Castilla y León prevé una vendimia adelantada debido al calor que se vive en las distintas zonas de calidad vitivinícolas desde principios del mes de mayo y que ha acelerado la maduración del fruto. Sin embargo, lejos de lo que muchos piensan, las temperaturas ... extremas vividas en algunas de las jornadas han ralentizado un poco ese proceso, ya que la planta, para protegerse, cierra su ciclo vegetativo dejando de hacer la fotosíntesis. Por sus características, el viñedo es una de las plantas que mejor aguanta el calor. Eso sí, a pie de cepa se mira con preocupación la situación de sequía. Hay cierto temor a que se prolongue aún más en el tiempo y que pueda mermar de forma importante la cosecha en kilos de uva recogidos y disparar los valores como el grado y el azúcar.
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A partir de ahora, en la recta final hacia la cosecha, todo dependerá de cómo se comporte el tiempo en las próximas semanas y en el sector se apela de forma generalizada a la necesidad de que lleguen las precipitaciones. Esa lluvia tan anhelada que la viña sabe absorber rápidamente, logrando recuperarse de forma inmediata y que su grano empiece a engordar, ganando peso y equilibrando sus valores. De momento, el fruto está enverando, ese cambio de color en las uvas que marca el inicio de su maduración.
«Ha hecho un calor extremo, se han batido todos los récords que teníamos en el Consejo. El día más caluroso hemos vivido 41,4 grados a la sombra en Aranda (Burgos). Incluso tres días seguidos por encima de los 40. Cosa que no había sucedido nunca desde que tenemos registros», explica el jefe del Servicio de Experimentación del Consejo Regulador de Ribera del Duero, Alberto Tobes. Al respecto, añade que, con esas temperaturas por encima de los normal, la planta «para su ciclo vegetativo, frena su metabolismo y deja de hacer fotosíntesis. En las horas de tanto calor, el viñedo está parado, se cierra y es su manera de mantener el agua y no estresarse más». Por ello, en esas jornadas de récord en la subida del mercurio se ha ralentizado una maduración que venía muy adelantada. «Va ahora un poco más despacio, jugamos con que tenemos un plazo de adelanto, que llevamos ganados en días», confirma. En cualquier caso, el ciclo sigue más acelerado que en un año «normal», en concreto «una semana».
Más que el calor, a los viticultores y técnicos de Ribera del Duero lo que les preocupa es la sequía, en especial en las viñas muy jóvenes. «A priori, los viñedos que han pasado diez años de vida, si están bien plantados, sobre un suelo profundo, en un terreno bien establecido, no tienen por qué tener problemas». En cualquier caso, desvela que sí se está notando ya el denominado estrés hídrico, falta de agua en la planta. «Se ve claramente en las hojas, las ves que están un poco más lacias y menos tersas, eso es que le falta agua».
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carmen aguado
Si la situación de sequía se prolonga hasta la campaña de vendimia, produciría un menor tamaño en la uva y una disminución de kilos de cosecha. A pesar de que en Ribera del Duero es habitual que entre mayo y julio el registro de precipitaciones sea muy bajo, en esta campaña se han contabilizado unos registros de 10 litros, «cosa que está muy por debajo de lo habitual, y veníamos de un invierno que no ha sido húmedo». Lo ideal sería que las precipitaciones llegaran a mediados de agosto y principios de septiembre para beneficio de la cosecha.
En la Denominación de Origen Rueda se prevé un adelanto de la cosecha de alrededor de diez días marcando el comienzo generalizado a finales de agosto, según mantiene el viticultor y vicepresidente de la D O, Mariano González. Insiste en que el calor vivido durante tantos meses ha propiciado este adelanto en una vendimia que también, a su entender, estará marcada por la sequía que ha afectado a gran parte de los racimos de un gran número de parcelas de la zona de calidad. «Es una cosecha bastante escasa con respecto a lo que inicialmente se preveía. Aquí, en Rueda, como en otras zonas del país, la sequía ha afectado mucho, provocando que, en un gran número de racimos, las bayas se sequen y se pierde una parte de la cosecha. Ves un racimo y hay bayas completamente secas», lamenta.
