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He aquí un hombre de ciencia que sabe el suelo que pisa. Carlos Rad Moradillo (Burgos, 59 años), profesor de Edafología y Química Agrícola de la Universidad burgalesa. Volcado en el conocimiento y en la docencia, investiga en el laboratorio y sobre el terreno buscando ... para este las mejores condiciones en su relación con las plantas, que es la esencia de la Edafología. Conocer el suelo que pisa también le ha servido en su otra vocación, la política. Pese a que fue la voz de Tierra Comunera-Partido Nacionalista Castellano entre 1999 y 2003 en las Cortes de Castilla yLeón, ni tiene intención de volver a la primera línea pública, ni tentaciones de abjurar de su ideología, desde la que ve que problemas que esta tierra tenía ya hace 20 o 30 años permanecen omnipresentes porque nadie ha sabido encontrarles solución.
–¿La Edafología le ha ayudado a tener los pies en el suelo mejor que el resto de los mortales?
–Yo derivé a la Edafología porque mi pasión era la Biología, y más en concreto la Bioquímica. Entonces, como el departamento que teníamos en Burgos trabajaba sobre suelos, a través de ambas derivé en suelos. Digamos que estoy un poco por accidente, lo que pasa es que es un accidente de hace muchos años... Hice la tesis y ahora cada vez más estoy a nivel docente e investigador con temas de fertilización de suelos, más agronómicos. Hay aspectos de la Agricultura en los que tener una base química es muy interesante.
–Está coordinando un programa sobre infraestructuras rurales para promover el hábitat de los polinizadores. Lo que explicado en lenguaje de calle es...
–Una intervención en el ámbito rural para mejorar la biodiversidad porque hay un declive muy importante de insectos y, en particular, también de polinizadores. Buena parte de los cultivos hortícolas y frutícolas dependen de la polinización por insectos. En su día nos fijamos en ese problema y planteamos un proyecto.
–¿Y lo plasmaron en qué?
–Aquí hicimos 21 parcelas de seguimiento; en 11 de ellas metimos islas de flores, es decir, reservamos una parte de las parcelas para que tuvieran una especie de infraestructura verde que facilite los polinizadores, y teníamos también parcelas-control con vegetación natural y parcelas-control sin nada. Fue un estudio hecho en Burgos, que replicamos en Cuenca, y la colza la hacían en Francia, reduciendo herbicidas en los bordes, lo que provocaba una mayor abundancia de especies florales.
–Y el resultado final fue...
–Fueron tres años y dos campañas. Hicimos dos guías, una polítca y otra técnica; la primera contiene unos análisis económicos, que claro, son muy particulares porque hay unas condiciones que no siempre se cumplen. Esto lo tiene el Ministerio. Toda esa superficie que han de dejar los agricultores como de interés ecológico en barbecho debería dedicarse a islas florales. Eso está potenciado desde la UE en el sentido de que si alguien hace un barbecho semillado le reducen la superficie que ha de dejar en barbecho... Pero, vamos había ahí un balance económico interesante.
–De lo que se hace en la Universidad, una de las cosas que más se mira es la aplicación práctica. ¿Este es uno de los casos?
–La PAC está cambiando y se está trabajando el tema de los ecoesquemas. Un posible ecoesquema, aunque aún no está definido porque cada país va a tener la capacidad de decidir qué ecoesquemas utiliza. Lo que sí es que tienen una financiación asociada.
–El dinero siempre es la madre del cordero...
–La nueva PAC va siendo más exigente en cuanto a compromisos, es decir, no solamente es apoyar con una serie de compensaciones económicas el mantenimiento de la actividad, sino que también se va a financiar el compromiso en la lucha contra el cambio climático, la disminución de plaguicidas, la reducción del uso de fertilizantes... Esta es una medida y nosotros les trasladamos en su día los resultados del proyecto al Ministerio y a la Junta de Castilla y León.
–Participa también en un proyecto de descontaminación de suelos.
–Colaboro con una parte de un proyecto de descontaminación por métodos biológicos de suelos contaminados. Nosotros trabajamos aquí con un suelo contaminado con vertidos de carburantes y aceites de maquinaria. Lo que hacemos es meter distintos consorcios de microorganismos para facilitar su degradación.
–Un proyecto financiado con dinero europeo y la colaboración internacional de China. ¡China!
–Son políticas europeas. Hay varias líneas de proyectos de la UE con acuerdos entre Europa y China, cuyas líneas de investigación se financiaban conjuntamente. Lo cual es una dificultad enorme: has de tener partners chinos y has de replicar todo en China y no siempre la comunicación es fluida. Es bastante difícil... Si no hay intercambio de personas...
–¿No los ha habido?
–Hemos tenido que suspender muchas conferencias por la pandemia. En las iniciales sí que vinieron investigadores jóvenes; digamos que los profesores más representativos de las universidades chinas participaron por 'skipe'. Todo eso al final es bastante difícil de articular. Pero seguimos, porque es obligatorio hacerlo.
