Tres peregrinas, durante su viaje por el Camino de Santiago, a su paso por Tierra de Campos. Ramón Gómez

El Camino de Santiago vuelve a cifras prepandemia: un «excepcional» 2023 en Castilla y León

La ruta jacobea registra 206.796 pernoctaciones durante el primer semestre, cifras superiores a las de 2018 y 2019

Víctor Vela

Valladolid

Martes, 25 de julio 2023, 19:35

Los peregrinos han cogido con ganas las mochilas y regresado con ímpetu al Camino de Santiago, que en este 2023 se recupera por fin del frenazo sufrido durante la pandemia e incluso supera las cifras de los dos años anteriores a la covid. Los ... albergues del Camino Francés (la principal ruta jacobea) registraron 206.796 pernoctaciones durante el primer semestre del año. Son 100.527 más que en el mismo periodo de 2022, cuando hubo 106.269 hospedajes y está muy por encima de los 10.723 de 2021 o los 10.794 de 2020 (cuando la covid impactó de lleno en las peregrinaciones hacia Compostela).

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Estas cifras superan incluso las 193.670 pernoctaciones de los seis primeros meses de 2019, cuando no había ni rastro de la covid-19. En los últimos años, las de 2023 solo se quedan por debajo de las de 2017. Y certifican que esta ha sido una primavera «muy buena, incluso excepcional», según la califica Miguel Pérez, presidente de Camino Francés Federación.

Mayo y septiembre son, tradicionalmente, los meses más potentes para la ruta jacobea, que sufre un descenso de afluencia desde mediados de junio, motivado, entre otras causas, por el excesivo calor. Esto se nota especialmente en Castilla y León, ya que el peregrino veraniego suele centrarse en las últimas etapas (los famosos cien kilómetros) que transcurren por Galicia. «La estepa castellana es más complicada en estas fechas», apunta Jesús Aguirre, de la asociación burgalesa.

La alternativa, en estos meses de calor, suele ser el Camino del Norte o el Portugués para los peregrinos españoles (los caminantes extranjeros son más fieles al Camino Francés), como recuerda Ángel Luis Barreda, portavoz del Camino de Santiago a su paso por Palencia.

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En esta provincia, se han contabilizado 17.486 peregrinos entre enero y junio de este año, casi el doble de los 9.173 del mismo periodo de 2022 y cerca de los 19.274 que se alcanzaron en 2019 (cifras prepandemia). «Las cifras se empezaron a recuperar a finales del año pasado y en este 2023 se roza la normalidad en Palencia», apunta Barreda. En León la situación despunta mucho mejor incluso.

«El inicio de 2023 ha estado por encima de cualquier año», dice Anselmo Reguera, presidente de la asociación en León, convencido de que la pandemia ha hecho que se valore más el contacto con la naturaleza y la experiencia espiritual que propone el Camino de Santiago.

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Peregrinos en el Monte Irago. Ramón Gómez

«El incremento se ha notado especialmente entre los peregrinos extranjeros. Han subido mucho los que llegan de Asia», cuenta Reguera. Corea del Sur ha sido un país habitualmente muy presente en la ruta jacobea (suponen el 11% del total de visitantes foráneos), pero en los últimos meses se ha percibido un mayor número de personas que sigue las flechas amarillas con origen en China o Japón. Jesús Aguirre comparte esa percepción. Y ofrece datos.

El albergue municipal de Burgos ha acogido hasta el 30 de junio a 9.296 peregrinos (con cinco días en mayo en los que se logró la plena ocupación). De ellos, 1.555 eran españoles. El resto, 7.741 habían llegado de otros países. El caminante internacional ha vuelto con fuerza al Camino, después de que muchos de ellos tuvieran que posponer su viaje por culpa de la pandemia, que cerró fronteras y restringió durante meses los movimientos entre países. Y lo certifican las estadísticas oficiales que maneja la Junta de Castilla y León. Durante el primer semestre, el 79,9% de los peregrinos era foráneo. De ellos, el 14,9% llegaba desde Francia, el 13,1% tenía pasaporte estadounidense y después les siguieron los alemanes (12,7%) e italianos (11,5%),

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Uno de cada cinco peregrinos (20,1%) que cruzó Castilla y León por la ruta jacobea durante el primer semestre era español. El porcentaje es casi cuatro puntos inferior al de 2022, un año en el que los peregrinos nacionales alcanzaron su porcentaje máximo en diciembre (38,9%), al aprovecharse del puente de la Constitución y de un menor movimiento extranjero por las Navidades. Le siguen los meses veraniegos (32% en julio y 34,8% en agosto), con otro pico en octubre (31%). Durante los meses de invierno (de enero a marzo) la presencia del peregrino nacional es casi testimonial (no llega al 15%). Por comunidades de origen, a la cabeza se sitúa (y esto es algo habitual desde hace años) Cataluña, con el 24,3%, seguido de Madrid, 20,5%. A continuación adquieren un lugar destacado los que llegan desde el País Vasco, que tienen una importante presencia durante los meses de verano en bicicleta.

