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Álvaro Bravo
Lunes, 19 de diciembre 2022
Las crónicas de sucesos generan un gran interés y preocupación por parte de los lectores y televidentes. Este fenómeno puede llevar a los ciudadanos españoles que siguen casos como el de Esther López a tener una percepción elevada de inseguridad ciudadana de lo que sucede en las calles de sus ciudades y pueblos. Una sensación que aumenta cuando las investigaciones policiales se enquistan sin avanzar, sin que los familiares vean sentados frente a un juez a los culpables ¿Pero cómo de peligrosa es España en relación con su entorno?¿Y Castilla y León? España se encuentra entre los lugares más seguros del mundo y con menos tipos de violencias. Castilla y León a su vez es la octava comunidad española con menos homicidios en los últimos datos registrados, con una gran diferencia respecto a las seis primeras en la lista.
Por cada muerte violenta en 2021 se ejecutaron 196 robos con intimidación
Por cada asesinato en 2021 se cometieron 1.820 hurtos
Por cada homicidio en 2021 se perpetraron
9 agresiones sexuales
En la fotografía panorámica, nuestro país está en los últimos puestos por número de muertes violentas entre los estados miembros de la Unión Europea según el barómetro de Eurostat. A nivel mundial, España ocupa el puesto 29 de 163 países en el ránking que establece Global Index Peace en 2022 con una tasa media de 0,6 muertes violentas por cada 100.000 habitantes. Otros países de nuestro entorno, como Francia, registran una tasa de 1,35 de homicidios por cada 100.000 habitantes: Alemania, de 0,75 o Italia con 0,46 asesinatos. Y se encuentra a años luz de Estados Unidos, que tiene una tasa de 6,52 muertes violentas, o Colombia, con 22,64 homicidios.
Todos los años los homicidios en España ocupan los lugares más bajos si se equiparan al resto de infracciones graves y menos graves. Por cada asesinato en 2021 se cometieron 1.820 hurtos en España (el delito más común), por cada muerte violenta se ejecutaron 196 robos con intimidación, se produjeron 351 lesiones en disputas o se perpetraron nueve agresiones sexuales. A efectos estadísticos, según el Insituto Nacional de Estadística (INE), el homicidio se define como la muerte intencional de una persona, incluyendo el asesinato y el infanticidio. Excluye la muerte por conducción peligrosa, el aborto y el suicidio asistido. También se deja de lado la tentativa de homicidio.
Los homicidios en España son registrados cada cuatrimestre y las definiciones legales varían menos entre países en comparación con otros tipos de crímenes. Un ejemplo ilustrativo de esta diferencia en la definición de delitos es que Suecia tiene cifras elevadas de violaciones porque en su legislación hay una descripción amplia de este delito y se registra cada agresión sexual a una misma víctima por separado. A diferencia de otros delitos, en los homicidios se contabiliza el número de víctimas, no el número de casos.
Las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado diferencian en los homicidios registrados entre los hechos conocidos y los hechos esclarecidos. La principal distinción que establecen es que los hechos conocidos corresponden a los que las autoridades tienen constancia del homicidio pero no han encontrado al responsable mientras que los hechos esclarecidos sí que tienen la certeza de su responsable. Existen varios supuestos que ofrece el Ministerio de Interior para resolver el caso como que el culpable fue detenido en el lugar de los hechos, por muerte, que se encuentre en paradero desconocido, por confesión verificada, por pruebas sólidas o que la investigación concluya que no se produjo el delito. Los 30 casos a los que se hacen referencia en el especial entrarían dentro de la categoría primera de hechos conocidos a los que la investigación no ha conseguido conocer la autoría.
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En España se cometieron un total de 279 homicidios conocidos en el último registro de 2021 del Sistema Estadístico de Criminalidad (SEC), perteneciente al Ministerio de Interior, y a su vez, fueron esclarecidos 261 homicidios por las autoridades. Esto supone que la Policía Nacional y la Guardia Civil han reconocido al 93% de los autores de los crímenes de sangre de los que se tiene constancia. Castilla y León, con 13 asesinatos, ocupa el lugar octavo en el gráfico con una amplia diferencia a las cuatro primeras comunidades donde se cometen más muertes violentas: Andalucía (55), Cataluña (54), Madrid (37) y Comunidad Valenciana (35). Las regiones con un menor índice de homicidios han sido Asturias (1), País Vasco (0) y Melilla (0). Así mismo, en Castilla y León han sido resueltos todos los crímenes de sangre del año 2021 mientras que en Andalucía en cinco de ellos no encontraron al culpable, cuatro en Galicia y tres en la Comunidad Valenciana. Las Fuerzas de Seguridad en Cataluña y la Rioja ofrecen una cifra mayor de datos esclarecidos que de hechos conocidos en 2021. A lo que el Ministerio del Interior responde que tienen en cuenta los casos aclarados el año del informe, pero que pueden corresponder a crímenes anteriores.