CARLOS RAD
–A una juventud nativa digital, ¿cómo se le hace bajar al suelo y que se pueda interesar por la Edafología?
–El suelo está metido ya en la digitalización. Hay toda una agricultura de precisión que necesita herramientas digitales. Vienen muy bien. Incluso vendría muy bien que los agricultores tuviesen un muy buen conocimiento de herramientas informáticas porque desde el propio Itacyl están lanzando aplicaciones al móvil donde puedes hacer desde el seguimiento de imagen por satélite hasta tener información de tus parcelas en tiempo real de riego. Desde la Universidad hemos promovido un nodo digital, que se ha presentado no hace mucho, el Digital Innovatión Hidleaf, para agricultura, ganadería, forestal y medioambiental. Está dirigido al sector primario y lo que busca es la digitalización.
–¿Detecta interés en los jóvenes por la rama de la ciencia a la que usted se dedica?
–Ni en los jóvenes ni en los mayores, lamentablemente.
–¡Qué dice!
–La Edafología tiene un presente bastante minoritario en los planes de estudio de muchas carreras. Nosotros porque aquí el grado en Ingeniería Agroalimentaria y del Medio Rural tiene una buena base de formación edafológica, pero en otras carreras la Edafología está muy poco considerada con respecto a lo que es el mundo acuático, la ecología fluvial y marítima o el tema atmosférico, ahora con el cambio climático.
–¿A qué lo achaca?
–En 2004 hubo en el Parlamento Europeo una directiva de protección del suelo y todo apuntaba a que iba a salir, pero desapareció tras un bloqueo de varios países. Y se acabó. No hay ni una protección global. Hay algún tema de suelos contaminados asociado a la Ley de Residuos, pero no hay una directiva de protección de suelo, lamentablemente. Eso también se traduce en que los estudios de protección del suelo están bastante ausentes en carreras importantes.
–¡Pero la aplicación práctica de lo que hacen aquí es evidente!
–Sí,pero a nivel de interés ni el mundo académico ni el político están en esa dirección.
–¿Y el mundo profesional? ¿Acuden a ustedes desde el sector agrario para mejorar sus suelos y, por tanto, sus cultivos?
–Sí. Lo que pasa es que no podemos dar ese servicio. Básicamente nosotros buscamos proyectos de investigación, más que resolver técnicamente esas cuestiones. Sí tenemos convenios y estamos haciendo fertilización variable, pero a nivel de particulares no lo podemos abarcar.
–En su trayectoria vital destaca el esfuerzo que hizo en su momento por sacar por oposición una plaza de profesor universitario. ¿Pragmático, realista...?
–Las universidades pequeñas tienen un problema importante con lo que son profesores asociados. El porcentaje de éstos es enorme. Eso no es más que prostituir una figura académica.
–Suena fuerte esto que dice.
–El profesor asociado era un profesional que tenía su actividad y que se le contrataba para que aportase el conocimiento que da la experiencia profesional. Pero resulta que eso es al final la vía de contratación en muchos casos, con contratos extraordinariamente precarios. Hay casos en los que incluso la gente se tiene que pagar la cuota de autónomos para que le pueda contratar una universidad. Eso es una prostitución de esa figura y parece ser que la ley que está preparando el Ministerio de Universidades va a poner un coto a los porcentajes que pueden permitirse de ese tipo de contrataciones.
–¿Su vocación universitaria está colmada con lo que hace y donde lo hace?
–Sí. Ya tengo una edad y voy viendo con cierta perspectiva... Quizá me hubiera gustado estar más centrado porque al final si te dispersas en muchas actividades lógicamente tienes agujeros. En mi periodo político mantuve la actividad profesional; afortunadamente pude poner mis clases y docencia a primera hora o por las tardes y conseguía hacer ese equilibrio. Pero eso tiene un precio desde el punto de vista académico y de investigación.
–Sin embargo, no deja de parecer desde fuera un privilegio que siempre se pueda estar en contacto, como es su caso, con el estrato juvenil de la sociedad. ¿Eso ayuda a madurar mejor?
–Te mantiene joven, eso es ciero... ¡O eso piensa uno! Después hay que ver lo que piensan tus alumnos...
–¿Qué cree que piensan de usted?
–Pues me verán como a un tipo mayor, no sé.
–¿Pese a la melena?
–Sí, sí... Lo que más notas es en el laboratorio, donde lo que más abunda es gente que está con la tesis o la tiene recién acabada. Tiendes a tener con ellos una relación profesional de tú a tú. Ahí es donde quizá más piensas que eres como ellos... ¡y no es cierto!
–Ha mencionado su etapa política. ¿Echa de menos haber sido cargo público?
–No, no la echo de menos. Tuve una actividad parlamentaria y, bueno, un parlamento es un sitio de debate político y a mí siempre me gusta el debate político pero me imagino que si hubiera estado mucho tiempo, dos o tres legislaturas, hubiera acabado cansado.
