Cheque bebé

Ese cheque bebé, rebautizado como Bono Nacimiento, cumple el objetivo de apoyo a la familias, pero los expertos en demografía ponen en duda su efectividad para fomentar los natalicios. No es una medida nueva. Juan Vicente Herrera la implantó en 2001, nada más llegar a la Junta, y José Luis Rodríguez Zapatero en 2007. Hubo un corto periodo de tiempo, hasta que la madre de todas las crisis sepultó esos cheques bebé, que en Castilla y León se percibieron los dos. Esa experiencia confirmó que una pareja o una mujer que quiera ser madre en solitario no deciden dar el paso animadas por ese pago, que por otro lado agradece quien lo cobra.

Lo determinante para aventurarse en el proceloso mundo de la paternidad, y sobre todo en el de la maternidad, es la seguridad económica de un trabajo estable y bien pagado, además de una vivienda asequible. Y una vez logrado esto, que haya unos servicios públicos de conciliación con potencia suficiente como para garantizar que el cuidado de un hijo no va a lastrar la trayectoria laboral, sobre todo, de quien lo ha parido. «El patrón de muy baja fecundidad que caracteriza a la sociedad española contemporánea está estrechamente ligado al retraso de la emancipación económica y residencial», recoge un informe de 2019 en el que expertos de la Fundación Fedea analizaban cómo mejorar la natalidad en España.

Lo que exponen para el conjunto de la nación vale para Castilla y León con un punto de agravamiento. Nuestros jóvenes no montan su primera casa hasta los 30 años, seis más tarde que los franceses y casi doce después que los suecos. Y si lo hacen con una nómina que les obliga a depender de los 'túper' de la casa familiar para llegar a fin de mes (algo que es más común de lo que pensamos) ni se plantean traer al mundo a un niño que, según ese informe de Fedea, supondrá un esfuerzo de al menos 480 euros mensuales. El dato es de 2019. Hay que corregirlo al alza con la inflación.

En ese contexto se aplicará el cheque bebé de Castilla y León, con cuantías de 1.500 euros por el primer hijo (2.000 por el segundo y 2.500 por el tercero) para hogares con menos de 40.000 euros de renta anual, que decrecen para familias con ingresos superiores hasta tocar suelo de los 500 euros que recibirán quienes superen los 60.000 euros por la llegada del primogénito. Un dinero que es obligado gastar en productos de crianza, comprados en comercios de la comunidad.

El anuncio oficial reunía alicientes sobrados para el lucimiento del presentador, por eso recayó en Fernández Mañueco y pasó a un segundo plano la consejera de Familia (PP), que gestionará el Bono Nacimiento. Pero los imponderables de la política se multiplican y una jueza de Salamanca tuvo a bien nublar esa mañana de anuncio poderoso fallando en contra del PP, en amparo de 13 afiliados, por la estrategia de demora del congreso provincial para mantener al timón a una dirección que afronta una instrucción judicial por posible financiación ilegal en las primarias de 2017 que ganó Fernández Mañueco. El presidente tuvo que despejar luego balones sobre la gestión con Vox: el protocolo antiabortista, la no contratación de agentes de igualdad, Villalar o la situación en que queda la mediación laboral para resolver conflictos entre trabajadores y empresas con la asfixia del Serla.

No había terminado Mañueco de presentar el nuevo cheque bebé y sus socios ya estaban escriturando a su nombre la ayuda. «Gracias a Vox, Castilla y León aprueba un Bono Nacimiento de hasta 2.500 euros por hijo», difundieron en redes sociales. «Ni bajar la cabeza ni pedir permiso», publicó Abascal sobre el cheque bebé. Por épica, que no quede.