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He aquí un montañero del mundo de la empresa. Carlos Magdaleno, presidente de la Asociación Nacional de Empresarios de Ambulancias y presidente ejecutivo de HTGroup. ... Con 18 años, y cuando cumplía el Servicio Militar voluntario en Cruz Roja vio en el transporte sanitario un nicho de actividad laboral. Cargó la idea en su mochila de joven emprendedor y empezó a escalar y remontar las cada vez más elevadas montañas que todo empresario tiene que sortear durante su vida. Así hasta llegar a una gran cima, la de la presidencia ejecutiva de 'Healt Transportation Group' (HTGroup), el segundo grupo de transporte sanitario privado de Europa y el primero de España, nacido en 2017 de la fusión de Ambuibérica y Emeru. A sus 56 años, está al frente de un grupo de nueve mil empleados, con 3.000 ambulancias y 300 millones de euros de facturación al año.
–¿Cómo son estos tiempos de tantísima agitación para un empresario del transporte sanitario privado?
–Lo estamos viendo ahora como el resto de la sociedad, con una incertidumbre tremenda, cargada de un trabajo muy fuerte y con una solución que no tenemos clara ni a corto ni a medio plazo.
–Si lo privado en la Sanidad ya tenía no muy buena prensa en determinados ámbitos, ¿con la covid-19 empeorará esa imagen?
–¡En absoluto! Siempre decimos que la Sanidad es una cadena, sin entrar en que seamos privados o públicos. Porque, curiosamente, en nuestro sector, público hay muy poquito, el Samur en Madrid... Excepto sitios muy localizados, lo demás lo estamos gestionando mediante concursos públicos, estamos concertados. Por lo que somos el servicio público de transporte sanitario. No creo que nos perjudique como imagen dentro de todo ello. Lo que sí creo es que somos poco reconocidos. La sociedad ha de poner en valor todos los eslabones de la cadena sanitaria y el primero de todos, el que va a las casas, somos nosotros.
–Una de las críticas a las empresas privadas de Sanidad es la de que hacen negocio a costa de la salud de las personas. ¿Cómo recibe una crítica tan acerada?
–En Baleares, los servicios de urgencia, por cuestiones ideológicas de los que están mandando ahora, lo asumieron el propio servicio. El Servicio de Emergencias de Baleares no funciona mejor. Lo único que han conseguido en Baleares con asumir como propio el servicio es multiplicar por 2,5 los gastos que tenía el servicio. La colaboración público-privada, sobre todo en transporte sanitario, ha tenido un resultado fantástico. Con criterios de productividad, de calidad, de optimización de los recursos... No hay un modelo mejor.
–Todo en esta vida tiene peros...
–Si tengo que poner un pero, que lo hemos tenido todos, es que, sobre todo al principio de la pandemia, teníamos problemas de material de 'epis' de protección individual porque cuando en la calle no hay es difícil conseguirlos. Una de las muchas lecciones que tenemos que aprender ya, porque esto es solo la puntita del iceberg, es que no podemos depender de nadie para estas situaciones. Será caro que tengamos preparados hospitales y sistemas de emergencia para estas situaciones, pero lo tendremos que tener.
–Pero eso es porque en la carrera por reducir costes, hemos enviado a Asia gran parte de los sistemas propios de producción, ¿no?
–Soy miembro de la Comisión intersectorial del Ministerio de Sanidad y al doctor Fernando Simón cuando se estaban tratando los primeros infectados, cuando se decía que no iba a haber en España más que algún caso suelto, le dije en esa comisión que, ojo a una cosa que no es sanitaria y podría tener serios problemas para nosotros porque en China estaban empezando a cerrar fábricas por el coronavirus y nosotros dependemos para muchas cosas de los chinos. Curiosamente, las mascarillas las hacen mayoritariamente los chinos; gran parte de las piezas de los equipos de electromedicina se fabrican en China. Y ahora nos encontramos con tres problemas: ese que he detallado, el problema sanitario en sí y el problema que nos viene, que es el que más me tiene sin dormir, que es el económico y social.
CARLOS MAGDALENO
–Ustedes someten cada seis años su actividad a la renovación del concurso. ¿Les hace estar en continua tensión o, dada la dimensión del grupo que preside, es imposible un competidor?
