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El teniente general Pardo de Santayana, fotografiado para la entrevista. Rodrigo Jiménez
Ramón Pardo de Santayana | Teniente general retirado y vicepresidente ejecutivo de la ONG Harambee

«Si consigues convencer al 20% de que hay que hacer algo y se implican, cambias una sociedad»

«Acudes a quienes tienen, crees que te van a ayudar y solo te dan buenos consejos; ¡hombre, también podían sacar la billetera!», recuerda

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 20 de enero 2024, 10:21

He aquí un servidor público. Ramón Pardo de Santayana (Madrid, 1958). Durante su vida profesional, ha servido a su patria como militar de carrera, alcanzando el grado de teniente general del Ejército de Tierra. Desde que se retiró, se ha entregado a servir a la ... sociedad desde la vicepresidencia ejecutiva de la ONG Harambee, el proyecto internacional de solidaridad que promueve iniciativas en África y sobre África. Confía en el ser humano y en su capacidad solidaria. En plena pandemia, en la OperaciónBalmis fue el responsable del apoyo logístico del Ejército de Tierra y de la adquisición de materiales de protección para el conjunto de las Fuerzas Armadas. Por sus venas corre sangre vallisoletana ya que desciende de vallisoletanos de pura cepa, como su bisabuelo, Isidoro Coloma. Su padre y los hermanos de éste también vinieron al mundo en Valladolid. Recientemente ha estado en la capital del Pisuerga con motivo del concierto solidario que Fundación Schola organiza en apoyo a Harambee.

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–¿Que lleva a un teniente general a colaborar activamente en una ONG cuando deja el servicio activo en el Ejército?

–Muchísimos militares estamos metidos en ONGs. Muchísimos. En Bancos de Alimentos hay bastantes. Pasas a la reserva normalmente bien de salud. En mi caso fui a ver a un 'head hunter' amigo mío nada más pasar a la reserva y me hizo una serie de propuestas. Yo le dije que lo que quería era ser útil. Al final, otro amigo me hizo la propuesta de colaborar con Harambee... ¡y era lo que buscaba! Aportar a la sociedad. Siempre consideré que ayudaba, porque uno en el Ejército lo que hace es defensa de su patria, defiende hasta al que no quiere ser defendido.

–Optó por una ONG que se dedica a colaborar con la población africana. ¿Por qué?

–Podía haber elegido el mundo gitano porque tengo una ahijada gitana, pero elegí Harambee porque el amigo que me vino a pedir ayuda era el presidente de Harambee.

El teniente general y vicepresidente ejecutivo de Harambee, durante la entrebista. R. JIMÉNEZ

–El Papa recuerda cada dos por tres que el Mediterráneo es un gran cementerio de inmigrantes de África que tratan de llegar a Europa.

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–Nosotros en la ONG realmente trabajamos más con el desarrollo, en segunda línea, para que esos dramas humanos no lleguen a producirse. Harambee hace un esfuerzo para que la gente esté a gusto y se desarrolle. Consecuencia, no buscada directamente, es que la gente no intente emigrar a Europa. ¿Evitamos la patera? Por supuesto que sí; no es nuestra primera prioridad, porque la primera para nosotros es ayudar a desarrollar el país en el que actuamos, que ellos puedan contribuir personal y directamente a su propio desarrollo.

–¿Qué hace mal la sociedad desarrollada para que esos dramas humanitarios no dejen de existir? Porque esto no compete solo a los gobiernos, ¿no?

–No, no, no. Ya se sabe que las autoridades pueden ayudar y ayudan mucho y ponen un porcentaje del PIB. Pero eso no llega a todo. Cada uno hemos de contribuir. Nunca se conseguirá, porque es imposible, solucionar todos los problemas de la sociedad. Es imposible. ¡Confórmate con allí hasta donde tú llegas!

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«Animo a los jóvenes españoles a ingresar en las Fuerzas Armadas. Es una vida muy llena y muy plena»

Ramón Pardo de Santayana

Teniente general retirado y vicepresidente ejecutivo de la ONG Harambee

–¿Pero no se puede hacer más?

–La sociedad no hace más porque tenemos nuestros egoísmos, nuestras esquizofrenias, y decimos una cosa y hacemos otra. Porque a veces somos un poco fariseos y nos gusta decir, pero no lo pensamos. De la sociedad siempre hay un porcentaje con el que no podrás contar, porque no van a estar, porque son egoístas. En todo proyecto tienes cinco fases. Primero, tienes a la gente que podemos llamar precontemplativos; luego están los contemplativos; luego, los que ejecutan; luego, los que mantienen, y después viene la recaída.