Las características históricas, demográficas, geográficas y sociales que sitúan a Andalucía, Madrid, Cataluña y Comunidad Valenciana en el podium en los balances de infracciones penales son diferentes a otras regiones del interior de España. Hay varias variables que determinan que los delitos crezcan en estas comunidades: una mayor población, el paro, la presencia del crímen organizado, brechas más altas de desigualdad social, una población más joven y mayores núcleos urbanos. Nacho Carretero, autor de Fariña, afirma en un reportaje que «el problema de Marbella con el crimen internacional organizado no tiene comparación en Europa como una suerte de Naciones Unidas para mafiosos» y sitúa a la provincia de Málaga en las páginas de la crónica negra con los habituales ajustes de cuentas entre clanes rivales ligados al narcotráfico. La Costa del Sol es difícil de equiparar con otros lugares de España por unas condiciones muy específicas que le hacen una región crítica, al igual que la Línea de la Concepción en Cádiz y el puerto de Algeciras, como una de las entradas de la droga en Europa.
Las clasificación de delitos que hace el ministerio dirigido por Grande-Marlaska abarcan desde el homicidio consumado, el intento de homicidio, al robo con violencia, pasando por las agresiones sexuales, los secuestros, el tráfico de drogas y el hurto. Para establecer comparaciones hay que ser muy cuidadosos, el espejo en el que Castilla y León puede mirarse es la otra Castilla. Otra región de la España interior con una población similar es Castilla-La Mancha, con un envejecimiento de sus ciudadanos, una importancia del medio rural y con una economía donde la agricultura y la ganadería tienen un gran peso. Ambas comunidades tuvieron en el último registro cifras similares de delitos de sangre: 13 asesinatos (Castilla y León) y 10 asesinatos (Castilla-La Mancha). En cuanto al total de infracciones penales que registra el Ministerio de Interior son similares en ambas, donde en la primera suceden 74.008 infracciones penales, en un octavo lugar de la lista, mientras que en la segunda 67.412, en un puesto noveno.
Una cifra de crímenes de las de las cuatro primeras comunidades multiplican hasta por cinco las estadísticas castellano y leonesas: Cataluña (390.356), Madrid (345.987), Andalucía (314.894) y Comunidad Valenciana (225.337). En lugares como Barcelona y Madrid ha crecido la percepción de la inseguridad ciudadana ligada al incremento de los hurtos en el centro de estas ciudades, especialmente con la vuelta del turismo a la normalidad tras el fin del Estado de Alarma. En Castilla y León estos datos concuerdan con los procedimientos que llegan a los juzgados. Según la última memoria de la Fiscalía, donde un 30% de las infracciones penales tenían que ver con delitos contra el patrimonio, un 17% de lesiones y un 2% contra la libertad sexual.
En cambio, en la parte más baja de la lista de las infracciones penales cometidas por comunidades aparecen Cantabria, La Rioja, Ceuta y Melilla. Es curioso que al acudir a datos del INE sobre el número de homicidios por cada 100.000 habitantes la ganadora absoluta es la Ciudad Autónoma de Ceuta (84.829) con un ratio de 2,4 asesinatos, seguida de la Rioja, con 1, mientras que Castilla y León se encuentra en la media de 0,6, como en Madrid. El caso de la ciudad norteafricana es paradójico a lo esperable de un lugar con menor población, pero una explicación puede deberse a que en estos últimos años, tal como recogen medios locales, las guerras entre organizaciones criminales y bandas tiñen las calles de rojo.
En las Navidades pasadas en Valladolid, un hombre de 23 de años fue detenido mientras trabajaba como portero en la discoteca ubicada en la calle Paraíso por la violación de una joven de 21 años que había salido a ese mismo local. Esta es una de las 64 agresiones sexuales perpetradas en Castilla y León y que supone un crecimiento del 48% desde 2020 donde se produjeron 43, un año marcado por el cierre del ocio nocturno. En este gráfico histórico puede apreciarse que la tendencia de este tipo de delitos contra la libertad sexual de las mujeres es mayor en esta comunidad en varios trimestres que la media española.
En los últimos diez años en Castilla y León han ocurrido 47 asesinatos, una cifra menor a los 55 homicidios en Andalucía en los últimos doce meses. 2020 es considerado como un año negro para los castellanos y leoneses por acumular siete muertes violentas. Detrás de las frías estadísticas hay una persona detrás con su historia y seres queridos que la añoran. Uno de los asesinatos que más conmocionó a la opinión pública fue el de un bebé recién nacido al que sus padres lanzaron al río Carrión en la localidad de Husillos (Palencia) en el mes de febrero. El informe forense desveló que la niña había nacido viva y en perfecto estado y que fue arrojada al río dentro de una bolsa de viaje. Unos días antes, un joven de 27 años, conocido como 'El Chispi', fue asesinado a tiros a plena luz del día en Salamanca mientras paseaba con su hija en brazos en el límite del barrio de San José. Otro crimen catalogado como violencia machista fue el asesinato con arma blanca de la joven de 37 años Alina García por su expareja de 42 en la localidad segoviana de la Granja. Después del peor año para Castilla y León en relación a los homicidios de la década, los dos años con una cifra más baja de asesinatos fueron 2016 sin ninguno y 2019 con el saldo de uno.
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