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El número de fallecimientos en julio de 2022 en Castilla y León registrados por el sistema MoMo (Monitorización de la Mortandad) que coordina el Ministerio de Sanidad superó en un casi un 35% a los registrados hace un año. E incluso supera en un ... 25% a los de 2020, considerado un año excepcional por los efectos de las primeras oleadas de la covid. Los datos de este registro que actualizan desde el Instituto Carlos III calculan que en el pasado mes fallecieron en la región 3.223 personas, mientras que la cifra estimada inicialmente era de 2.231. Esto significa un exceso de mortandad de casi un millar de personas (993). Un tercio de este incremento se ha atribuido a las olas de calor (338 casos). Si se analizan los cifras de forma autónoma, resultan aún más llamativos. El exceso de víctimas predecibles por el sistema se ha multiplicado por diez de julio de 2021 (89 casos) a julio de 2022 (993).
Castilla y León es una de las regiones que peor evolución refleja en España durante el mes recién agotado. Así, en España se calcula que han muerto 9.687 personas más de lo esperado, una cifra cinco veces más elevada que las medias de julio (en torno a 1.850 decesos).
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De estos dígitos, Castilla y León, que apenas aporta el 5% de la población nacional, absorbe el 10% de muertes. Son cifras comunitarias muy alejadas, siempre por exceso, de cualquier año que se quiera comparar desde que este sistema entró en vigor en 2004.
Habría que retrasar el calendario hasta 2015 para buscar el año con dígitos elevados, pero siempre muy lejos de este duro 2022. Hace siete años, el MoMo registró un exceso de 352 fallecimientos en Castilla y León. De ellos, 120 los atribuyó a las olas de calor, es decir apenas un 30% de los 338 casos que se han establecido en julio de 2022. Además, nunca en estos casi 20 años de sistema de cálculo de la evolución de la mortalidad en España, se había calculado en Castilla y León una cifra de muertes por encima de las 3.000 personas (en concreto 3.233).
Los expertos del Instituto Carlos III (dependiente del Consejo Superior de Investigaciones Científicas) consultados insisten en que «las estimaciones están por encima de lo que podría esperarse», y se estima que esta realidad «afecta a personas muy mayores entre 75 y 85 años o por encima de esta edad». Ningún experto se atreve a dar indicaciones concluyentes de esta realidad. Hay que recordar que estas cifras del Panel MoMo «no se refieren a personas reales fallecidas sino que son el resultado de un cálculo estadístico en forma de estimación», insisten en el Instituto Carlos III. Son datos que no se pueden dar como consolidados «hasta que no ha pasado al menos un mes de su publicación», concluyen. Y que después se verán retocados o confirmados por la Red Nacional de Vigilancia Epidemiológica -Renave- y el cruce con los datos reales de defunciones del INE (Instituto Nacional de Estadística).
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También el director del área de Medicina Preventiva y Salud Pública del Hospital Clínico de Valladolid, Javier Castrodeza, insiste en la necesidad de relativizar las estadísticas ya que «sin un monitoreo basal, sin años anteriores de comparación, los datos se disparan».
El doctor Castrodeza recuerda que en los últimos tiempos ha habido tres momentos clave que han provocado avances bruscos de las gráficas: el 15 de agosto de 2021 (exceso de temperaturas), 30 de enero de 2022 (combinación de picos de frío y ola de covid) y del 19 de junio al 17 de julio de 2022 (todas las causas de muerte se disparan).
Aunque la presencia de la covid puede figurar como un elemento que distorsiona cualquier estudio sobre decesos desde principios de 2020, hay que recordar que las todavía elevadas cotas de contagio no se han traducido a una gran mortandad. En Castilla y León solo se registraron 18 muertes en la última semana de julio. Por eso, Javier Castrodeza avanza una explicación en la que coinciden los analistas de la Carlos III consultados: «Las temperaturas climáticas lo que hacen es complicar el resto de patologías: hipertensión, diabetes, problemas cardíacos, tumores oncológicos…. A la pregunta de ¿ha fallecido por el calor? resulta difícil responder. El calor empeora el estado de la persona y agrava otras patologías».
Y son los grupos de edad de edades avanzadas quienes más sufren esta realidad. De ahí que el doctor Castrodeza destaque que «el análisis de estos datos debe dar pautas para aplicar medidas preventivas por grupos de edad y situaciones de riesgo ante la reiteración -más que probable- de episodios similares en el futuro».
El sistema de Monitorización de la Mortandad (MoMo) diaria por todas las causas fue creado en 2004. Su objetivo, según el Instituto Carlos III es «identificar las desviaciones de mortalidad diaria observadas con respecto a la esperada». Para ello, MoMo utiliza varias fuentes de datos como son: las defunciones diarias por todas las causas de los últimos diez años; las temperaturas según la Agencia Estatal de Meteorología (AEMET) y los datos de población por grupo de edad, sexo y provincia del Instituto Nacional de Estadística (INE).
Sobre los datos de defunciones notificadas se realizan una corrección por retraso para corregir la cifra real de muertes oficiales. Por eso, sus gestores insisten en que son «estimaciones» y no cifras reales y cerradas. De hecho, las causas oficiales de una muerte, sean cuales sean, tardan meses en certificarse de forma oficial al INE. Así que sus predicciones no deben darse por «consolidadas», pero sí «pueden dar una idea de la evolución de los excesos de mortalidad estimados», insisten desde MoMo.
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