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Tras 28 años dedicados al textil, con el buque insignia de la marca Kilarny y fabricando también moda para otras firmas nacionales e internacionales, la empresa vallisoletana Seditex se ha visto obligada a voltear su negocio casi de la noche a la mañana para detener su producción de ropa y arrancar la de batas y mascarillas.
«Con la llegada del estado de alarma tuvimos que aplicar un ERTE a nuestro área comercial pero continuamos fabricando prendas porque en principio esto iba ser para dos o tres semanas», relata el gerente de la empresa, José María Gangoso, que compara su cadena de producción con un embalse que «se llenó pero no descargaba»; así que se vieron obligados a parar las máquinas y pensar qué hacer en la nueva situación que se ha abierto con la irrupción del coronavirus.
«Llegó el momento de reinventarnos para afrontar nuevos retos», rememora Begoña Pérez, del departamento de marketing y comunicación, para situar el punto en el que Seditex empezó a elaborar mascarillas que en un principio donaron a residencias de ancianos, particulares, la Red Madre o la Policía Municipal y ahora, ya a pleno rendimiento y trabajando con material específico, comercializan tras una ingente labor para encontrar proveedores de tejido antibacteriano. «Al principio veíamos una mascarilla y nos parecía impensable hacerlas e incluso ironizábamos con ello; ahora, las fabricamos casi con los ojos cerrados», relata Gangoso, que asevera que el mayor esfuerzo que han debido realizar ha sido, además del de encontrar la materia prima que escasea en toda Europa, el de reciclar a sus trabajadores; «hemos tenido que formarnos en tejidos sanitarios, certificaciones...».
Especiales coronavirus
Esta reinvención del negocio que tradicionalmente desarrollaban les ha servido para no verse obligados a frenar sus líneas de producción y cubrir sus gastos de estructura, pero, aseguran sus responsables, solo podrá tener continuidad en el tiempo si hay un compromiso por parte de las autoridades de que se va a apoyar a las empresas que fabrican material sanitario y de si se va a fomentar el comercio para aquellas tiendas de moda que ahora ven con incertidumbre su futuro más próximo. «Hay que incentivar el consumo», valora el gerente de Seditex, donde en poco más de tres semanas se han llenado los almacenes de batas y mascarillas que distribuyen a empresas de suministros, químicas o de ropa profesional.
Ahora, consideran, no se puede seguir adelante como hasta antes de la pandemia y apuestan porque toda la sociedad modifique su paradigma para que, entre todos, se reactive el comercio local y la venta de productos nacionales. «Tienen que cambiar los valores para salir todos juntos de esto; debemos consumir lo que producimos para cuidarnos los unos a los otros».
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Jon Garay e Isabel Toledo
J. Arrieta | J. Benítez | G. de las Heras | J. Fernández, Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras y Julia Fernández
Josemi Benítez, Gonzalo de las Heras, Miguel Lorenci, Sara I. Belled y Julia Fernández
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