Los datos que recogen las asociaciones de Amigos del Camino de Santiago y que procesa la Junta de Castilla y León se refieren al Camino Francés y se centran especialmente en los albergues. Pero también constatan un incremento de los viajeros que optan no por el albergue, sino por otro tipo de alojamientos, como hostales, hoteles y apartamentos turísticos.

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El año pasado, el 6% de las pernoctaciones se hicieron en este tipo de establecimientos. Y esta tendencia ha crecido desde la pandemia. Tal vez porque los caminantes buscan más intimidad.

Los albergues, conscientes de esto, se han adaptado. «Durante la covid hubo que adaptar nuestras instalaciones y que reducir los aforos. Varias de las medidas que se tomaron entonces se han mantenido», cuenta Aguirre, quien explica que el albergue municipal de Burgos ha reducido sus plazas (de 150 a 120) e instalado nuevas ventanas que favorecen la ventilación.

Una peregina descansa en el Camino, a su paso por León. Ramón Gómez

En León, cuenta Reguera, cada vez son más habituales los albergues que se organizan en habitaciones más pequeñas, con capacidad para dos, cuatro o seis personas. «La opción de hoteles, hostales e incluso pisos turísticos es más habitual en grandes localidades, donde hay peregrinos que prefieren parar un par de días y hacer turismo», indica Reguera. Desde la pandemia (entre 2020 y 2022) ha bajado el porcentaje de albergues que permiten esta posibilidad de repetir.

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El Camino Francés, a su paso por Castilla y León, ofreció el año pasado (en su momento máximo) 5.359 plazas de hospedaje en los albergues, que durante los últimos años han incrementado los servicios que facilitan a sus usuarios. Por ejemplo, el 87,20% disponen de wifi o conexión a Internet (cuando en 2018 eran el 75,2%), también ha aumentado el porcentaje que ofrece guardabicicletas y se han recuperado (después del bache de 2020) servicios de desayuno o cafetería.

La encuesta de satisfacción encargada por la Junta de Castilla y León revela que los peregrinos puntúan con la nota más alta (9,1 sobre diez) la calidad de los albergues y la seguridad en el alojamiento (tanto por limpieza como higiene o ventilación).

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Este es un aspecto especialmente cuidado desde las asociaciones de amigos del Camino de Santiago. La Federación que agrupa a las reunidas en torno al Camino Francés (que acoge a entidades de Castilla y León, Aragón, Navarra, La Rioja y Galicia) ha recibido una partida de los fondos Next Generation para mejorar los servicios que prestan a los peregrinos.

«En el caso de Castilla y León, si lo atraviesan por completo, son cerca de 15 días de estancia que hay que hacer lo más satisfactoria posible», recuerda Miguel Pérez, quien enumera algunas de las acciones en las que trabajan. Por ejemplo, la sostenibilidad ecológica de los albergues, la formación de voluntarios, agentes turísticos y fuerzas de seguridad del Estado en su atención a peregrinos, la protección de la gastronomía local en los menús y un asistente virtual que permita al caminante conocer en tiempo real las plazas disponibles en los albergues o disponer de un servicio de traducción simultánea que les permita comunicarse mejor con los hospitaleros. «La idea es acercarse al caminante del siglo XXI sin perder la esencia tradicional del Camino de Santiago», apunta Pérez.

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Ramón Gómez

Esta apuesta por la innovación está liderada desde la Junta, que ultima un plan director del Camino de Santiago Francés para revitalizarlo como eje turístico, cultural y económico. «Cuando llegamos a la Junta, nos preocupó el descenso de peregrinos que se había detectado desde 2009 en el Camino de Santiago Francés, mientras que otros, como el portugués, habían crecido», dice Ángel González Pieras, director general de Turismo y Comisario de los Caminos de Santiago. Las medidas para reforzar la ruta tradicional del Camino a su paso por Castilla y León se presentarán próximamente, con acciones encaminadas a la digitalización o la señalización de puntos negros.

El 70,4% de los peregrinos que han recorrido el Camino en este primer semestre son hombres. Casi uno de cada cuatro (el 24,1%) tienen entre 56 y 65 años. Le sigue, con el 21,6%, los que están entre 45 y 64 años. El 68,8% manifiesta que el principal motivo para viajar a Santiago es espiritual o religioso (el 24,5% dice que lo hace por razones turísticas y de ocio). El 92% asegura que le gustaría repetir la experiencia. «Esto es muy importante para el turismo de Castilla y León», manifiesta Ángel González Pieras, quien subraya otros aspecto: el gasto medio de los peregrinos se ha incrementado este año, en 0,61 euros por motivos de alojamiento (9,70 euros al día) y en 3,10 euros si se tienen en cuenta otros gastos (en 2022 fueron 13,54 euros).

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