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Por su parte, el departamento técnico del Consejo Regulador de Rueda confirma que se ha vivido una pequeña ralentización en los días de temperaturas extremas, ya que «la planta es activa entre los 10 y los 30 grados, fuera de ese intervalo se inactiva». Una parada de la actividad que, según los técnicos de la Denominación de Origen, se produce «porque la planta cierra estomas para evitar su deshidratación como consecuencia de un viento excesivo, una temperatura excesiva o una carencia de agua en el suelo. Básicamente, lo que se está sucediendo actualmente en nuestras latitudes».
En lo que se refiere a la zona de Toro, prevén batir este año el récord de inicio de vendimia. En parte, el hito se debe a la autorización, desde el pasado año, de dos nuevas variedades muy tempranas, albillo real y moscatel. Además, el director técnico de la D O, Santiago Castro, confirma que el ciclo se ha acortado en todas las variedades y que ya hay aviso de bodegas de la fecha en la que quieren empezar las labores de recolección. «Hay elaboradoras que nos han informado de que, con las nuevas variedades, van a empezar la vendimia sobre el 15 de agosto, la fecha más temprana en la historia de la zona. A partir de 20 de agosto también hay algunas bodegas que van a empezar con otras variedades blancas y tintas». Destaca que históricamente en Toro se solía vendimiar a mediados de septiembre las variedades tintas, «pero esas fechas se va adelantando cada vez más».
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Respecto al estado de la uva, como en el resto de las zonas, si la sequía continúa, se espera una disminución del peso de las bayas y de la cosecha. «Además, el problema es la escasez de agua, desecación de racimos y desecación de hojas, hay que ver la evolución de los viñedos. A ver el tiempo, es difícil de prever. Todo ahora depende del clima y lo que venga», puntualiza.
En Cigales manejan la fecha de principios de septiembre para comenzar a recoger la uva, unos quince días de adelanto respecto al año pasado, cuando se empezó a vendimiar el fruto a mediados de ese mes. «El viñedo está bastante adelantado, de enfermedades de momento nada… Lo que pasa es que posiblemente a principios de septiembre, si la cosas sigue así porque dicen que en agosto vamos a seguir con calor, llegará la vendimia, se va a adelantar bastante», defiende la directora técnica de Cigales, Agueda del Val. A pesar de que se pensaba que en la zona había suficiente cantidad de agua en el subsuelo como para tener un buen verano, «con estas temperaturas, ya están sufriendo un cierto estrés». Al respecto, detalla que hay algunas hojas que se están secando, ya que «la uva intenta tirar de ahí».
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80% es el porcentaje de plantaciones que tienen posibilidad de riego en la zona de Rueda, al contrario de lo que sucede en Ribera de Duero. Esta opción se está utilizando en función del criterio de cada propietario, debido al coste que supone
Respecto al fruto, Del Val considera que si de aquí a septiembre no llueve, las uvas serán pequeñas, «se concentrarán muchísimo y tendrán mucho azúcar, mucho extracto, pero el rendimiento muy poco, pequeñas y concentradas. Como siga así, el rosado lo tenemos que coger muy pronto porque si no el grado se dispararía».
A pesar de que el viñedo es eminentemente un cultivo de secano, desde hace alrededor de quince días los viticultores que tienen la posibilidad han optado por regar las plantas, especialmente las jóvenes, con menos de diez años de vida. Existen tres posibilidades de riego para el viñedo. Estar ubicado en una zona de regadío, haber realizado una prospección de agua en la parcela, o regar con cubas. En cualquier caso, el acceso a riego tiene un porcentaje testimonial en la mayoría de las Denominaciones de Origen y las zonas de calidad no tienen un registro que lo determine, ya que no ha sido, hasta ahora, un uso habitual.
