Campofrío, Embutidos Rodríguez, Ornua y Cobadú son casos que prueban cómo la actividad industrial puede sobreponerse al fuego destructor, como el que esta madrugada ha carbonizado las instalaciones de Cascajares en Dueñas. Las llamas arrasaron sus instalaciones, pero la reconstrucción de las fábricas permitió ... seguir produciendo tiempo después y mantener el empleo. Fueron una suerte de Ave Fénix, que resurge de las cenizas. Los casos prácticos muestran el complicado camino, pero también que es posible culminarlo con éxito.
Publicidad
«La peor pesadilla». Trabajadores de Campofrío en Burgos describían así la fábrica en la que habían trabajado hasta el día antes que veían reducida a escombro, brasa y ceniza. Era noviembre de 2014. «Iba a prejubilarme, pero ahora con esto... Hay que sacarlo adelante», relataba José Luis González, el trabajador de la firma cárnica que se encontró con el fuego a primera hora de ese sábado de noviembre y avisó a los bomberos.
Noticias Relacionadas
Ismael del Álamo
Los trabajadores atravesaron el periodo entre el incendio y la reapertura de la nueva planta entre expedientes de regulación de empleo y recolocaciones en otras plantas del grupo cárnico.
Campofrío levantó la nueva fábrica sobre las cenizas de la anterior. El incendio tuvo un impacto aproximado de 313 millones de euros -el montante acordado con el seguro en concepto de indemnización-, de los cuales unos 225 millones fueron los que destinó la compañía a construir la instalación que tomaba el relevo de la quemada, según destacaba Paulo Soares, consejero delegado, meses antes de reabrir la instalación.
Publicidad
La firma contó con la colaboración del Gobierno central y de la Junta y en noviembre de 2016, un contingente de 318 trabajadores estaba estrenando la nueva fábrica en la fase de prueba de las instalaciones. El presidente, Pedro Ballvé, remarcaba que pronto toda la plantilla iba a estar en activo en las instalaciones.
Campofrío, en Burgos, no ha sido un caso único. La planta de Embutidos Rodríguez, referente en la provincia de León, ardió en mayo de 2016. Además de los empleos, ganaderos de León facturaban 65 millones a la firma choricera. Todo eso quedó en situación de riesgo por un fuego que devoró las salas de despiece, matadero y congelado. La situación del empleo fue delicada, porque a diferencia de Campofrío, una parte importante de los trabajadores eran autónomos, no estaban en nómina de la empresa. En cuanto a la reconstrucción, en abril de 2017 era visible el caparazón que albergaría la futura planta en la localidad de Soto la Vega.
Publicidad
Y Ávila vio un año después cómo se quemaba la quesería de Ornua. Fue el 5 de noviembre de 2017. En fin de semana, como la burgalesa y la leonesa. Era una de las pocas fábricas en España que producía mozzarella a partir de leche fresca de vaca, siendo especialistas también en la fabricación y transformación de quesos fundidos, mezclas de quesos naturales y nata ácida. El suceso hacía peligrar 112 empleos y la actividad de los ganaderos a los que recogía la leche.
La Junta declaró en enero la reconstrucción de la planta abulense como proyecto de «extraordinaria trascendencia y urgencia». Eso sirvió para agilizar los trámites burocráticos y las ayudas a la empresa construir de nuevo las instalaciones. Mientras, la mayoría de los trabajadores afrontaban un expediente de regulación de empleo, percibiendo parte de su salario a través de Inem, la Junta y la empresa. La dirección del grupo empresarial ofreció a unos 50 empleados un traslado temporal a fábricas del Reino Unido, ofrecimiento que aceptaron una mínima parte de ellos por los condicionantes económico y familiares que suponía trasladarse fuera de España.
Publicidad
En junio de 2019 se producía el «arranque» de la fábrica reconstruida. Joan Bombardó, directivo de Ornua Ingredientes España SLU, confiaba en triplicar la producción con la nueva instalación.
Y tras Campofrío, Embutidos Rodríguez y Ornua, en el año de la pandemia, acaeció el desastre de Cobadú, Cooperativa del Bajo Duero. Las instalaciones centrales de la cooperativa zamorana, en Moraleja del Vino, quedaban arrasada en septiembre de 2020. Ardieron seis naves que almacenaban 55.000 toneladas de cereal, fertilizantes y alfalfa. Fundada en 1982, con 280 empleados y 10.500 socios, Cobadú es un referente en el mundo cooperativo.
La cooperativa emprendió, tras el acuerdo con la aseguradora Maphre, la reconstrucción de las instalaciones afectadas. La Asamblea General Ordinaria de Cobadu celebraba en el año de su 40 aniversario, en junio de 2022, unos resultados que mejoraban los del ejercicio anterior. Cooperativa del Bajo Duero había batido su récord de facturación, 398 millones de euros, lo que la convertía de nuevo, en la de mayor facturación de Castilla y León, la mayor empresa de Zamora y la segunda cooperativa de España en actividad.
Publicidad
Campofrío, Ornua y Cobadú son ejemplos prácticos de cómo sobreponerse a la adversidad del fuego destructor en los que puede mirarse, en estos momentos de desolación, Cascajares.
0,99€ primer mes
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.