¡Mucho mejor que Halloween!
Cientos de niños y padres aparcan su vergüenza y se lanzan a la calle para vivir el Carnaval de Segovia ataviados con disfraces caseros pero efectistas
César Blanco Elipe
Lunes, 8 de febrero 2016, 22:22
¿Por qué en Halloween sí y en Carnaval no? Esta pregunta se la hacen muchos veteranos que cumplen decenios en este arte más o menos sofisticado del transformismo en la víspera de que doña Cuaresma empiece a llamar a la puerta de la abstinencia y la moral. Se quejan de que apenas hay cantera. Las bases de la militancia en las comparsas son más fruto de un relevo familiar que de nuevas incorporaciones ajenas a la tradición. Los rostros jóvenes que se alistan son los hijos de fulanito o los nietos de zutanito, leyendas vivas o póstumas en las canestolendas. Pero las adhesiones de nuevo cuño, las que no necesitan vínculos sanguíneos para avalar su disfraz, escasean.
Por eso el desfile infantil de Carnaval se ha aupado desde hace unos años como el cortejo más sentido de las celebraciones de la capital segoviana. Las comparsas oficiales con más solera lo saben y acompañan a sus infantes en el recorrido que parte del Azoguejo y que desemboca en la jarana, chocolatada y discomóvil incluidas, que se monta en la Plaza Mayor. Esos veteranos incluso se postulan para llevar el estandarte en torno al cual cierran filas las huestes más menudas y adolescentes que se empapan del sentimiento de pertenencia.
Las canteras carnavaleras de las comparsas han impuesto el paso al lunes de Carnaval. El numeroso cortejo ha contado con los piratas de los Semaforitos; los astronautas de la guardería Pasitos; las fantasías en oro y rojo de La Semifusa; los vikingos y los dragones de Los Vacceos, o algunos chirigoteros surgidos de los cuentos animados de 'Shrek'. Pero ni mucho menos han sido los únicos que han aparcado sus vergüenzas en casa.
Los padres también disfrutan
Las asociaciones de padres de varios centros escolares de la ciudad también han querido demostrar que hay cantera y potenciales militantes del Carnaval. De momento, van acompañados de sus mayores, muchos de ellos también disfrazados para no desentonar. El colegio Elena Fortún, por ejemplo, ha sacado a la calle 'Las Meninas' de Velázquez, y a los pequeños artistas ataviados con una paleta de colores y sus pinceles.
La tuna del Carlos de Lecea han entonado el 'Clavelitos' y han aporreado sus panderetas a la par que lucían vuelo sus capas (hechas con bosas de basura negras) y escarapelas (de cartulina). Todo hecho a mano, barato y con mucha imaginación. El Taller de Animación a la Lectura no ha fallado a su cita carnavalera y ha desfilado con unos coloristas y vistosos disfraces de personajes de 'Cuentos monstruosos', como el devorador de galletas.
Las huestes del Martín Chico se hacían notar en el cortejo infantil con sus sopas de letras y crucigramas andantes, unos atuendos agrupados bajo el lema 'Me gusta que me traten bien, Gracias'. Los 'Mr. Potatos' en los que se han transformado por arte de paciencia y maña los padres y peques de la escuela infantil de La Senda también han animado el desfile.
El mayor espectáculo del mundo ha inspirado a la asociación de padres de la Cooperativa Alcázar para convertir su paso por las calles del centro de la ciudad en un circo con jefes de pista, domadores, vaqueros, payasos y hasta un pequeño elefante bajo la carpa. Color y diversión a raudales.
La pequeña Vanesa
Y entre unos y otros, un montón de relojes en fila casi casi india. Niños acompañados de sus madres, que también 'daban la hora' en sus enormes cartulinas. Y al frente de esta puntual comitiva, Vanesa, una pequeña de 11 años «con una enfermedad que no es rara, sino desconocida», explicaba su madre. «Ella es nuestra diosa, el sol y la luna», en alusión a los ornamentos que adornaban la silla en la que iba la protagonista de este grupo de madres del barrio de San José que concibió la idea y su participación en el desfile de este lunes «a contrarreloj, y nunca mejor dicho», explicaba Esther.
A todos ellos, se han sumado ratitas presumidas, ninjas, superhéroes, 'cabezonas' muñecas fofuchas, geishas, indios, bucaneros, princesas, personajes fantásticos, espadachines... y cómo no, Darth Vader y su espada láser. Y es que no podía faltar en este desfile 'La guerra de las galaxias' en su combate con los disfraces más clásicos de Superman o Spiderman.
Al final del camino que separa el Azoguejo de la Plaza Mayor, y guiados por los sones de la charanga Chicuelina y del grupo Los Pakos, el séquito de la imaginación bordada a mano ha terminado con una chocolatada multitudinaria -ofrecida por la Asociación de Cocineros de Segovia- y al ritmo de la discomóvil.
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