¿Por qué Castilla y León no tiene capital?

No, Castilla y León no tiene capital, ni parece estar cerca de tenerla. Pese a creencias erradas de que Valladolid ostenta este cargo, la Ley del Estatuto de Autonomía de Castilla y León no fija la capital autonómica en ningún punto del territorio (ni fuera de este).

La creencia de que la capitalidad se encuentra en Valladolid puede verse originada porque en ella están centralizadas algunas de las altas instituciones de la comunidad (las Cortes, la Presidencia y la Junta), por ser la provincia con más población o por su situación geográfica situada en el centro, pero no lo es. La dificultad para llegar a un acuerdo sobre la capital de la región está en lo más profundo de su diversidad identitaria. Tanto es así, que ni en su Estatuto de Autonomía de 1983, ni en las reformas que le siguieron, se fija capital alguna.

La última reforma del Estatuto de Autonomía, del 30 de noviembre del 2007, especifica que las sedes o sedes de las instituciones básicas se fijarán por una ley de las Cortes aprobada por mayoría de dos tercios. Además, añade que «la Junta de Castilla y León determinará la ubicación de los organismos o servicios de la Administración de la comunidad, atendiendo a criterios de descentralización, eficacia y coordinación de funciones y a la tradición histórico-cultural». No obstante, no hace referencia alguna a su capital.

Tampoco en el Título III dedicado a la organización territorial. El artículo 43 detalla que «Castilla y León se organiza territorialmente en municipios, provincias y demás entidades locales que con tal carácter puedan crearse conforme a la ley», sin referencia a capital alguna en ningún punto del texto.

Castilla y León fue la última comunidad en aprobar su Estatuto de Autonomía y no fue nada fácil. El pasado 25 de febrero, en el 40º aniversario del citado texto, el historiador Enrique Berzal relataba el complejo proceso fundacional: «Hubo que transitar una tortuosa senda cuyo punto de partida fue la aprobación de la Constitución, en diciembre de 1978».

Entre los puntos de conflicto, en 1981 los centristas de la UCD intentaron que la capital se fijará en Tordesillas. A finales de ese mismo año, «en Burgos, las fuerzas de centro derecha alentaron la creación de una 'Junta pro Burgos Cabeza de Castilla' para impugnar el mapa territorial en protesta por la posible ubicación en Tordesillas de la capital autonómica», detalla el historiador.

Finalmente, el 22 de febrero de 1983 se aprobó en el Congreso de los Diputados el Estatuto de Autonomía de Castilla y León sin hacer ninguna mención a la capital de la comunidad. Además, en su nacimiento sólo tenía ocho provincias, la incorporación de Segovia tuvo que realizarse mediante la Ley Orgánica 5/1983 de 11 de marzo, por «motivos de interés nacional» tras un intento de la Diputación de Segovia a favor de la autonomía uniprovincial.

En las posteriores reformas del Estatuto de Autonomía (1994, 1999 y 2007) no hubo modificaciones ni menciones sobre la capitalidad de Castilla y León. Un tema que discordia entre las diferentes sensibilidades identitarias de la región.

La comunidad castellana y leonesa nace de la unión de dos regiones históricas, Castilla La Vieja, con la excepción Santander y Logroño, y la Región Leonesa. Por un lado, Palencia, Valladolid, Segovia, Ávila, Burgos y Soria y por el otro, León, Zamora y Salamanca. Un sentimiento identitario presente en la comunidad, tanto en lo social como en lo político, que se ve reflejado a la hora de designar una capital de la comunidad autónoma.

En 2019, el concejal del PP y ex vicepresidente de la Junta, José Antonio De Santiago-Juárez anunció una iniciativa para solicitar a las Cortes de Castilla y León una reforma 'exprés' del Estatuto de Autonomía en la que se incluía una modificación del artículo 3 que señala definitivamente a Valladolid como capital de comunidad. La propuesta no obtuvo respaldo, ni siquiera de su propio partido, lo cual ocasionó varios enfrentamientos provinciales y descontento dentro del propio Partido Popular. Otro intento infructuoso, tras el que Castilla y León continúa sin capital y parece estar lejos de tenerla.

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