–¿Quiénes son los precontemplativos?

–A esos no le pidas dinero, que no te van a dar nada ni van a ayudar, ni siquiera cariño.

–¿Los contemplativos?

–Son los que estarían dispuestos a ayudar. ¡Esos son objetivo!

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–¿Los que ejecutan y los que mantienen siempre colaboran?

–Con esos siempre puedes contar. Ayudan y el objetivo es que sigan ayudando.

–¿Y los de la recaída?

–Son los que están hartos, ya no quieren saber nada. Pero como ayudaron en su día, puede que en un futuro cercano puedan seguir colaborando.

–¿En qué porcentaje está cada uno de esos 5 tipos en la sociedad?

–Depende de la imagen que consigas defender y del corazón que ponga la gente. Pero los precontemplativos para una ONG son la gran mayoría de la población; más del 50%. Luego hay una gran cantidad de contemplativos, que estarían dispuestos, pero que no se terminan de animar. Los que ayudan quieren seguir ayudando generalmente.

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Ramón Pardo de Santayana, en la sede de Fundación Schola, donde se desarrolló la entrevista. RODRIGO JIMÉNEZ

–¿Cree que la sociedad aprendió algo de la terrible experiencia de la pandemia?

–En las Fuerzas Armadas, desde luego que aprendimos mucho. Sobre logística de emergencia imparto todos los años sesiones, conferencias y clases en el Instituto de Empresa y me ocupo de que esas enseñanzas no se olviden. Hacemos un esfuerzo algunos para que eso no se olvide. La experiencia dice que cada cien años hay una epidemia de este tipo y para dentro de 100 se habrá olvidado. Pero si hay un rebrote de algo, dejemos por escrito y grabadas las cosas.

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–A raíz del covid, se nos recalcó que había florecido la solidaridad en la sociedad.

–Y es verdad.

«Romper las reglas de la convivencia es peligrosísimo. Se pueden cambiar, pero no romper»

Ramón Pardo de Santayana

Teniente general retirado y vicepresidente ejecutivo de la ONG Harambee

–¿Pero no tiene la sensación de que pasada la epidemia nos hemos vuelto todos muy precontemplativos, utilizando esa clasificación que mencionaba?

–Hablando con los médicos te dicen exactamente lo que acaba usted de decir: 'Nos estuvisteis aplaudiendo y luego nos habéis olvidado'. Y tienen razón. Porque los médicos dijeron que necesitaban hospitales de determinadas características, líneas de investigación concretas... ¡y no se les ha hecho caso! Pero, gracias a Dios, en toda sociedad hay una parte con la que puedes contar. Has de enfocarte en los que te van a ayudar. De la sociedad solo tiran unos cuantos, siempre es así. Pero con un 20% de gente que consigas convencer de que hay que hacer algo pero, eso sí, implicados, cambias una sociedad. No hace falta más.

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–¿Ha comprobado ya si somos o no una sociedad solidaria?

–Me he llevado la gran alegría de descubrir que hay muchísima gente solidaria y son los que menos te lo esperas a veces. Te dices, «pero si este no tiene casi dinero y resulta que da» ¡Te entran ganas de aplaudirle! Sin embargo, hay otros a los que acudes porque tienen y crees que te van a ayudar un montón, pero solo te dan buenos consejos, que está bien, aunque, hombre, además de buenos consejos podían sacar la billetera. A veces, los que tienen dinero dan buenos consejos, pero se quedan un poco cortos.

–¿Cuánto hay que presuponer en una persona su grado de solidaridad? Porque en la escuela no se enseña a ser solidarios.

–Cada persona es diferente y tiene capacidades diferentes, pero cuando te das cuenta de que una persona no piensa solo en sí, es cuando está siendo solidaria. Alguno porque pone el corazón; otro porque pone dinero, que es lo que puede poner... Pero después de eso, de hacer algo, hay como un segundo escalón, la sinceridad. Porque hay gente que te ayuda por quedar bien y gente que te ayuda de verdad y con corazón.

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–¿Es la diferencia entre quedar bien y hacer el bien?

–Si. Y luego te das cuenta de que hay gente que no te está ayudando, por que tal vez pasa por un mal momento y carece de medios, pero te dice sinceramente 'voy a rezar por ustedes'. Y si lo hace, gran aplauso.

–De todo se aprende...

