Verónica Casado, consejera de Sanidad. NACHO GALLEGO-EFE

Castilla y León sigue en nivel 1 pese a tener cuatro provincias en riesgo medio o alto

Verónica Casado admite que estudiarán cambios para restringir el ocio nocturno en el Consejo de Gobierno de este jueves

Antonio G. Encinas

Valladolid

Miércoles, 7 de julio 2021, 22:26

La desescalada de 2021 fue tan vertiginosa como lo fue el verano anterior. El efecto Ayuso se dejó notar en la celeridad con la que Castilla y León celebró la disminución de la saturación hospitalaria y en las prisas del Gobierno por eliminar las mascarillas ... en exteriores. «Somos muy optimistas con la evolución [de la pandemia]», admitía Francisco Igea a mediados de junio tras comprobar el efecto beneficioso de la vacunación. En tres semanas, sin embargo, la tendencia ha variado de forma drástica y ahora mismo, pese a mantener el nivel 1 de alerta -barras abiertas, sin restricciones horarias en hostelería y comercio, aforos amplios en restaurantes, ocio nocturno abierto- Castilla y León camina directa hacia el nivel 3, considerado de riesgo alto. Cuatro provincias están por encima de ese nivel 1 que luce la comunidad autónoma. Ávila y Soria se encuentran en el nivel 2, riesgo medio. Y Burgos y Palencia se ubicarían en el nivel 3, el que determina el riesgo alto. Por encima de eso solo está el nivel 4, el calificado como «muy alto».

Publicidad

Eso es lo que empujará a la Junta a estudiar este jueves, en el Consejo de Gobierno, si impone de nuevo restricciones en el ocio nocturno, que es donde consideran que se encuentra el foco principal de contagios. Se ampara, argumenta, en la ponencia de los expertos.

Hay que tener en cuenta que para avanzar un nivel tienen que coincidir datos muy negativos en incidencia, con dos de los indicadores al menos en un escalón superior, y también en situación hospitalaria, con al menos uno de los dos -ingresos en planta y en unidades de críticos- en un peldaño de mayor riesgo. Es lo que se conoce como el «semáforo», en el que se basan las restricciones por niveles publicadas en el Boletín Oficial de Castilla y León.

El paso de nivel, pese a estar así determinado con claridad, no se aplica de forma automática. «La decisión final de qué nivel de alerta se asignará al territorio evaluado no solo se fundamentará en el nivel de riesgo resultante de los indicadores, sino que podrá modularse con la tendencia ascendente del indicador y su velocidad de cambio, así como con una evaluación cualitativa que incluya la capacidad de respuesta, las características socioeconómicas, demográficas y de movilidad del territorio evaluado», dice el documento de 'Actuaciones de respuesta coordinada' aprobada por el Consejo Interterritorial de Salud. Esto es, que cada comunidad autónoma, al margen de lo que digan los indicadores, decide si incrementa o rebaja el nivel de riesgo.

Publicidad

Castilla y León utilizó este recurso para bajar toda la comunidad autónoma a la vez al nivel 1, dado que la situación en los hospitales se antojaba controlada.

Ahora, pide al Gobierno que implante toques de queda de nuevo, para lo que necesitaría un nuevo estado de alarma, y el Gobierno responde como lo hizo al expirar el último: las comunidades tienen herramientas para contener la propagación del virus. Esto es, endurecer las restricciones en aforos y horarios en hostelería, ocio nocturno, comercio...

Reescalar, en definitiva.

Una medida que escuece porque supone un paso atrás.

En un momento, además, en el que la movilidad aumenta y la hostelería y el comercio más dependiente del turismo parecen comenzar a repuntar, siquiera levemente, tras año y medio de crisis económica sumada a la sanitaria. También se deja notar la afluencia de los tradicionales visitantes veraniegos, que regresan a casa. En junio se dieron de alta 15.785 tarjetas sanitarias de desplazados, casi la mitad de ellos provinientes de Madrid. Un número muy superior al registrado en junio del año pasado, que coincidió con el fin del estado de alarma (el día 21). Entonces se contabilizaron 10.451 tarjetas sanitarias de desplazados. Serán más, como resulta habitual, en los meses de julio y agosto. Otro problema añadido para una atención primaria que padece los efectos de esta quinta ola.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

0,99€ primer mes

Publicidad