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«El que tiene riego, aprovecha a regar, y además hace muy bien en regar», defiende Alberto Tobes. Matiza que en la tesitura actual, «las viñas con riego podrán ganar calidad, el riego está muy bien si se utiliza como una práctica bien utilizada, es diferente regar que echar agua». En Ribera, según el técnico, hay muy poca superficie en zona de regadío, a lo que se unen algunos sondeos de profundidad realizados en los viñedos jóvenes situados en grandes parcelas. «Eso no significa que todos los de esas características los tengan, es una inversión muy importante, además del sondeo, el generador, el gasóleo, la luz…», puntualiza. También hay casos de viticultores que tiran de cubas, sobre todo los viñedos jóvenes. «Los plantados este año, los de uno o dos años esos sí tienen riesgo si es un suelo arenoso con poca piedra; apenas se retiene agua y puede perder las plantas que se mueran por la sequía».
Al contrario que en Ribera, en la zona de Rueda, existe un gran porcentaje de plantaciones que tienen posibilidad de riego. «Calculo que más del 80%», mantiene Mariano González. Luego, según el criterio de cada propietario, se está usando o no, ya que es necesario poner en una balanza si compensa o no el gasto y si va a ser rentable. «El problema son los inputs, el coste es justo el doble que el año pasado, se riega lo justo. Generador, electricidad, gasoil… Es un gasto importante».
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En la Denominación de Origen Toro también está permitido regar, pero se calcula que solo tienen acceso entre el 8% y el 10%, en todos los casos parcelas nuevas y plantadas en espaldera. «No es tan sencillo, no todas las espalderas tienen riego, debes tener disponibilidad de riego y hace la inversión, es difícil», defiende Santiago Castro. En Cigales también está permitido regar, aunque en principio, no se está apostando demasiado por esta práctica.
Es la primera zona en comenzar la vendimia en la región. Siempre la más temprana para recoger la variedad blanca de albillo real. La Denominación de Origen Protegida de Cebreros tiene previsto comenzar la vendimia a finales de esta próxima semana, siguiendo más o menos sus fechas habituales en esa variedad. «Hubo bastante lluvia en primavera, y la viña se recuperó bastante. Si es verdad que ahora llevamos tres meses sin que caiga una gota de agua. Estas olas de calor han hecho que se ralentice. Al principio se adelantó, pero ahora se ha frenado y vamos un poco en las fechas previstas», explica la directora técnica de la DOP Cebreros, Marta Burgos. En esta línea, detalla que como la viña está toda en secano «se ha paralizado, se bloqueado y está pendiente de coger nutrientes».
Cebreros vive una vendimia larga. La variedad blanca, albillo real, se recoje a principios de agosto. Pero la tinta, la garnacha, se recoge más tarde y todavía habrá que ver la evolución del fruto. «Se va a notar más la sequía si no llueve nada a partir de ahora, porque la viña iba muy bien, el cuajado ha sido fantástico, otros años hay bastante corrimiento. Pero este año que hubo esa ola de calor en junio, no hubo lluvias, no hubo aire y no ha habido corrimiento», narra. Advierte de que estas próximas semanas definirán el futuro de la garnacha y su momento de recogida. A pocos días de vendimiar la albillo real, en Cebreros preocupan los daños que puedan hacer los pájaros en el fruto, ya que es la época en la que está más madura.
Los dos incendios que han asolado la zona han afectado a algunas parcelas de viñedo protegido, aunque todavía no hay una valoración exacta. «Hemos sufrido tanto el de Cebreros, que se ha alargado hasta Hoyo de Pinares, como el de San Juan de la Nava. Todavía no hemos tenido tiempo de hacer valoraciones de hectáreas, pero algo ha tocado», lamenta Burgos.
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