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Para estrenar coche una vez comprado hay que esperar varios meses por la escasez de producción debido a la falta de componentes. Someterse a una operación quirúrgica pasa por el peaje de las listas de espera y hasta obtener la pertinente (e ineludible) cita previa ... en un organismo público puede requerir semanas. En esta nueva realidad toca esperar para casi todo y poner unas placas solares en el tejado para apuntarse al autoconsumo eléctrico no es una excepción.
Aunque no se trata de algo que reporte beneficios puntuales en situaciones coyunturales, quien tome hoy la decisión de apostar por el medioambiente y el ahorro a través de la vía fotovoltaica doméstica es muy probable que no tenga activa su instalación hasta mediado el año que viene (cuando quizá la luz ya haya bajado). Las empresas instaladoras están desbordadas por la escasez de personal cualificado para realizar el montaje de las placas, a lo que se suma el aluvión de expedientes que deben recibir el visto bueno de la administración para empezar a funcionar. Hay, pues, que armarse de paciencia por partida doble.
El Ministerio para la Transición Energética tenía censadas a mediados de esta misma semana 6.428 instalaciones de autoconsumo fotovoltaico en Castilla y León. Pero lo que hasta poco era algo reservado a colegios y hospitales, grandes complejos de edificaciones, empresas u otro tipo de organismos, ha llegado con fuerza en los últimos años también a los tejados de, sobre todo, viviendas unifamiliares.
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En cuanto a las pequeñas instalaciones, las estadísticas muestran registros que se multiplican casi por más de dos de un año para otro. Sucedió en 2020 respecto de 2019, incluso con lo más duro de la pandemia de por medio y ha sucedido ya con datos de junio de 2021, comparado con los de todo el ejercicio anterior, según los datos aportados por el Ente Regional de la Energía (EREN), dependiente de la Consejería de Economía y Hacienda.
Con un 'sí' rotundo responde Carolina Antón, directora de CambioEnergético, cuando se le pregunta si hay un bum de demanda de autoconsumo doméstico. Lo atribuye a la escalada de precios del megavatio y también al hecho de que ya están operativas las subvenciones para favorecer la extensión de esta práctica. Ahora, según advierte, evita «animar a los clientes a apostar por el autoconsumo solo por la subvención». «Prefiero decirles que, aunque la pidan, cuenten con el 'no' de partida y si luego llega, mejor. Las ayudas van lentas y tienen sus requisitos, de modo que incidimos más en lo asequibles que son ya las placas y la posibilidad de amortizar el gasto en un plazo razonable de tiempo», explica.
Lo más habitual consiste en una instalación de entre 3 y 5 Kw/h, depende del número de personas que vivan en la casa, el tamaño y el consumo que hagan. Las placas se colocan aprovechando la pendiente del tejado (aunque también las hay en pérgolas o garajes) para obtener la máxima producción y rentabilidad. Mientras hay sol, todos los aparatos eléctricos se alimentan de las láminas. Cuando no luce el astro, el alternador vuelve a tirar de la red. Cuando hace tanto sol que se producen excedentes –algo habitual y que puede hasta sextuplicar el consumo–, éstos se vierten a la red y la compañía suministradora compensa a este cliente doméstico.
El resultado es variado y variable. Antón habla de ahorros que puede llegar hasta el 70% con respecto a la situación anterior. Hay casos en que la factura refleja un coste cero en consumo eléctrico y el consumidor solo paga el alquiler de equipos y los impuestos.
Según explica Santiago Campos, del equipo técnico de la Cooperativa Energética, si bien es en chalés donde más placas se instalan, también los edificios de pisos pueden obtener ahorros interesantes, tanto para el suministro de los servicios comunitarios como para los vecinos que decidan unirse a título individual. «Cuando hay involucrados muchos vecinos es más complicado lograr el acuerdo, pero tenemos casos en los que de 15 hay tres enganchados y el resto, simplemente no se oponen», explica.
Campos confirma que la apuesta por el autoconsumo vive una época dorada «sin ningún género de duda». «De 20 estudios al año hemos pasado a 203», comenta el portavoz de una cooperativa que nació en Valladolid en 2015 y ya supera el millar de socios». De hecho, comenta que ahora mismo tienen una 40 personas esperando sus placas porque «hay una importante carencia de instaladores y es un hecho que es una profesión cada vez más reclamada». «Incluso estamos pensando en formar un equipo propio», confiesa.
Asimismo, advierte de que los precios de las láminas fotovoltaicas ya han comenzado a encarecerse por el pico de demanda. Se trata de un producto que prácticamente solo se fabrica en China y Campos ratifica que entre los tres meses de plazo que requiere la instalación y los tres más para obtener la autorización de Industria para ponerla en funcionamiento «ya se puede hablar de que existe un tapón».
En enero ya tenía instaladas las placas en su tejado pero hasta pasado marzo no empezaron a estar operativas por los trámites administrativos de puesta en marcha. Desde entonces, Luis Ventura ha oído comentar algo sobre lo caro que está el megavatio, pero el suyo, en este caso el vatio, ha dado un bajón sustancial. De recibos de más de 40 euros ha pasado a pagar menos de 20, más de la mitad impuestos. Aunque él no lo ha hecho solo por el ahorro. «Siempre he trabajado en el sector de las infraestructuras de telecomunicaciones, en el que hace tiempo que los paneles son habituales. Pero han mejorado muchísimo su rendimiento y bajado su coste, por lo que ya resultan idóneos para uso doméstico», señala. Luis, que ha colocado ocho paneles, se ha gastado 5.000 euros en la instalación y legalización y tiene claro que, además de los beneficios para el medioambiente, la rentabilidad llegará más pronto que tarde: «Cuando se complete la transición energética todo irá a mejor, pero mientras tanto, en los próximos años el coste de la luz no va a bajar ni mucho menos», opina. «Es cierto que a veces esperamos a que pase la nube para poner la lavadora –bromea–.Eso sí, por la noche (cuando la tarifa es más baja para quienes están en PVPC), solo dormimos».
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