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Castilla y León registró 110 denuncias por violencia filio-parental a lo largo del 2022, lo que supone un descenso del 27,6%, al contabilizarse 42 menos que en 2021, según los datos publicados por Fundación Amigó en su estudio Violencia filio-parental en España y recogidos por la Agencia Ical.
En el conjunto del Estado, los expedientes abiertos e mantienen por encima de los 4.000, cifra similar a la de los últimos años. En concreto, durante 2022 se registraron 4.332 procedimientos incoados a menores por este tipo de delito, frente a los 4.740 registrados durante 2021.
Por provincias, los ascenso en 2022 en comparación con 2021 se registraron en Ávila, con 28 casos (más diez); Palencia, con diez casos (más uno); Salamanca con siete (más dos); y Soria con 20 (más catorce). En el caso contrario, los descensos se contabilizaron en Burgos, con diez casos (menos 34); León con seis (menos catorce); Segovia con ocho (menos seis); Valladolid con trece (menos doce); y Zamora, con ocho (menos cuatro).
Desde la Fundación señalaron que estas cifras reflejan el «grave problema social» existente, ya que se estima que sólo se denuncian los casos más graves, entre un diez y un 15% del total, por lo que se habla de un problema que, en la mayoría de las ocasiones, «es oculto y se necesita dar visibilidad y concienciar a la población del problema existente», añadieron.
«La violencia filio-parental sigue siendo un fenómeno silenciado, por lo que solo se denuncia una mínima parte de los casos. Los padres y madres sienten mucha culpa y muchas dudas a la hora de dar este paso; continuamente escuchamos que si dan ese paso sus hijos no les van a perdonar nunca», afirmó la psicóloga en el Proyecto Conviviendo de la Fundación Amigó, Cristina Vaquero.
Por ello, es necesario incidir en el acompañamiento a los padres y madres y en las labores de prevención y sensibilización, dado que los casos que se denuncian «suelen ser los más graves en cuanto a nivel de violencia, pero la violencia »siempre se inicia en niveles más bajos», ante conductas que normalizadas, dijo.
De esa forma, trasladó la importancia de prevenir y empezar a intervenir en cuanto se den las violencias más leves, potenciando la implicación de todos los miembros de la familia y agentes socioeducativos. «Ese es el camino en el que hay que trabajar para abordar esta problemática social», relató.
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