán las condiciones del pacto de Gobierno en la Junta? ¿Cabría una moción de censura? Quizá todo quede relegado a una carrera por pulsar el botón más rápido: oTudanca apretando el de la moción de censura de la mano de Ciudadanos o Mañueco pulsando el de la convocatoria electoral.El uno desactiva el otro y viceversa.
En público, calma.
El caso del pucherazo. La Fiscalía dio de plazo hasta el día 1 de marzo para que la empresa implicada informara de los resultados de los análisis de los servidores. En función de los datos, decidirá si enviar el caso al Juzgado de Instrucción para continuar con el procedimiento penal o si archiva la denuncia.
Gestora candidata. La papeleta de Inés Arrimadas incluye a 11 de los 16 miembros de la Gestora como parte de su candidatura al Comité Ejecutivo del partido.
Estatutos. Aunque Igea pierda las primarias, en la Asamblea General se debatirá la enmienda que pide cambiar el modelo de partido con una revisión completa de sus estatutos. Si los compromisarios la aprobaran, Inés Arrimadas se vería en un aprieto, puesto que ha advertido reiteradamente de que no presidirá Ciudadanos con el modelo propuesto por Igea.
Francisco Igea (Cs) ha comprometido que el pacto con el PP seguirá estable aunque en campaña recupere parte del discurso que recitaba antes del 26M, cuando parecía más cerca de apoyar al PSOE que a los populares en caso de necesidad. Alfonso Fernández Mañueco (PP) asegura que está tranquilo, que lo que ocurra en Ciudadanos no tiene por qué afectar a Castilla y León. Y el PSOE se mantiene a la espera, después de rebajar considerablemente el tono hacia Igea en los últimos meses y enfocarse únicamente en Mañueco en sus apariciones públicas.
Casi todos parten, además, de lo que marcan las quinielas. Igea no puede ganar a Arrimadas. Ese es el vaticinio inicial. Aun en ese caso, y dado que los críticos tendrán un cierto peso en el partido a la vista de los votos, se considera poco probable un escarnio público por parte de los oficialistas y las fuentes consultadas consideran que se optaría por mantener el 'status quo'. Que Igea conserve la Vicepresidencia, ejecute el programa de Ciudadanos acordado con el PP y se desgaste hasta que llegue 2023 y, con los comicios autonómicos, la ocasión de laminar a los críticos mediante la confección de las listas electorales.
Pero, ¿y si el resultado de Galicia, con la candidatura oficialista solo 16 votos por encima de la crítica, es solo un anticipo de la gran sorpresa electoral? ¿Y si Igea lo vuelve a hacer y se impone al aparato? Es ese interrogante el que lleva al PP a observar los acontecimientos con cierta inquietud confesada en privado.
El propio Francisco Igea ha reiterado que respetará el pacto con el PP, amparado por el argumento de que consiguió incluir en él una gran parte de su programa electoral. Y por el bando de Inés Arrimadas tampoco hay interés en romper con los azules, menos aún después de haber alcanzado un acuerdo preelectoral en el País Vasco y de haberlo intentado en Galicia. Y con las elecciones catalanas, aún sin fecha, en un horizonte cercano.
Fuentes populares admiten que hay una carta a su favor que convierte casi en inviable cualquier amotinamiento naranja contra el pacto de Gobierno: la posibilidad de convocar elecciones. Si Fernández Mañueco quiere, puede pulsar el botón rojo en cualquier momento, siempre y cuando no se haya registrado una moción de censura previamente, y eso cambiaría por completo las reglas del juego.
26 de febrero: elecciones primarias en Galicia. La candidata oficialista,Beatriz Pino, se alza con el triunfo con una participación del 56,41%.
29 de febrero y 1 de marzo: elección de compromisarios. Los militantes de cada provincia votan a aquellos que les representarán en la Asamblea General. Esta elección será mediante votación telemática el sábado y en urna el domingo.
7 y 8 de marzo: elecciones primarias para decidir quién preside el partido y el Comité Ejecutivo. Hay dos candidaturas, la de Inés Arrimadas (continuista) y la de Francisco Igea (crítica).
14 y 15 de marzo: Asamblea General de Ciudadanos. Asisten los 346 compromisarios elegidos en las provincias, más los 120 miembros del Consejo General saliente, los 16 de la Gestora y los 50 de la Ejecutiva.
5 de abril: elecciones autonómicas en País Vasco, donde Cs concurre junto al PP, y en Galicia, donde CS se presentará solo salvo cambio en la negociación.
Mayo-junio 2020: elecciones en Cataluña. Aún no hay fecha, pero por las declaraciones del presidente Quim Torra es un plazo probable. Ciudadanos parece abierto a reeditar el pacto preelectoral con el PP, pero dependerá de si Arrimadas o Igea lideran el partido.
