Aunque aún es pronto para hablar de secuelas, los especialistas médicos de Valladolid ya tienen su propia experiencia –coincidente en general con la poca literatura científica al respecto– después de más de tres meses con pacientes muy graves infectados por coronavirus en los tres ... hospitales de Valladolid, aunque el de Medina –dependiente del Clínico– no lleva enfermos críticos. Estos centros asistenciales han dado, hasta ayer, 1.791 altas y se han enfrentado cada día a un virus muy poco conocido, con un comportamiento muy diferente al de otros presuntamente similares, sin tratamientos específicos ni claros y con una población afectada de forma grave, con mucha frecuencia de edad muy avanzada y con patologías previas.
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Pronto para hablar de secuelas, de lesiones incapacitantes de por vida –no se descartan pero se prevén y esperan escasas–; pero no lo es para repasar las complicaciones.
Coinciden los especialistas del Clínico y del Río Hortega en que en las primeras revisiones a las personas con alta hospitalaria de hace más de dos meses, ya se constata que hay pacientes que aún arrastran los daños del virus. Fundamentalmente respiratorios y un exagerado, un profundo y largo cansancio. Determinantes son los análisis y las pruebas radiológicas y de función pulmonar para conocer su estado. Fundamental un seguimiento a largo plazo previsto en ambos hospitales en consultas específicas.
Los doctores Carlos Dueñas, especialista en Medicina Interna y jefe de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del Clínico de Valladolid, y Félix del Campo Matías, jefe del servicio de Neumología del Río Hortega, analizan las primeras y claras complicaciones, toda una larga convalecencia, que ya son evidentes en algunos pacientes, en general que han sido graves, que suman los daños de pasar días incontables en una UCI (hasta tres meses) –secuelas que comparte con otras patologías– al profundo daño ocasionado por infección por SARS-CoV-2.
El doctor Dueñas, también portavoz del grupo de expertos clínicos creado como asesor para Sacyl en esta pandemia, apunta a que los primeros datos de cerca de trescientos pacientes ya permiten señalar –con la prudencia del prematuro momento de análisis– que «el 80% de los pacientes reciben el alta tras la primera visita de revisión sin más consecuencias; pero, el 20% restante, tiene afectación pulmonar; lo que no significa ni siquiera tener que tratarlos sino que no se han recuperado todavía y precisan de más tiempo... podrían tardar hasta un año en una rehabilitación total. Hay que hacer un seguimiento periódico de estos afectados».
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El doctor Del Campo no es partidario aún de establecer estadísticas pero comparte que «lo que estamos viendo es que el tiempo de recuperación de las neumonías es mucho más largo que el habitual, el causado por otros patógenos. Mientras una neumonía habitualmente se cura en un mes, como mucho en dos, en los casos covid es mucho más largo y a los tres meses todavía hay afectación. Por ello, hemos resuelto que, en vez de como se indicó inicialmente, realizar revisiones a las ocho semanas es adecuado retrasarlas a las doce; aunque depende de cada paciente y de sus circunstancias, claro». Este especialista en Neumología explica que, además, «parece habitual en pacientes ingresados que tengan resuelta la prueba radiológica pero sigan teniendo problemas funcionales; incluso, hay algunos no hospitalizados con una mala evolución. Les haces una placa de tórax y es normal pero aún hay daño pulmonar. Tenemos que dar más tiempo, hemos visto que hemos atendido precozmente en las revisiones, hay que esperar y ver la evolución». Además, «es muy variable, algunos pacientes han pasado por la UCI y luego han evolucionado muy bien, están estupendos, y otros sin necesidad de cuidados intensivos en cambio siguen con disnea (dificultad respiratoria) a largo plazo. Es, además, un grupo de enfermos muy heterogéneo. Me recuerda a lo que pasaba inicialmente con la tuberculosis».
El cansancio –«como si te hubieran dado una gran paliza», coinciden en describir los pacientes– es otro rasgo de esta infección incluso en casos leves o moderados. Una fatiga que se arrastra durante meses. Ambos especialistas constatan este agotamiento que asusta al parecer que va a ser crónico porque es muy largo, de meses en ocasiones; pero que acaba por vencerse.
