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Lo de 2012 fue, para las universidades públicas de Castilla y León, la tormenta de precios perfecta. Por un lado, José Ignacio Wert propugnó ... un decreto-ley que buscaba, decía en el preámbulo, «aproximar gradualmente la cuantía [de los estudios universitarios] a los costes de prestación del servicio». Que la matrícula no paga lo que cuesta formar a un estudiante, en definitiva. Esto, en números, implicaba que el precio del curso debía cubrir «entre un 15% y un 25% de los costes en primera matrícula», y el cálculo se estimaba entonces en unos 7.000 euros por alumno y curso de grado. Por otro lado, la deuda acumulada por las universidades públicas de la comunidad forzó a la Junta a incrementar aún más los precios. De los 15,14 euros que costaba el crédito del grado más caro en el curso 2008-2009 se pasó, en apenas cinco años y tras la implantación del Plan Bolonia, a 30,25. El doble.
Por contextualizar. Un curso son 60 créditos. El grado más caro pasaba así de 908 euros anuales a 1.815.
La tensión de los precios se mantuvo durante siete cursos en los que los estudios más costosos rondaron esos treinta euros por crédito. Pasada la crisis y saneadas las universidades públicas de Castilla y León, comenzó una fase de rebajas de precios que tenía un doble objetivo. Por un lado, reducir el coste de los grados. Por otro, acompasar las tasas de los másteres habilitantes, los que son obligatorios para poder ejercer la profesión, como Arquitectura o Derecho, para que se acercaran al precio de los grados. El primer objetivo se cumplió en el curso 2019-20, cuando la Junta fijó la carrera más cara en 22,93 euros, seis euros menos que el año anterior. El segundo, en el curso 2022-23, cuando el precio del máster habilitante se situó en los 16,34 euros vigentes hoy.
Los acuerdos entre Ciudadanos y PP en la última legislatura de Juan Vicente Herrera como presidente de la Junta impulsaron la primera rebaja de las tasas, un 5% en el año 2018. En enero de 2019, año de elecciones autonómicas, se pactó otra nueva bajada, esta del 20%. Fue entonces cuando se empezó a cumplir con la intención de devolver los precios a un nivel similar al que tuvieron antes de la escalada de tasas cuando fuera «posible».
Alfonso Fernández Mañueco, presidente de la Junta, anunció en la apertura del curso académico que el próximo año se rebajarán las tasas de los estudios universitarios de grado un 9,5%. Eso supondría que Castilla y León, por primera vez desde que se implantó Bolonia, figuraría entre las comunidades con los precios más bajos y no en el tramo de las más caras. En el curso 2015-16, por ejemplo, llegó a ser la segunda comunidad de España con los precios más elevados. Eso suponía que la diferencia del primer curso completo -sin asignaturas repetidas- entre la comunidad y Andalucía, la más barata, superara los mil euros: 1.057,2. La primera gran rebaja, la del curso 2019-20, disminuyó esa brecha hasta los 617,8 euros. Ahora se ha situado en los 465,6 euros.
La proyección de esa reducción anunciada por el presidente de la Junta para el curso 2024-2025 llevaría a las universidades públicas de Salamanca, Valladolid, León y Burgos casi al nivel de hace una década y media. Por debajo de los 20 euros en el grado más caro: 18,44. Si no hay variaciones en el resto de las comunidades, Castilla y León pasaría de ser la quinta más cara de España a ser la novena más barata.
«Es una apuesta firme de la Junta en favor de la igualdad y la equidad», señala la consejera de Educación, Rocío Lucas. «Matricularse en un grado o en un máster no habilitante es hoy, de media, un 33% más barato que hace 6 años. Y en un máster habilitante, un 50%». Algo que a decir de la Consejería también tiene incidencia en la mejora en la matriculación de las universidades públicas de Castilla y León tras años de bajadas. «Este curso han aumentado cerca del 10% los alumnos de nuevo ingreso que se han matriculado», explicaba en la apertura del curso académico.
La bajada en la clasificación de regiones más caras es muy relevante porque en el curso 2015-16 Castilla y León era la segunda comunidad autónoma más cara de España, con unos precios de grado que se mantuvieron inalterados durante cuatro cursos. Por encima solo se situaba Cataluña, pero con una salvedad: la Generalitat impulsó al poco tiempo unos precios más baratos, denominados «becas de equidad», que corregían a la baja las tasas en función de los niveles de renta de los alumnos. De ese modo, incluso con los precios más caros de España, que eran de 39,53 euros por crédito en los grados más experimentales, había estudiantes que pagaban menos de ocho euros por crédito.
La competencia de Madrid, con una oferta casi en constante crecimiento, ha complicado aún más las cosas a la hora de retener alumnos. Las universidades públicas de Castilla y León apostaron por ofertar nuevos estudios o por los dobles grados, por ejemplo. Ahora es más asequible estudiar en Valladolid, León, Salamanca y Burgos que en Madrid. Entre las comunidades limítrofes, sin embargo, Castilla y León se encuentra ahora mismo solo por debajo de Madrid y La Rioja. Son más baratas Galicia, Cantabria, País Vasco, Asturias, Extremadura y Castilla La Mancha y Aragón. La rebaja del próximo año podría beneficiar en ese sentido a la comunidad, que en su entorno geográfico más cercano se convertiría en la cuarta más barata, solo por encima de Galicia, Cantabria y Extremadura.
Suspender penaliza económicamente. Mucho. En los grados más baratos en Castilla y León, la diferencia entre la primera matrícula y la segunda se dispara desde los 11,50 euros por crédito hasta los 25,61. En las carreras más caras, de 20,38 a 45,38 euros por crédito. Es decir, que se multiplica por 2,2. A partir de la cuarta matrícula la cantidad se dispara: se multiplica por 6,6. Así, un crédito en los estudios más caros sale por 134,79 euros y en los más baratos, por 76,07.
Aquí, en realidad, los precios están igual que hace una década. En el curso 2012-2013, y después del decreto del ministro José Ignacio Wert, la segunda matrícula multiplicaba por 1,5 la primera. El crédito más caro de una asignatura repetida se pagaba a 44,93 y el más barato, a 25,36. Si se era repetidor insistente y se llegaba más allá de la cuarta matrícula, el precio inicial del crédito se multiplicaba por 4,5, con lo que se quedaba en 134,79 el más caro y 76,07 el más barato.
Si se aplicaran esos factores de multiplicación-penalización de entonces a los precios actuales, la diferencia sería importante. La segunda matrícula estaría entre los 17,25 y los 30,57 euros; la cuarta y sucesivas, entre los 51,75 de los estudios más asequibles y los 91,71 de los más exigentes, económicamente hablando.
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