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La campaña de remolacha avanza a buen ritmo y, aunque el sector coincide en que será «buena», no va a llegar a tantas toneladas por hectárea como se esperaba en un principio, tras los muestreos iniciales.
En el caso de la cooperativa Acor, ayer ... se cumplieron 60 días desde que la fábrica de Olmedo (Valladolid) comenzara a molturar y hasta la fecha ya se han transformado 642.000 toneladas de remolacha tipo. La polarización (riqueza en azúcar) es del 17,40% hasta el momento y los rendimientos rondan las 105 toneladas por hectárea, una cifra muy similar a la de la pasada campaña.
«Este es de los años buenos pero no de los mejores», comenta Javier Narváez, coordinador del Servicio Agronómico de Acor. «Pensábamos que se iban a llegar a las 110 toneladas por hectárea pero van a ser unas 105, desde luego una cifra muy superior a las 91 toneladas de hace dos años».
Narváez advierte de que «tenemos un mal endémico, la cercospora, y aunque se utilizan variedades resistentes, tiene bastante incidencia porque es difícil verlo casi hasta el último momento. El ataque está siendo mayor del que esperábamos».
La campaña se está desarrollando con normalidad, en opinión de Narváez. «Los arranques van bastante bien», con la única salvedad de las dificultades causadas por los más de 100 litros que cayeron en León y Zamora entre los días 20 y 22 de octubre, una incidencia que «nos dejó tocados, porque dificultó la entrada en las tierras». Si todo continúa como hasta ahora, Acor espera finalizar la campaña entre el 15 y el 20 de enero, todo dependerá de la lluvia. Entre la remolacha que ya ha entrado en la fábrica y las 180.000 toneladas amontonadas en las tierras falta por arrancar alrededor del 30%. La cooperativa tiene contratadas para esta campaña 10.457 hectáreas.
En el caso de Azucarera, los arranques también van a «buen ritmo», indica Salomé Santos, directora del Área Agrícola de Azucarera, y en el caso de la fábrica de Miranda de Ebro (Burgos), «vamos a terminar de arrancar este fin de semana, y el 16 de diciembre esperamos dar por finalizada la campaña». Los datos de producción son «buenos» y se mueven en unas 103 toneladas por hectárea y un 17% de polarización. El año pasado la media fue de 99 toneladas.
En la fábrica de Toro (Zamora), sucede más o menos lo mismo y se espera un incremento en las toneladas por hectárea, pasando de las 106 del año pasado a 110 en esta campaña. «Si los arranque son regulares, esperamos terminar la primera semana de enero», apuntan desde la empresa.
Tierras húmedas
La fábrica de La Bañeza (León) aún no ha abierto y la propia Salomé Santos reconoce que, de haberlo hecho en noviembre, «hubiera sido un desastre porque las tierras están muy húmedas; lo normal es hacerlo más hacia febrero porque el terreno se orea mucho mejor».
Santos hace referencia igualmente a episodios de cercospora, «aunque el cultivo ha evolucionado razonablemente bien». En cuanto rendimiento económico, el sector está «a la espera de acontecimientos», pues la pandemia ha provocado que el precio se haya estancado. «Se empieza a observar una tendencia más optimista», adelanta, «pero no se ven de cerca esos 500 euros que se dibujaban hace meses, pueden pasar muchas cosas».
Otros factores que van a influir a la hora de fijar los precios son las malas campañas que se están registrando en Francia, Reino Unido y, en parte, en Alemania. «En Francia las caídas del rendimiento son de un 27% con respecto a la media de los últimos cinco años, el estado está articulando ayudas, y todo esto y fenómenos extremos en otros países, está activando el precio al alza»
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