–¿Por que el verdadero afán de un político es ejecutar?
–Claro, tú no puedes estar ahí siempre debatiendo. Sigo más o menos los debates de ahora y muchas de las cosas que hace veinte años ya se debatían siguen ahí sin resolverse y sin ningún tipo de avance. Por ejemplo, todo lo de la Sanidad rural ya se planteó con el proyecto de unidades funcionales para organizar la comunidad... Y eso sigue igual. ¿Vamos a esperar a que no haya nadie para reorganizar la nada? Hay cosas que están pendientes y cuyo debate es estéril porque lamentablemente no se ha avanzado nada en estrategias que para mí ya eran claves hace 20 años. Entonces había gente con iniciativa en los pueblos, se podían haber fijado en esa gente. Mucha de ella se ha marchado, no ha encontrado su ambito ahí. Hoy yo creo que ya en muchas áreas es demasiado tarde. Castilla y León tiene un futuro difícil.
–Sigue militando en Tierra Comunera. ¿O se llama Partido Castellano? Antes había sido el Partido Nacionalista Castellano...
–Yo sigo militando en Tierra Comunera aunque Tierra Comunera se llame como se llame. Sigo con los míos, con los pocos que queden...
–Llama la atención que en estas tierras castellanas, en las que se muestra el orgullo de ser la que ayudó a construir la idea de España, hubiera un partido nacionalista... ¿Se puede mantener la existencia de este?
–Los hechos son bastante claros: no se puede.
CARLOS RAD
–Pero el nacionalismo en otras comunidades tiene notables réditos electorales y presupuestarios para sus ciudadanos en inversiones. ¿Por qué aquí no se ha podido en todos estos años?
–Por una falta de identidad. Primero, porque nuestra lengua, el castellano, no tiene diferencia idiomática con el español, y eso a nivel cultural es un elemento clave. Y, segundo, porque aquí la gente se siente española antes que castellana. Es más, aquí lo que prevalece es siempre la envidia a los periféricos, estamos siempre como poniéndoles límites a ellos, en lugar de buscar nuestros límites, que es la gran apuesta que tendría que hacer Castilla.
–Muchas referencias sociales claman por un partido nacionalista castellano, pero a la hora de votar se inclinan por los partidos clásicos.
–Confío en que llegue el día en que acabemos siendo Castilla y no el 'resto de España'.
–¿El 'resto de España'?
–Lo que veo claro es que en un plazo medio o encontramos una fórmula de Estado plurinacional o vamos a la desmembración, por lo menos de Cataluña y después, del País Vasco. Si no se articula, esto será 'el Resto de España'. Algo así como Madrid y alrededores.
–Sí que lo pinta mal, sí...
–Siempre hemos protestado mucho con las vacaciones fiscales vascas y en Burgos han tenido un impacto económico muy negativo. Pero hoy el gran sumidero es Madrid: fiscal, económico, bancario, de todo tipo. Y nadie está clamando contra Madrid, que no sé si habría que clamar como tal o pedir que Madrid, si actúa como sumidero, actúe también devolviendo a las provincias periféricas parte de lo que recibe. No puede ser Madrid la capital del Estado y estar liquidándonos de población y económicamente, porque la competencia que tenemos hoy con Madrid es infinitamente mayor que con el resto.
–Alguien puede decir que su discurso de que esta comunidad puede acabar siendo Madrid y alrededores es catastrofista...
–¿Cuánta gente de la que formamos aquí acaba encontrando su futuro profesional en Madrid? Esa es una tendencia que en los últimos quince años es muy fuerte.
–¿Le han vuelto a tentar para volver a primera línea política?
–¿Los mios?
–Los suyos u otros. ¿O es que gato escaldado...?
–No, no. Aun sabiendo que no había posibilidades de éxito me seguí presentando hasta 2012. No me he cambiado de partido ni he recibido otras ofertas porque estoy donde estoy.
–Asomándose como ya lo hace a los 60 años...
–¡No lo diga usted así!
–A ver cómo lo digo, entonces... En este momento de su vida, mira atrás, recuerda la tienda de barrio de sus padres, repasasu pasado político y su labor universitaria, ¿y qué ve?
–Estoy orgulloso de muchas cosas. Contento porque cuando despedí a mi padre, que estuvo con la cabeza presente hasta casi el final de sus días, le despedí con la satisfacción de la tarea cumplida, la suya y yo en lo que había contribuido. Con mi padre hablé poco, porque los castellanos hablamos poco, sobre todo de sentimientos, pero en esa despedida sí que ví la tarea cumplida en algún aspecto. En otros, tengo muchos retos por alcanzar.
–¿Y en estos años se ha parado a pensar qué quiere ser de mayor?
–¿De viejo, dice? Pues un viejo afable porque los viejos se vuelven irritables y bastante intolerantes: mi objetivo es no caer en eso y ser un viejo que contribuya a que el mundo sea más feliz y la gente sonría.
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