–La sociedad enseña mucho y en los centros educativos también se aprende a ser solidarios. En Harambee tenemos convenios con universidades, de manera que hay mujeres africanas que vienen aquí a completar y ampliar su formación superior porque en su país no disponen de laboratorios de calidad, por ejemplo. También tenemos acuerdos con colegios, de manera que con los programas que llevamos a cabo enseñamos a los alumnos la solidaridad continuada en el tiempo. Sí hay formas de enseñanza no reglada para que la gente vaya aprendiendo.

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«Seamos serios: ¿De verdad se cree que la mayoría de los catalanes quieren desgajarse de la patria común que han tenido y defendido?»

Ramón Pardo de Santayana

Teniente general retirado y vicepresidente ejecutivo de la ONG Harambee

–Antes todo esto encontraba un magisterio incomparable en la familia. ¿Se está perdiendo?

–Nosotros eso lo notamos muchísimo. Vamos a empezar un proyecto que se va a hacer porque quien lo organiza es padre de una niña que va a un colegio donde le hablan de solidaridad. Para nosotros la familia es muy importante. El reciente concierto de Navidad que hizo la Fundación Schola en favor de Harambee es un evento familiar. Podría haber más iniciativas, pero nos quedamos con el 20% otra vez.

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–Hay generaciones que crecieron con el dicho de 'Si quieres la paz, prepárate para la guerra'.

–El mundo cambió en 2017. Si uno lee los documentos estratégicos de EE UU antes de 2017, ve el mundo que usted ha descrito. Desde 2017 se habla de evolución negativa y se menciona por su nombre a Irán, en primer lugar, a China y a Rusia como actores estratégicos que hacen el mal y a los que hay que oponerse. Y si uno lee los últimos documentos estratégicos, se habla ya en 2020 de confrontación.

–¿Caminamos, pues, a más escenarios como Ucrania, Gaza...?

–Ucrania es resultado de ese cambio de orientación por parte de China y de Estados Unidos-OTAN-Europa. Caminamos a la confrontación. Si uno escucha las palabras de Biden respecto a Ucrania y las compara con las que en su día decía Obama, de su mismo partido, este hablaba de colaboración mientras que aquél habla con un lenguaje más belicista.

El vicepresidente ejecutivo de la ONG Harambee, durante la entrevista. RODRIGO JIMÉNEZ

–¿Un teniente general del Ejército, aunque esté retirado, cómo asiste a los acontecimientos políticos actuales de España?

–Como retirado que estoy, puedo hablar claramente. Para mí la Constitución es fundamental. Puede cambiarse la Constitución, pero mientras no se cambie, el texto que hay es el que hay que respetar. Romper las reglas de la convivencia es peligrosísimo. Las reglas de la convivencia se pueden cambiar, pero no romper. Es una irresponsabilidad romper las reglas de la convivencia.

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–El independentismo ha ido creciendo a medida que los gobiernos centrales del Estado fueron necesitando de los partidos nacionalistas catalanes. ¿De aquellos polvos, estos lodos?

–Sí. Ya en la Constitución actual hay dos semillas, la de la unión y la de la separación, como en casi todas las cosas de la vida. Tú puedes regar más una semilla o la otra y se ha regado bastante la semilla de la separación. Nuestra Constitución le da mucha importancia a la pluralidad. Aceptada esa situación, vamos a convivir las dos tendencias, la centrípeta y la centrífuga.

–Pero el independentismo está.

–Pero el independentismo que hay en Cataluña, por lo que hemos observado, no es radical. Es falso que Cataluña quiera la independencia: quieren unos pocos que, como tienen ahora fuerza para hablar, parece que quieren una independencia total. El catalán medio no la quiere. Seamos serios: ¿De verdad se cree que la mayoría de los catalanes quieren desgajarse del todo de la patria común que han tenido y han defendido? Nos engañan un poquito, ¿eh?.

–¿Animaría hoy a un joven a cursar la carrera militar?

–Por lo que sé, Su Alteza Real la Princesa de Asturias parece haber descubierto sino una vocación total, sí su vocación para ser luego jefa suprema de las Fuerzas Armadas, que es lo que le encomendará un día la Constitución. Hay gente que podría no estar pensándolo y, sin embargo, podría gustarle mucho la carrera militar. ¡Animo a los jóvenes a ingresar en las Fuerzas Armadas! Es una vida muy llena y muy plena.

–Retirado del Ejército, ¿se ha parado ya a pensar qué quiere ser de mayor?

–Mi madre decía que nunca quise ser otra cosa que militar. Me costó dejar el Ejército, pero en cuanto encontré Harambee, encantado. Nunca me planteé entrar en una ONG y ahora mismo no tengo otro planteamiento que la ONG.

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