Los siete procuradores presenciales de Ciudadanos dudaron entre derecha e izquierda al salir de la sala de usos múltiples de las Cortes. Fue la única duda. En los minutos anteriores solo se representó una certeza: lealtad al pacto de Gobierno con el PP en Castilla ... y León, «pase lo que pase» en otro sitio. «Nada de lo que ocurra fuera de aquí nos afecta», aseveró por dos veces Francisco Igea, escoltado por David Castaño, Miguel Ángel González, Marta Sanz, Luis Fuentes, Alba Bermejo y María Montero. Al lado, en una pantalla, por zoom, las caritas de Francisco Panizo, María Teresa Gago, Inmaculada Gómez y Blanca Negrete. Los once negaron que fueran a apoyar la moción del PSOE. En esa negación se incluía a José Ignacio Delgado, que se recupera de la covid-19 y que ya ha abandonado la UCI.
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La ratificación del acuerdo se produjo poco después de que Inés Arrimadas convocara la Ejecutiva Nacional del partido para el lunes. Aplazaba así, de momento, la visita institucional que había programado para ese mismo día, en la que pensaba hablar con el presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco (PP) y encontrarse con los suyos. Incluso tenía una oferta de cita por parte de Luis Tudanca, que se la hizo llegar mediante una alocución pública de su vicesecretaria de Organización, Ana Sánchez. «No nos podemos creer que traigan a Arrimadas a ratificar todos los pasos erróneos que Rivera dio en mayo. Queremos contarle la verdad de la deriva degradante de lo que están haciendo Mañueco e Igea», invitó Sánchez.
«¿Han recibido ya alguna llamada del PSOE?», preguntó Paco Alcántara, de RNE. «No», dijeron los que estaban en la sala. «No», movieron la cabeza los del zoom. José Ignacio Delgado, aún convalenciente, habló en el mismo sentido con sus retuits del día anterior a las intervenciones de David Castaño.
La respuesta de Ciudadanos en Castilla y León fue sorprendente por el contexto.
Uno. Arrimadas anuncia en Onda Cero que tiene plena confianza en los procuradores murcianos de Ciudadanos porque «han firmado todos» la moción de censura. Un par de horas más tarde, el presidente murciano, López Miras (PP), dice que ha convencido a tres de esos procuradores para que le respalden y echen abajo la moción que han firmado. Entre ellos, su vicepresidenta naranja, una pieza colocada por Rivera en su día y alejada del oficialismo de Arrimadas, que representaba quien la iba a sustituir, Ana Martínez Vidal. Esto tiene una deriva añadida. Si la decisión de presentar la moción se debió a las corruptelas de su socio con las vacunas, ahora esas corruptelas siguen sin el 'castigo' que buscaba Ciudadanos.
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Dos. Al mismo tiempo, la Comunidad de Madrid se encamina hacia elecciones y Ciudadanos se juega desaparecer del mapa electoral por la jugada de Isabel Díaz Ayuso. Las encuestas dudan de si habrá mayoría de PP más Vox o no, pero coinciden en que a Cs le espera la irrelevancia salvo giro imprevisto.
Tres. Por si esto fuera poco, queda la ofensiva de Teodoro García Egea, secretario general de los populares, hacia Ciudadanos, invitando a sus militantes y cargos a pasarse al lado azul.
Este contexto, todo junto, era para la socialista Ana Sánchez «una OPA humillante» para los naranjas. Y para el PSOE, claro, una oportunidad de hincar la cuña para quebrar el tándem PP-Cs en Castilla y León.
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Así que cuando Inés Arrimadas convoca a su Ejecutiva Nacional para el lunes, obviamente para tratar las directrices a seguir a partir de este momento, llegan los nervios en el bando azul del Gobierno regional. Y los 12 procuradores, con el conocimiento de la coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, deciden ofrecer una segunda rueda de prensa en 24 horas con idéntica escenografía: unión a pesar de todo lo que ocurra fuera de Castilla y León.
Para Igea, esto no es un exceso de lealtad hacia un PP que no corresponde con la misma intensidad. «Demostramos una lealtad a nuestro Gobierno, este no es el Gobierno del PP, sino el de la comunidad autónoma de Castilla y León. Somos leales a los ciudadanos de esta comunidad y a quienes servimos, y les prometimos que nada nos haría cambiar este acuerdo», zanjó.
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Para otros observadores, se trata de marcar una línea clara a Madrid. El fiasco de la moción de censura en Murcia y el batacazo no calculado en la comunidad de Madrid han dejado muy tocado al organigrama de Inés Arrimadas, a quien ya le pidieron la cabeza de algunos de sus principales colaboradores tras la debacle en Cataluña. La concatenación de desastres y el mal augurio electoral en Madrid han dejado a la líder de Ciudadanos en una posición de debilidad ante los suyos.
La rueda de prensa de los 12 de Ciudadanos cobra así un significado claro. Decida lo que decida la Ejecutiva Nacional del lunes, en Castilla y León no se admiten injerencias. «La imagen de nuestro partido va a depender de lo que hagamos, de cómo seamos capaces de resolver este momento de dificultad», advirtió Igea. Y añadió más. «Le pido a mi partido que tome las decisiones necesarias, desde su presidenta hasta abajo, para conseguir que este partido sea cada vez más grande y esté más unido y represente aquello para lo que miles de ciudadanos nos votaron. Esperamos que las decisiones que se tomen este lunes hagan honor a este llamamiento».
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Por si fuera poco, tras él se situaba Luis Fuentes, miembro de esa Ejecutiva Nacional, pero no la coordinadora autonómica, Gemma Villarroel, también miembro de la Ejecutiva, que sí conocía que se iba a celebrar este acto de apoyo al pacto de Gobierno. «Si las cosas están funcionando bien, nos hemos comprometido a desarrollar los cien puntos del programa, que es lo importante. No es el mismo caso de Murcia», insistió Villarroel, defendiendo su discurso del día anterior.
Lo ocurrido en Murcia y Madrid y el anuncio de la moción en Castilla y León ha provocado así un giro inesperado en un partido que caminaba fracturado. De pronto, igeísmo y oficialismo se han fusionado. Arrimadas, aún líder, se enfrenta a las críticas internas de quienes consideran que la gestión de Murcia y Madrid es un fracaso que debe tener consecuencias. Y Andalucía y Castilla y León -esta con más fuerza aún- muestran que los barones naranjas, que teóricamente no existen, también reclaman su espacio propio.
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La Mesa de las Cortes tratará el martes, día 16, la tramitación de la moción de censura presentada por los 35 procuradores del PSOE. Acto seguido deberá fijar una fecha para su debate y votación y en principio se barajaban los días 23 y 24 de marzo. Sin embargo, una visita del Rey Felipe VI a Castilla y León, programada para el día 23, puede hacer que se adelanten un poco más los tiempos. El debate se celebraría el día 22 y la votación de la moción de censura, el día 23 por la mañana, antes de la visita real. Eso deja aún menos margen a Luis Tudanca para negociar los apoyos que le permitan desbancar a Mañueco.
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