Castilla y León estudia nuevos utensilios taurinos «para que las corridas sean menos sangrientas»

Para lograr esas metas, la Dirección General de Protección Civil ha mantenido contactos con profesionales del sector y fabricantes de útiles que han introducido una serie de mejoras en los trastos de torear en base a varios estudios científicos en los que ha participado Julio Fernández, veterinario taurino. «Llevo toda mi vida profesional estudiando el comportamiento del toro. He hecho muchísimos estudios desde hace diez años, junto al biólogo Fernando Gil Cabrera, que me han permitido realizar una auditoría de la lidia. Estos trabajos nos han ayudado a revisar los útiles y perfeccionarlos para que cumplan mejor con la función para la que están destinados», explica Fernández, quien ha diseñado, junto al fabricante y matador de Toros Manuel Sales, los utensilios que Castilla y León estudia incluir en el futuro reglamento y que se detallan a continuación.

Todos estos cambios están fundamentados y permitirán actualizar elementos que llevaban siglos sin modificarse. «La divisa tiene su importancia porque inicia una respuesta neurohormonal en el toro que es fundamental para que se vaya adaptando a la lidia. La puya también la causa pero, contrariamente a lo que siempre se ha pensado, la presencia de sangre es innecesaria, no produce una merma significativa y no aporta ningún beneficio a la lidia. Siempre se ha creído que el toro tiene congestión y la sangría le ayuda a mejorar el rendimiento, pero eso es rotundamente falso. No hay congestión y lo que se producen son unos cambios neurohormonales por la estimulación de la piel que hoy tenemos bastante estudiados. Se activan unos receptores del dolor y el toro produce, entre otras sustancias, altas concentraciones de endorfinas que hacen que el animal bloquee ese dolor y le ayudan a reducir el estrés», afirma Fernández.

Este veterinario explica de esta manera como afecta el uso de los nuevos utensilios a los toros: «El objetivo es que se produzcan menos lesiones indeseables que repercuten negativamente en el rendimiento. Por ejemplo, las banderillas y las puyas a veces llegan a la pleura o al pulmón. Con los nuevos diseños tratamos de facilitar la rectificación de puyazos en mal sitio, al mejorar su penetrabilidad, y de minimizar accidentes para que haya un mayor número de toros útiles y un espectáculo más exitoso», revela para desgranar después algunas de las consecuencias del uso estos nuevos útiles. «Se va a reducir la hemorragia innecesaria. Aunque va a haber sangre, será en menor proporción de lo habitual. Además, se va a acortar el tiempo de la muerte del toro, que es algo que toda la sociedad quiere, y se van a reducir accidentes en los toreros, que asumen el riesgo de enfrentarse a un astado, pero no a útiles como los arpones de banderillas y divisas, que a menudo les hieren», añade.

Los nuevos utensilios ya se han probado con más de 400 toros, 300 de ellos en México, y en España se han testado a puerta cerrada en varias de las principales ganaderías del país. «A las pruebas han asistido presidentes de plazas, representantes de comunidades autónomas y miembros del sector. En este momento parece que la Junta de Castilla y León tiene interés en regular el uso de estos utensilios mejorados y sería la primera en aplicarlos», explica Julio Fernández, que ha encontrado el respaldo de una de las principales figuras del toreo. «Hemos hablado con muchos toreros y, posiblemente, el mayor defensor de todo esto sea Morante de La Puebla. Las pruebas han demostrado que se incrementa el número de toros útiles en la muleta, dan más juego, permiten ir más veces al caballo y mejoran la fijeza. Los útiles, bien empleados, sirven para mejorar la duración de la embestida y ayudan a que el toro embista menos desequilibrado y suelte menos la cara», añade.

Licenciado en Veterinaria en 1989, Julio Fernández realizó en ese mismo año el curso de formación intensiva y de especialización veterinaria en Espectáculos Taurinos y ha dedicado toda su vida a investigar sobre el toro bravo. Los estudios realizados han demostrado, según señala, que «la clave de la lidia no es el daño muscular, sino la estimulación de la piel. A consecuencia de esas estimulaciones, —mediante divisas, puyas o banderillas— los toros producen unas sustancias y tienen una serie de cambios hormonales que les hacen embestir hasta la muerte, incluso sin llegar a manifestar signos de dolor», indica.

Las investigaciones llevadas a cabo hasta la fecha han servido para derribar varios mitos del mundo del toreo, y uno de ellos ha sido ese que asegura que picar al toro en un sitio u otro favorece que este humille. «Eso es falso. El astado embiste por abajo por su condición genética y en ese comportamiento nada tiene que ver la puya. La rotura muscular no ayuda a la lidia. El toro no baja más la cabeza por romper los músculos que sirven para que la levante. Los músculos clave en ese movimiento son los que la bajan, que están por debajo de la columna vertebral y permanecen intactos en la suerte de varas», explica este veterinario, que confía en que el próximo reglamento taurino de Castilla y León incluya sus diseños.