'Ayuda Ucrania', bizums que recorren miles de kilómetros desde Ávila

«Una niña de 12 años y su madre han llegado a Madrid este martes gracias a ellos», relata María Ángeles. Salieron de Kiev y, tras coger el vuelo en Varsovia, llegaron a España, donde les esperaba alguien cercano que ella no ha querido mencionar. Esta es una de las familias que ha conseguido escapar del horror de la guerra gracias a Rodrigo y Dorota. Unas historias que comienzan en el piso donde los dos dormían hace escasas semanas y donde llegaron hace cuatro meses tras pasar por otras ciudades como Gdansk o Gdynia, dos de las tres áreas urbanas que conforman la 'Triciudad' de la costa báltica.

Ahora, en su hogar de Lublin acogen a aquellos que han perdido el suyo después de dejar todo atrás. «Es un piso pequeño, de 36 metros cuadrados, donde tenemos una cama y un sofá cama», explica, a miles de kilómetros, el propio Rodrigo. Fue el pasado 27 de febrero, tres días después del incio de la invasión rusa, cuando llegó la primera de las dos familias que han acogido hasta ahora. Un matrimonio, sus tres hijos, su tía y su abuela, quienes lograron cruzar la frontera después de que se les estropeara su coche en el trayecto. «Cinco durmieron en nuestro piso y estuvieron tres días con nosotros hasta que finalmente se marcharon a Alemania», comenta. Los otros dos miembros encontraron alojamiento en otro piso de la misma ciudad.

La segunda familia fue esa madre que huyó desde Kiev con su hija de 12 años. Desde Lublin, Rodrigo y Dorota cogieron su coche durante más de 200 kilómetros hasta Przemyśl, situada a 20 minutos de distancia de la frontera y a unos cien kilómetros de la ciudad ucraniana de Leópolis, una de las urbes refugio de Ucrania ante el éxodo que ha provocado la invasión y que ha sido bombardeada por Rusia hace escasas horas. Hasta allí habían llegado ya esta madre y su niña tras recorrer los 500 kilómetros de distancia desde la capital. «Las ayudamos a salir del país y también estuvieron en el piso de Lublin, donde las ayudamos a conseguir los billetes de avión. Sabemos que este martes llegaron a Madrid», añade Rodrigo.

Para acoger a estas familias de refugiados han mantenido contacto con la ONG Homo Faber, que se ocupa de buscar alojamiento en Lublin a todos los que logran superar la frontera. Además, colaboran con Cruz Roja a través de la donación de alimentos, ropa, medicamentos y otros productos. «Una vez a la semana compramos pañales, agua, zumos, todo lo necesario, y lo llevamos a los puntos de recogida de la estación de autobuses de Lublin, donde cada día llegan miles de refugiados», comenta Rodrigo desde Polonia. Una ayuda que han pagado de su propio bolsillo y que ahora recibe el apoyo de su madre y de un círculo cercano de amigos y familiares desde Ávila.

En la otra punta del continente, la madre de Rodrigo, María Ángeles, inició a primeros de marzo un proyecto para ayudar a su hijo. Bizum y transferencias bancarias mediante, ella recibe dinero de un círculo cercano de familiares y amigos que también quieren aportar su granito de arena. De forma regular lo envía a su hijo, siempre con el mensaje 'Ayuda Ucrania o Ayuda Refugiados acompañando la transferencia.

«Sobre todo colaboran personas que nos conocen y yo me encargo de enviarlo. No queríamos tener una difusión muy grande para que fuera gente cercana la que mande el dinero y haya más confianza», explica su madre desde Ávila. Pero a pesar de ser un círculo pequeño, se han implicado totalmente. «Me emociona mucho por el trabajo de confianza de estas personas, que deciden donar de forma altruista su dinero y ayudar a toda esa gente que huye de la guerra», añade.

Para llevar más ayuda, María Ángeles y su marido cogerán las maletas para llegar hasta Polonia el próximo 23 de marzo. Allí, en Lublin, han alquilado un pequeño piso donde estarán hasta el 31 de marzo. Hasta entonces, y gracias a algo tan sencillo como recolectar dinero por bizum, consigue una ayuda que recorre miles de kilómetros en un segundo y que ya ha ayudado a salvar vidas.