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Castilla y León se anotaba el mes pasado un hito histórico con la caída de la cifra de desempleados menores de 25 años por debajo ... de las 10.000 personas, algo que no había sucedido nunca. Sin embargo, esto no tiene por qué ser del todo una buena noticia. Los parados abandonan la lista del SEPE por diversos motivos, entre los que encontrar un puesto de trabajo solo es uno de ellos. También está el desinterés por apuntarse cuando no se tiene derecho a prestaciones, dada la baja tasa de intermediación del organismo. O el traslado a otra comunidad por haber encontrado empleo allí. Es necesario recurrir a la conjunción de factores para explicar cómo en los últimos diez años el número de desempleados jóvenes se ha dividido casi por tres, al pasar de los 26.263 de 2012 a los 9.918 de este año.
Castilla y León ocupa el cuarto lugar en la escala autonómica de saldo negativo, según el volumen sobre Contratación y movilidad geográfica de los trabajadores de España de 2021 elaborado por el SEPE. La comunidad presenta una tasa de movilidad de 10,34 puntos, que es la proporción de contratos que implican desplazamiento (entran y salen) sobre el total de contratos que afectan al territorio, incluidos los que permanecen. Castilla y León presenta un patrón de movilidad muy concentrado en la capital de España, que actúa como metrópoli. Madrid absorbe el 34,9% y el País Vasco el 12,1%.
Más de 28.000 contratos firmaron los jóvenes castellanos y leoneses en Madrid; casi 10.000 en el País Vasco; cerca de 8.000 en Andalucia;más de 5.200 en Cataluña; 4.200 en Galicia...
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La Matriz de movilidad de asalariados entre comunidades autónomas que elabora cada año la Agencia Tributaria repite un mismo patrón una y otra vez. En 2020, hicieron su declaración de la Renta en otras comunidades 9.043 jóvenes de entre 26 y 35 años que el año anterior la habían presentado en Castilla y León. En sentido contrario hubo 5.241 personas, con lo que la diferencia, 3.802, es el saldo de jóvenes perdidos.
Un año antes el resultado negativo fue de 2.976; en 2018 ascendió a 3.340; en 2017 fue de 3.065; en 2015 aumentó a 3.613 y así sucesivamente. En este cómputo no figuran quienes se desplazaron a las comunidades del País Vasco y Navarra (por su régimen fiscal propio).
La movilidad a Madrid ofrece valores más altos entre las mujeres (42,2%), escasa presencia de extranjeros y está focalizada en el sector servicios (85,2%). Destaca el peso de los profesionales técnicos, científicos e intelectuales, con casi un 20%. Los niveles formativos de quienes se van son medios y altos yel peso de universitarios es del 23,7%. La mano de obra que se dirige al País Vasco, se concentra, además de en el sector servicios, en las actividades industriales y su formación es más técnica, con cierto peso de la formación profesional, según explican desde el Observatorio de las Ocupaciones del Servicio Público de Empleo (SEPE).
Como ese goteo que a simple vista no parece grave pero termina por desbordar el recipiente, el goteo de pérdida de población joven amenaza en este caso con vaciar el recipiente de la comunidad. Observar el fenómeno con perspectiva obliga a leer dos veces las cifras. La comunidad contaba hace un decenio con 864.000 personas menores de 34 años y ahora tiene 698.500, es decir 165.500 menos.
de las 2.891.593 personas nacidas en la región viven actualmente fuera (979.700).
en diez años el número de desempleados jóvenes ha caído de 26.263 a 9.918
El grupo de los que están en el colegio (menores de 16) ha disminuido en 34.500 personas; el de los que están en el instituto (16-19 años) ha menguado en 2.000; el de los universitarios (20-24), en 19.800; y el colectivo de entre 25 y 34, el que inicia su carrera laboral, tiene hoy 109.200 personas menos que en 2011, una pérdida del 33%, según la EPA del cuarto trimestre de cada año.
La evolución del número de ocupados sigue una pauta parecida. La comunidad tiene 157.600 de 25 a 34 años cuando diez años atrás tenía 221.600, es decir 64.000 menos.
Dentro del colectivo de 16 a 29 años, los últimos datos de contratación ponen de manifiesto la tendencia: 218.465 de los contratos firmados en 2020 implicaban permanencia en la comunidad; 21.045 fueron para jóvenes que vinieron de otras regiones y 28.763 conllevaron la salida de trabajadores. Es decir, el saldo emisor fue negativo en 7.718 contratos. Eludieron la tendencia autonómica las provincias de Palencia (saldo positivo de 1.644), Segovia (236) y Valladolid (1.298).
El nivel de estudios es determinante en la situación laboral de la población: a mayor nivel de estudios la situación dentro del mercado de trabajo es más favorable y viceversa. Esta característica es más marcada entre los jóvenes que entre los adultos, de forma que el nivel de formación adquiere una mayor relevancia para los jóvenes.
En este sentido, los jóvenes con niveles de cualificación más altos presentan una tasa de empleo relativamente más alta y una tasa de paro más baja, mientras que con los jóvenes con apenas cualificación sucede lo contrario, con lo que son más vulnerables ante situaciones adversas. Estos jóvenes, explican desde el SEPE, «tienen mayores probabilidades de caer ensituaciones prolongadas de paro de larga duración y menores probabilidades de encontrar un empleo».
El 48% de los jóvenes parados de la comunidad tienen estudios primarios; el 18% completaron la ESO; el 8% tienen Bachillerato y el 14%, FP de grado medio o superior; mientras que el 12% restante son universitarios.
En volúmenes abundan también las contrataciones que requieren movilidad interautonómica para los trabajadores no cualificados (25.360 contratos con salida). Le siguen los de los empleados de la restauración y el comercio (14.413); los técnicos y profesionales científicos e intelectuales (12.640) y los técnicos y profesionales de apoyo (8.838).
El 91,5% de los titulados en Formación Profesional se quedan a trabajar en Castilla y León, el 22,6 % de ellos en el medio rural, según el último estudio sobre inserción laboral en este ciclo educativo. Todos los egresados de las familias Edificación y Obra Civil y Madera y Mueble han permanecido trabajando en la comunidad, mientras que los estudios con mayor proporción de alumnos que han podido empezar su vida laboral en Castilla y León son Servicios Socioculturales y a la Comunidad, Química y Fabricación Mecánica. El 15,3% enlazaron directamente las prácticas del ciclo formativo con un contrato laboral. El VI Plan General de Formación Profesional, llevado a cabo por la Consejería de Educación, promueve el atractivo y la relevancia de estos estudios para los jóvenes de la comunidad, en base a la calidad y la empleabilidad. En el actual curso académico, más de 44.000 estudiantes cursan FP en Castilla y León. El estudio desvela que el 85,6% de los estudiantes que terminan estos estudios acceden al mercado profesional antes de que pase un año desde su titulación. Más aún, en el caso de la Formación Dual, el 97,5 % de los alumnos encuentran trabajo antes de un año, un porcentaje que llega al 100% en la Dual ampliada.
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