–La competencia tiene que existir y un mercado competitivo es sinónimo de calidad. El grupo que presido trabaja el 25% del mercado español del transporte sanitario lo que hace que si pierdes un contrato en una zona lo puedes ganar en otro. Hay contratos en los que hemos salido, por ejemplo Castilla-La Mancha, pero tenemos una implantación muy fuerte reciente en el País Vasco.Las cosas se van equilibrando.
–A la izquierda del PSOE hay voces, como la de Unidas Podemos, que abogan por que el transporte sanitario sea público al 100%.
–Claro, sí, desde luego que podría ser. Es su modelo, no nos vayamos a engañar, que la iniciativa sea completamente pública. Y lo vemos así en comunidades en las que gobiernan. Y yo lo que digo es: Las cosas que funcionan bien, ¿por qué se tienen que cambiar? Si cambiando solo las cosas que funcionan mal, seguro que vamos a conseguir una sociedad mejor. Está demostrado que nuestro sistema es el mejor, que ha funcionado así toda la vida. Incluso cuando dice alguno que se ha privatizado todo el sector.
–¿Y se ha privatizado?
–¡Es falso! Este sector nuestro nunca fue público, nunca. Nació siendo privado concertado y sigue siendo privado concertado. Y los ejemplos que se han hecho para que no sea así, a las pruebas me remito y ya lo veremos en el futuro. Vamos a ver quién es capaz de pagarlo.
–Nos jactábamos en España de tener el mejor sistema sanitario del mundo pero cunde la impresión de que la covid-19 ha dejado temblando esta aseveración...
–Tenemos el mejor sistema sanitario del mundo, pero no está preparado para acometer esta situación. Lo que ocurre, según mi opinión, es que se podía haber gestionado mejor. Cuando aparece una cosa desconocida no somos capaces nadie de darle la dimensión que puede tener. Mire, los días de más contagio en Madrid, viajaba a diario a Madrid, hacía vida social en Madrid y no me contagié, gracias a Dios, pero hubiera podido ser. Pero desde aquel momento nadie alertó ni contempló la dimensión que tenía esto. Nuestro mayor error ha sido no ver lo que estaba pasando en otros sitios.
–El mayor error, pero no el único...
–Para mí hay otro fallo tremendo en todo esto: el aislamiento es bueno, porque se cortan las infecciones, pero ¿qué es lo primero que dejamos hacer? Salir la gente a pasear porque es muy sano y saludable, sí, pero es que lo urgente es la actividad económica. No podemos estropear cada semana que pasa el resultado económico de un año entero. El pasear ya llegaría, pero no era el momento, según mi criterio.
CARLOS MAGDALENO
–¿Qué le dice su experiencia sobre lo que puede pasar desde el punto de vista económico? Las previsiones son aterradoras...
–Soy muy pesimista, mucho. Esto va a ser un auténtico desastre. Hemos gestionado una crisis económica complejísima y la población tiene que irse preparando para lo que viene encima. No puede ser que nuestros políticos, y no voy a entrar a hablar de uno u otro color, nos digan que no va a haber recortes en las pensiones, en los salarios, en las concesiones... ¡Es rotunda y tajantemente falso! Nosotros ahora tenemos que negociar muchos de los convenios colectivos y si el mensaje de todo el mundo es que no se va a recortar, ¿en qué punto de partida me siento yo a negociar? Yo lo único que pido a los que nos mandan es que no nos pueden engañar.
–Alguien puede pensar que eso puede valer para cualquier sector, menos para el sanitario: la Sanidad va a ser ahora el late motiv de las políticas futuras...
–No es cierto. No nos engañemos. Todas las cosas económicas a este sector le entran en una fase más tarde. Nosotros estamos trabajando mucho en estos momentos; pero que no se nos olvide que cuando nuestros clientes, que con las comunidades autónomas, no tengan dinero lo que harán será empezar a recortar y tendremos nosotros ese problema en una segunda fase.
CARLOS MAGDALENO
–¿Cómo logra conciliar el sueño alguien de cuyas decisiones, como es su caso, dependen nada menos que 9.000 familias en varios países?
