Alfonso Fernández Mañueco, con los candidatos del PP a las alcaldías en 2019. Gabriel Villamil
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De congreso en Pucela

El escaño 82 ·

Génova quiere asentarse en direcciones lealesy ganar ascendencia en un ámbito autonómico en el que resiste Alfonso Fernández Mañueco.

Susana Escribano

Valladolid

Sábado, 6 de febrero 2021, 16:51

Abre el PP la temporada regional de congresos en Valladolid. Desde el Ayuntamiento de la capital, en localidad de contrabarrera, seguirá el proceso Óscar Puente. El regidor socialista disfruta de su segundo mandato en la casa consistorial. Eso lo dice todo sobre cómo están los populares de Valladolid.

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Pero no es el único indicador para evaluar la gestión de los últimos años. El PSOE les adelantó en las autonómicas de 2019. No rozaron el drama porque a Alfonso Fernández Mañueco le sonrió la fortuna cuando Albert Rivera elevó a los populares a la categoría de socios preferentes para los pactos autonómicos y el PP siguió gobernando en Castilla y León pese a perder las elecciones y pasar de 41 escaños a 29.

El partido recuperó terreno en las generales de noviembre de 2019 respecto a las de abril, pero se dejó en la gatera electoral uno de los tres escaños al Senado que tradicionalmente lograba en Valladolid. Se acabó el plazo fijo del tercer senador popular. Con las mayorías absolutas no sobran sillas con sueldos, pero sin ellas faltan.

«No llegamos a calar en la sociedad, es algo en lo que debemos trabajar». Conrado Íscar, candidato a presidir el PP de Valladolid, hacía este diagnóstico en las páginas de El Norte de Castilla. Lo dicen los resultados, pero la avería que ha gripado el motor de la apisonadora electoral que era el PP de Valladolid es más profunda.

Las pugnas desde 2017 en las primarias autonómicas, las provinciales, las nacionales y las prácticas sicilianas, faca al cinto, para conformar listas electorales en estos años han mutado al otrora granítico PP vallisoletano en una amalgama de grupos familiares que han tejido y destejido apoyos de ida y vuelta entre silvanistas o mañuequistas, casadistas o sorayistas, carneristas o borjistas, de Génova o de María de Molina (sede regional).

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Demasiadas 'sensibilidades' que sitúan a Conrado Íscar ante el riesgo de aspirar a formar una candidatura de unidad y quedarse en un estéril reparto de cuotas. Casado y Egea entienden que deben salir reforzados de este congreso provincial y de los ocho que irán detrás en Castilla y León.

Génova quiere asentarse en direcciones leales y ganar ascendencia en un ámbito autonómico en el que resiste Alfonso Fernández Mañueco. Este obvió que Valladolid es clave para gobernar la Junta. La dirección regional se permitió el lujo de disfrutar con el espectáculo de las escaramuzas internas y tratar en campaña la candidatura de Pilar del Olmo, una lista con superávit de exaltos cargos de la Junta y obligados del partido, como si la suerte que corriera la exconsejera de Hacienda no fuera la del resto del PP.

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Toda esa marejada convulsa se mueve bajo los lemas 'el PP eres tú' y 'por todo lo que nos une', con los que Conrado Íscar presentó sus avales para ponerse a los mandos del PP de Valladolid.

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