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Los enfermos que han estado ingresados, cuando han tenido ventilación asistida, traqueotomía... suman, porque además muchas son estancias especialmente largas, problemas de infecciones bacterianas y fúngicas y otros derivados del estar encamados tanto tiempo como la atrofia muscular. «Te quedas sin músculos y necesitan mucha rehabilitación para los nervios periféricos, para recuperar masa muscular... pero esto se recupera», coinciden.
Las peores complicaciones son las citadas respiratorias y las embólicas y neurológicas. «Nos preocupan los trombos, los ictus... pero, por ahora, aunque hacemos revisiones incluso por indagar sin sospechas, buscando casos ocultos, o a nivel oftálmico, trombos en piernas... no hemos encontrado nada justificado por covid». Realmente, «hasta ahora, las complicaciones encontradas se dan en pocos pacientes y son menos de lo que esperábamos... pesadas en el tiempo, dilatadas, pero recuperables parece».
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El doctor Dueñas apunta a la asiduidad con la que los equipos médicos sí encuentran alteraciones analíticas. «Es relativamente frecuente, pero tampoco nos ha obligado a adoptar decisiones terapéuticas diferentes, solo a controlar... y esperar. Lo habitual está siendo que todo vaya finalmente bien; aunque hay que estar muy atentos por si surge un cambio».
En cuanto a casos graves de fibrosis pulmonar que pudieran finalmente derivar incluso en un trasplante de pulmón, ambos especialistas coinciden en que no es descartable pero no muy esperable. Consideran que si hay algún caso será muy poco frecuente, «no parece que vaya a ser algo importante numéricamente como secuela».
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De hecho, «lo examinado hasta ahora ha resultado más favorable de lo que pensábamos», añade el doctor Dueñas. El Clínico, según el repaso de los datos de este especialista, a fecha del 18 de junio, contabilizaba 700 pacientes para revisión y ya se han visto 275, el 40%, han tenido un seguimiento por enfermería y hay 230 que precisaron analítica y 188 fueron vistos en consulta médica; de ellos, hemos dados el alta a 137 y quedan 50 pendientes de más revisiones. Hay que repetir consulta a los seis meses», precisa. Explica que este servicio específico para atender pacientes que han pasado el coronavirus incluye internistas, neumólogos y otros especialistas.
Esta infección no solo deja complicaciones importantes respiratorias y neurológicas sino también afectación cardiológica, dermatológica, oftalmológica...
Las alteraciones del gusto y el olfato se han descrito tanto en pacientes graves como en otros con síntomas leves y es un daño que sugiere una clara sospecha de infección. Según diversos estudios, en torno al 70% de las personas contagiadas presentan anosmia o disgeusia. El virus provoca una fuerte inflamación que afecta al nervio del olfato y, según el daño ocasionado y si ha afectado o no a las cubiertas que lo protegen, tardará más o menos la recuperación del mismo, que puede ser larga. Las células basales son las encargadas de volver a formar las neuronas sensitivas olfatorias. El Clínico trabaja en la actualidad en un estudio sobre estas alteraciones.
El doctor Del Campo explica que, en el Río Hortega, desde el principio hubo un seguimiento conjunto de los enfermos entre Medicina Interna yNeumología y «hemos trabajado por procesos y así seguimos. Es fundamental porque además del trabajo de estas especialidades también se incluyen otras que pudieran estar afectadas como Endocrinología, Cardiología, la atención a la traqueotomía... y es fundamental también el papel y la coordinación con Atención Primaria. El proceso Covid incluye todo este sistema, además de un control de calidad y resultados, que incorpora las consultas y casos que llevan los médicos de Familia. Bien por teléfono, bien presencial, según cada paciente. Y ello, sin olvidar, que nos parece fundamental, la información al paciente porque la lentitud en la recuperación en algunos casos les genera mucha ansiedad y malestar; pero si saben que lo que les ocurre entra dentro de la casuística y el recorrido que pueden tener los tranquiliza y esto también es muy importante». Consideramos tres perfiles de enfermos: Los más simples, los que han tenido soporte respiratorio y los más graves y complejos de la UCI. Son tres grupos a manejar y cada paciente de forma personalizada. Pero no podemos hablar de secuelas crónicas. No al menos aún».
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