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El presidente de la Junta, Alfonso Fernández Mañueco, saluda a los sanitarios, con la consejera Verónica Casado en segundo término. RICARDO MUÑOZ
Castilla y León

El PP celebra la absorción de Ciudadanos pero Mañueco promete fidelidad a su socio

El presidente de la Junta aleja la posibilidad de un adelanto electoral que dejaría a cero a los naranjas si repitieran el batacazo madrileño

Antonio G. Encinas

Valladolid

Jueves, 6 de mayo 2021, 06:52

Cuando Isabel Díaz Ayuso sea reinvestida presidenta de Madrid se producirá una imagen con una gran carga simbólica. Tomará posesión de su escaño Marta Marbán, ex de Ciudadanos, ex número 2 de la candidatura de Francisco Igea en las primarias de Ciudadanos y, desde ... este martes, procuradora número 43 del Partido Popular en la Asamblea madrileña. A su alrededor, el hemiciclo lucirá un color menos: el naranja. «Hace apenas un año que iniciamos una nueva etapa, que celebramos el congreso del partido, y ahora es el momento de relanzar el centro liberal en España, ese espacio imprescindible», pregonaba Arrimadas en ese Comité Permanente recientemente ampliado en el que Castilla y León, que aún cogobierna, no tiene ni un solo representante. Premió por su fidelidad al derrotado Edmundo Bal con una Vicesecretaría y prometió una gira por todas las autonomías y una «convención política» en julio. Tres horas más tarde tomaba la palabra un grupo denominado 'Renovadores Cs' que pide, sin éxito dado lo exiguo del bando opositor a la líder, un nuevo congreso extraordinario que reoriente el futuro de Cs.

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En el PP se barruntaban que lo del martes iba para resultado histórico y concertaron una reunión de la Ejecutiva nacional del partido para ayer, día de resaca postelectoral. Un órgano con 90 personas en el que figuran barones territoriales como Alfonso Fernández Mañueco y Juanma Moreno Bonilla. Para cuando habló Isabel Díaz Ayuso, el presidente de la Junta ya había anunciado que el toque de queda y el cierre perimetral decaen el día 9 de mayo. Y habrá que ver si hoy, cuando Francisco Igea (Cs), su vicepresidente y portavoz, entre en escena tras una jornada «de reflexión», el Gobierno autonómico mantiene la misma idea. La ex ciudadana María Montero, procuradora no adscrita en las Cortes regionales, reaccionó con rapidez al anuncio. «¿Tendrán algo que ver los resultados de ayer en las elecciones de Madrid?».

Porque la influencia de los resultados madrileños es indiscutible. Por ejemplo. Juanma Moreno y Alfonso Fernández Mañueco son los dos barones del PP que aún gobiernan con Cs. Aún. Porque desde el martes por la noche, los cálculos electorales se multiplican. Todo el voto perdido por Ciudadanos –500.000 de los 630.000 de 2019– se fue al PP íntegramente, podría decirse, además de un buen trozo del pastel del PSOE. Los naranjas perdieron el 79,5% de los apoyos recibidos hace 23 meses. Si semejante debacle se produjera en Castilla y León, con los votos de 2019 en cada provincia, e independientemente de quién saliera más beneficiado, Ciudadanos desaparecería de las Cortes. De 12 procuradores a cero. En Andalucía, Moreno Bonilla lanzó un salvavidas a su socio: Andalucía no es Madrid, son situaciones diferentes. Fernández Mañueco insistió en lo mismo, como hizo la noche electoral Francisco Vázquez, su secretario regional: «No habrá adelanto electoral».

Pero no lo decidirán ellos.

«Creo, presidente, que se abre un escenario para nosotros muy prometedor», le dijo Díaz Ayuso a Pablo Casado, que trata de no salir demasiado esquinado en la foto triunfadora. «No queríamos elecciones, tú el primero, por responsabilidad, sabías al principio que costaba», le espetó con cierto suspense, para concluir con un «aunque me apoyaste». Y otro aviso. «Si esto lleva a que España se active de nuevo y nos espere en la Moncloa pronto, habrá servido».

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Reunificación de la derecha

Ovación cerrada de Pablo Casado y Teodoro García Egea, ocupando ambos el mismo plano. «Ha habido una clara unificación de siglas en el centro-derecha», dijo Casado.

Y ese es el objetivo final. Reunificación del espectro. Adiós, Ciudadanos. Quédese ahí, Vox, ni un paso más.

Mañueco, que tiene en lontananza los congresos provinciales y el regional, aboga por mantener el Gobierno con Ciudadanos hasta 2023. En el primer día post-Ayusazo, sin embargo, pasó por Ávila para promocionar esa unidad de radioterapia que ya exhibió a modo de bandera blanca antes de la moción de censura para buscar la complicidad de Por Ávila. Necesita un apoyo estable que los abulenses, ex populares, parecen no tener tan claro. La minoría parlamentaria aumentará la presión en las comisiones de investigación en las Cortes y la gobernabilidad depende que ningún procurador se distraiga al votar, como se demostró en el últimoPleno. En esta tesitura, unas elecciones anticipadas son menos descartables de lo que parece. De hecho, en el PSOE lo ven así. Por eso Ana Sánchez, vicesecretaria de Organización socialista, ya se ha reunido con secretarios provinciales y con secretarios de organización. «Estamos preparados», dijo el lunes. «Mañueco dice que no habrá elecciones anticipadas y eso quiere decir automáticamente que sí». Y apostó dos más. Una, «no depende de él, sino de las circunstancias que se vayan dando». Y dos: «Nos parece que sería preferible una vez que salgamos de la pandemia, pero con Mañueco e Igea nunca se sabe».

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En Ciudadanos prefieren no pensarlo siquiera. «No tenemos por qué no confiar en su palabra, si falla tendrá que explicarlo él. Nos comprometimos a una legislatura estable y sólida», aseveraba Gemma Villarroel, coordinadora autonómica de Ciudadanos. «Mañueco ha dicho que no y nosotros decimos lo mismo que en la moción, tenemos un acuerdo programático», insistió.

Consideran los naranjas que han «comunicado mal» sus logros, sus gestiones en los diferentes gobiernos de los que forman parte. Y, repitieron Edmundo Bal, Inés Arrimadas o Gemma Villarroel, que cuentan con el apoyo «de muchas personas conscientes de la necesidad de un partido como Ciudadanos en medio de la polarización». Un partido que ha perdido 30 de sus 36 escaños en Cataluña y los 26 que tenía en Madrid, y al que solo le quedan los gobiernos de Andalucía y Castilla y León, donde el botón electoral queda al alcance de la mano de Génova.

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