2023: elecciones autonómicas en Castilla y León. Para cuando llegue ese momento, será clave cómo haya quedado conformado Cs como partido. Si persisten las tesis de Arrimadas, la cúpula de la formación tendrá mucho que decir en la confección de las listas electorales. Si vencen las ideas de Igea, la militancia tendrá un papel decisivo en esa labor.
Tanto el sector crítico de Igea como el continuista de Fuentes tendrían mucho que perder en ese caso, dado que las elecciones le llegarían a Ciudadanos con las heridas internas aún sin cicatrizar y con unos apoyos electorales que, según el barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, están aún bajo los efectos del desplome del 10N: un 6,5% de estimación de voto a enero de 2020. Y Luis Fuentes defiende una Presidencia en las Cortes y Francisco Igea una Vicepresidencia en la Junta, muy difíciles de revalidar en unos comicios en los que, además, habría que volver a crear listas, con la erosión para la imagen del partido que eso supone.
La opción de una moción de censura se antoja por tanto de difícil ejecución. Para no perder los derechos adquiridos como procuradores, no valdría con que unos cuantos 'naranjas' se aliasen con el PSOE, fueran proIgea o proFuentes. Tendría que ser el grupo entero el que uniera fuerzas con los socialistas para desbancar al PP y su cohesión interna, escasa, lo dificulta salvo mandato expreso de Madrid que no se contempla.
Los temores más terrenales, o con visos de ser más ciertos en el largo plazo, se refieren en realidad al carácter rebelde de Igea cuando tiene poco que perder. Cuando ya ha decidido dar el paso y oponerse a la designación de Silvia Clemente o lanzarse en pos del liderazgo que parecía predestinado para Arrimadas. «Hay que ver cómo encara el final de mandato», comentan fuentes cercanas al PP. Si se mantiene tranquilo cuando se acerque el momento de confeccionar las listas electorales y desde Madrid no cuenten ni con él ni con los suyos.
El PSOE puede aprovechar esa tendencia de Igea a guerrear. Si se le da todo en contra, su carrera política, en 2023, estará abocada a su fin, pero eso puede venir bien al PSOE si se producen situaciones como peticiones de comisiones de investigación, comparecencias, etc. Eso le convertiría en un incómodo compañero de viaje para los populares que, en todo caso, también tendrían un botón rojo: el que permite a Fernández Mañueco destituirle como consejero. Una maniobra arriesgada, en todo caso, pero apta para situaciones insostenibles.
Francisco Igea aseguró ayer en Málaga que si resulta elegido presidente de Ciudadanos pedirá que se incorporen a la ejecutiva «tanto el portavoz del Parlamento Europeo como nuestra portavoz en el Congreso, Inés Arrimadas». «Esa es la diferencia entre quienes creen en la integración, en la participación, que no todo debe depender de la voluntad de una única persona; y quienes creen que solo se puede jugar con su modelo y sus reglas».
El vicepresidente de la Junta de Castilla y León, que participó en un encuentro con afiliados y simpatizantes de su partido en Málaga, destacó que en las primarias del partido en Galicia celebradas el viernes «hubo, por primera vez, más voto crítico que voto de los que se llaman a sí mismos 'oficialistas'», lo que provoca «muchas esperanzas de que las cosas cambien», dijo en declaraciones recogidas por Europa Press.
Fuentes del sector crítico de Ciudadanos señalaron ayer que, a pesar de las reiteradas peticiones para que se les facilitara información relativa al proceso electoral, el partido no ha accedido a hacerlo. O al menos no la que esperaban. Solicitaron un censo de afiliados por provincia, por agrupación, los que estaban al corriente de pago o los que carecían de antigüedad para poder votar. Según las mismas fuentes, el proceso comenzó sin tener esa información disponible.
En el caso de las primarias en Galicia, el modo en que se ofreció la información resultó curioso.Primero se anunció en un comunicado breve que Beatriz Pino, candidata oficialista, era la ganadora «con una participación del 56,41%», sin más datos. Después se anunciaron los porcentajes, 47,2% contra 42,4%. Fernando Navarro, viceconsejero de Transparencia de laJunta y miembro del equipo de Igea, colgó en Twitter el acta a las 18:30 horas, cuando a las 19 estaba previsto el acto de presentación de la ganadora de las primarias junto a Inés Arrimadas. El resultado había sido de 156 votos para Pino y 140 para Jesús Morgade, aspirante de los críticos, con 330 votos en total (34 fueron a parar a los otros cuatro candidatos), sobre un censo con derecho a voto de 588 en toda Galicia.
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