Miriam Ayala: «No compensaba económicamente y no quería tener en vilo a la plantilla»

Llegó el mes de marzo con la pandemia y a esta joven empresaria y maestra en un colegio le pilló con la agenda cargada de eventos y fechas contratadas. «Tuve que cerrar de repente, como todo el mundo, pero en ese momento tenía la ludoteca llena de producto. Hubo que suspender toda la actividad infantil de la noche a la mañana», cuenta.

La situación se fue alargando y las facturas y pagos fijos seguían llegando. «En julio nos permitieron abrir con un tercio del aforo, dentro del que había que incluir a los empleados. No compensaba económicamente y no quería tener en vilo a la plantilla. He aguantado hasta septiembre a ver si la cosa mejoraba, pero no ha sido así. Ha sido una decisión difícil, porque este era un proyecto muy ilusionante, que empecé desde cero, pero es que no he tenido otra solución. No podía soportarlo económicamente», confiesa Miriam.

La maestra y empresaria concluye que «la norma sigue marcando distancia y mascarilla y reducción de aforos. Las familias tienen miedo y así es muy difícil mantener una ludoteca. Me quedo con los mensajes de ánimo y agradecimiento de todo el mundo. Esta pandemia está siendo durísima para muchas empresas, sobre todo para las familiares, que tenido que soportar este primer golpe con mucho esfuerzo. Si las restricciones continúan, las empresas seguirán cerrando. Yo no sé cual será la solución, pero es urgente buscar una».