La clave de lectura de la Alcaldía de Carnero

Bajará la inflamación de los fichajes, pero nunca serán agua pasada. La clave de lectura de las decisiones que tome Jesús Julio Carnero como alcalde de Valladolid será su voluntad de no dedicarse en exclusiva al Ayuntamiento y compatibilizar su responsabilidad como regidor de la primera ciudad en población de Castilla y León con un escaño en el Senado. Eso fue decisión suya. Carnero apalabró con Alfonso Fernández Mañueco en enero, cuando el presidente de la Junta y del PP regional le puso de cartel para la Alcaldía de Valladolid, que encabezaría la lista al Senado. Un por si acaso. Por si acaso no salía bien la 'operación consistorio', que finalmente sí cuajó, pero el ya alcalde decidió hacer efectivo el cobro del bono senador. Las cosas podrían haber ocurrido de otra manera, pero pasaron así.

Esa decisión implica un coste político que apoquinará Carnero a lo largo de todo su mandato, acierte o yerre como edil de Valladolid. La Piedra de Rosetta para interpretar la gestión que haga el popular desde la Alcaldía es esa, que quien está al frente del gobierno de la ciudad divide su tiempo entre el Ayuntamiento y el escaño de Madrid. De haber escogido la opción 'Pucela total', el paso que ha dado de rodearse de colaboradores de su confianza con los que ha trabajado en la Junta podría jugar la carta de que pretende reforzar un equipo, con él involucrado al 100%, para impulsar la gestión municipal. Como Jesús Julio Carnero eligió el paquete de la doble condición de alcalde y senador, la lectura que prima será que necesita fichar gente de fiar para tapar el roto de dedicación al escaño madrileño.

Ese desembarco de efectivos que el regidor considera de fiabilidad contrastada tiene una segunda lectura, que afecta a la confección que hicieron el partido y el candidato de la lista municipal. Abona la imagen de que quizás faltó cuidado en incorporar todos los perfiles necesarios para gestionar un Ayuntamiento de la envergadura de Valladolid y ahora hay que echar mano, fuera del grupo municipal, de fichajes que cubran ese flanco débil.

La mudanza al Ayuntamiento de los nuevos colaboradores de Carnero deja una tercera interpretación. El consejero Luis Miguel González Gago ha decidido no sustituirlos. Lanza así el mensaje de que eran prescindibles. Y eso apunta también a Carnero. Si no hace falta reemplazarles y sus funciones las asumen parte de los que quedan, ¿qué sentido tuvo nombrarles hace año y medio?

Y nada de lo que pasa en la zona de gobierno del Ayuntamiento de la capital puede entenderse sin la música de fondo que suena en el PP de Valladolid –presidido hoy por Conrado Íscar y ayer por Carnero– con un congreso en lontananza y familias varias ejercitando codos para abrirse camino.

El PP logró el 23 de julio un resultado notable en Castilla y León. Arrebató a Vox cinco de sus seis diputados. ¿Qué le faltó para ser sobresaliente? Hacerse con el escaño que los de Abascal conservaron en Valladolid. Eso dicen en las alturas.