–La preocupación mía y la de un autónomo con dos empleados al final es la misma. Yo no trabajo más ahora que cuando tenía en Mayorga 10 trabajadores. Los que hemos nacido para trabajar estamos trabajando todo el día. Y cuando estás en una empresa pequeña haces de todo un poco y cuando estás en una más grande, te dedicas a una rama más especializada, pero con departamentos con mucha potencia.
–De aquella pequeña empresa familiar en Mayorga con una ambulancia en los 80, a la presidencia ejecutiva 40 años después del segundo grupo de transporte sanitario en Europa, ¿qué se ha dejado por el camino?
–Yo soy una persona que ha disfrutado con hacer lo que le gustaba. Para sacar todo esto adelante no he sido un sacrificado sino que he sido un afortunado por poder dedicar mi tiempo a lo que realmente me gusta. Pero no hay duda de que lo que me he dejado por el camino es la familia; a mis hijos de pequeños no los veía despiertos al marchar a trabajar, porque era muy pronto, ni cuando volvía a casa, porque era de noche.Pero el presidente de Telefónica no trabaja más que un autónomo con un empleado. Por eso digo lo del paseo de la gente y los esfuerzos que de verdad necesitamos hacer. No nos podemos morir inmensamente sanos, tenemos que salvarnos; es importante la sanidad, pero metámosla en el contexto.
–¿En qué contexto?
–En que si ahora nos encerramos todos en nuestras casas y no salimos a nada, acabamos con la pandemia inmediatamente, pero cuando abramos la puerta porque se haya acabado la pandemia lo único que van a entrar es gente a cogernos nuestros chorizos porque no tiene para comer. Tenemos que ser capaces de buscar el entorno en todo esto. Y no estoy queriendo decir con esto que no sea importante la pandemia; no. Lo que estoy diciendo es que se pongan todas las cosas urgentes e importantes encima de la mesa porque tenemos un problema de verdad para los próximos tres o cuatro años.
CARLOS MAGDALENO
–Tampoco parece usted muy optimista respecto a un acuerdo político para alcanzar una solución de país, de estado.
–Hay que concienciar a la gente de cuál es el verdadero problema: si hubiéramos estado viendo más tiempo el problema tremendo, catastrófico de las muertes que hay, que las vemos en una cifra, si hubiéramos estado viendo ataúdes... No entiendo por qué hay que hacer la campaña de Tráfico mostrando cómo es un accidente, el señor sangrando... Lo hace Tráfico y le funciona muy bien y nosotros en una situación como esta lo que mostramos constantemente es cómo aplaudimos a las 20:00 horas, que es fantástico... No demos solo esperanzas inciertas. Mentalicemos a la gente de que si sale sin necesidad de salir, es malo para la pandemia. Lo que hay que decir es cuál es la situación real y trabajar en ella: y la situación real es que se están muriendo como nunca. Y decimos, 'ciento y pico muertos, qué bien lo estamos gestionando. ¿Alguien ha visto alguna vez cien ataúdes juntos? Eso lo tenemos que meter en vena, no es una tontería, es una situación como nunca habíamos visto. No estamos preparando a la población para cuando haya que tomar medidas económicas negativas. Y habrá que tomarlas.
–De su padre es también la recomendación de que «los listos aprenden hasta de los tontos». ¿Se ha cruzado en la vida con algún tonto del que haya aprendido algo?
–He tenido en mi vida gente de la que he aprendido mucho, sobre todo lo que no tenía que hacer. Es más, de la persona que más aprendí en mi vida fue lo que no tenía que hacer.
–¿Sigue llevando tres terminales telefónicos de tres compañías por miedo a quedarse sin cobertura allá donde va?
–Sí, sí. La comunicación para mí es vital. Si no suena el teléfono, estupendo, pero he de ver que la cobertura que tengo es total. Además, ahora representado a todos los empresarios de España del sector sanitario, más. Un empresario cuando le surge un problema nuevo ha de tener una persona inmediatamente que les escuche.
–A sus 56 años, y presidiendo el mayor grupo de transporte sanitario privado de España, ¿ya sabe qué quiere ser de mayor?
–Un cuidador bastante consentidor con mis nietas. Tengo que recuperar el tiempo que resté a mis dos hijos para poner el saldo en positivo ofreciendo ese tiempo a mis tres nietas.
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