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Al aquelarre de Yolanda Díaz y Ada Colau en Valencia, en terminología de PabloCasado (PP), le siguió el aquelarre del PSOE autonómico en Burgos y el anuncio del aquelarre popular para el 15 y 16 de enero a mayor gloria de Alfonso Fernández Mañueco, renacido ... líder tras su desencuentro inicial con Génova. Faltaba el aquelarre de Ciudadanos, que lo organizó este sábado bajo un epígrafe que buscaba reivindicar su capacidad de gestión, «Municipios liberales». Y con todos sus cargos públicos presentes. El fin de los aquelarres no políticos, es decir, de «las reuniones nocturnas de brujos o brujas», dice la Real Academia Española, era llevar a cabo «sus prácticas mágicas o supersticiosas».
Y de superstición hay mucho en tanto movimiento. O de prevención por lo que pueda venir.
Inés Arrimadas movió un ápice su posición inicial en Andalucía y de inmediato se interpretó que veía bien una posible coalición con el PP. «No dijo eso», insisten fuentes de Ciudadanos en Castilla y León. Y aseguran que, como matizaron la propia Arrimadas y el vicepresidente andaluz, Juan Marín, el objetivo de Ciudadanos es mantener su marca viva e independiente de otras siglas, particularmente del PP.Formación que, en todo caso, ya ha dejado claro que no busca una coalición, sino una absorción.
Los naranjas tratan de reactivar en Castilla y León un partido que perdió muchos apoyos cuando decidió optar por el pacto de Gobierno con el PP después de una campaña electoral en sentido contrario. En Andalucía, ahora que la formación celebra primarias, se ha actualizado el censo de militantes.De 6.500 hace tres años a 2.589 ahora. En Castilla y León, comentan miembros de Ciudadanos gráficamente, «no hay partido». O no se sabe cuánto queda. Ya no se trata de dirimir entre oficialismo y corriente crítica, sino de aunar los restos del naufragio para seguir en pie.
En vista de que Mañueco tiene en la mano la decisión de convocar o no elecciones, y con Por Ávila apretando a última hora en una incómoda negociación por los presupuestos, Ciudadanos ha apostado por reivindicarse. El ejemplo lo prestaba su coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, cuando escribía a colación del aumento de la dotación para el servicio de ambulancias en Castilla y León: «Las consejerías de Ciudadanos, comoEmpleo, Cultura o Sanidad, son las que marcan la diferencia».
Curiosamente, se olvidaba de Transparencia, Ordenación del Territorio y Acción Exterior. De Francisco Igea, vaya. Vicepresidente y portavoz, además.
Y es que el liderazgo nominal de Villarroel tiene una base inestable. Sigue los dictados de Inés Arrimadas, que a su vez empieza a perder pie ante el empuje de Juan Marín en Andalucía. Y si quiere ser candidata a la Junta y tratar de obtener un puesto de procuradora –las encuestas se lo ponen complicado salvo que se presente por Valladolid– tendría que competir en primarias por él. Unas primarias que, decía un dirigente naranja con sorna, «parece que ya han empezado». Villarroel encadena actos por las provincias después de meses enclaustrada en su feudo leonés, donde es concejala del Ayuntamiento de la capital y diputada provincial. Hoy estará en Burgos. Mañana y pasado, en Valladolid.
Con tan pocas opciones demoscópicas, queda poco que hacer para encontrar acomodo en la vida política autonómica. En Andalucía se han presentado once candidatos a las primarias de la formación. En Castilla y León se sabe, de entrada, que Francisco Igea quiere continuar. Algunos apuestan por «convertir» a naranja con carné a la independiente Verónica Casado y que vaya de número 1, un reclamo para recuperar la confianza de los votantes. David Castaño, portavoz en las Cortes, mantuvo el viernes un encuentro con jóvenes militantes de la formación en Salamanca y es otro aspirante a seguir. Luis Fuentes, presidente de las Cortes, ya quedó relegado cuando el partido impuso a Silvia Clemente, antes de las primarias entre ella e Igea, pero eran tiempos con más opciones en las urnas. Y aún quedan otros de los que poseen cargos orgánicos relevantes, como Miguel Ángel González (Acción Institucional), Marta Sanz (Comunicación) o Gema Gómez (Organización).
Formar las listas será complicado y la otra opción, el trasvase de aspirantes a las filas del PP, es algo que depende de los populares de aquí y de los de Génova. Esto es, de Teodoro García Egea, secretario general del PP, junto a cuyo despacho trabaja Fran Hervías, el ex secretario de Organización naranja. El que decidirá qué pasaportes naranjas se visan con el sello azul. El encargado de finiquitar la absorción.
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