Eran las tres de la tarde del 28 de marzo –Domingo de Ramos– cuando el Servicio de Emergencias 112 recibía una llamada en la que se precisaba asistencia para una hombre de 49 años que había sufrido una caída mientras hacía senderismo en la Pradera ... de la Serradilla, en la localidad abulense de Piedralaves. Protección Civil movilizó un helicóptero de salvamento con dos rescatadores para socorrer a la víctima, que se había golpeado en la espalda y no podía continuar, y a su acompañante, que también requirió asistencia. Esta fue una de las once intervenciones de emergencia que el Grupo de Rescate y Salvamento de la Junta de Castilla y León ha llevado a cabo en lo que va de año. La segunda durante la Semana Santa –la otra se produjo el 1 de abril en Pancorbo, Burgos–.
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Porque la pandemia ha empujado a los castellanos y leoneses hacia el medio natural, en busca de alternativas para disfrutar del ocio. Y si es al aire libre –expertos recomiendan realizar actividades en lugares donde haya ventilación, pues el riesgo de contagio es menor–, mejor. Motivado todo ello, además, por el buen tiempo. La montaña enamora, pero un error de cálculo, una salida sin las condiciones meteorológicas idóneas o sin un conocimiento previo del terreno que se pisa, puede jugar una mala pasada. Cuando esto sucede, ahí están ellos. El equipo del Grupo de Rescate de Protección Civil, una unidad especializada en auxilio en zonas de difícil acceso creada en 2006 bajo el paraguas de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente. Socorren cada año a decenas de personas en territorio castellano y leonés, pero el pasado, en más ocasiones de lo habitual.
56 rescates en montaña realizó el Grupo de Rescate y Salvamento de la Junta el año pasado, mientras que en 2019 se hizo lo propio en 48 ocasiones. La mayoría se produjeron en León.
11 intervenciones de emergencia se han llevado a cabo en la región en lo que va de año, la mayoría en Burgos (7) y el resto en León (2) y Ávila (2).
Así se desprende de las estadísticas que manejan, que desvelan que en 2020 se incrementaron los rescates en montaña el 15%. Se pasó de los 48 realizados en 2019, a los 56 de 2020. Todo, pese a los meses de encierro domiciliario. Una realidad que el coordinador de Infancia y Juventud en la Federación de Deportes de Montaña, Escalada y Senderismo en la región (FDMESCYL), Alberto Sánchez, considera que puede estar relacionada con el incremento de las salidas y la inexperiencia de sus protagonistas. «Sale más la gente al medio natural, de ahí que pueda haber más accidentes», sostiene Sánchez, al tiempo que añade que «hay que estar atentos, porque puede que se haya dejado de prestar atención a las cosas cotidianas por centrarnos en las cosas de la pandemia. Parece que la gente está más a gusto paseando por el monte que sentada en una terraza».
Los Picos de Europa –en su vertiente leonesa–, la Montaña Palentina y la Sierra de Gredos en Ávila, zonas muy transitadas pero que también se han popularizado en los últimos tiempos entre no profesionales, son los lugares de intervención «más recurrentes», desde donde se realizan la mayor parte de llamadas de auxilio, según precisan fuentes de la Agencia de Protección Civil. No obstante, tampoco son ajenas a estas escapadas zonas de las provincias de Segovia y Burgos como Navacerrada o el Pico San Millán, respectivamente.
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Por otra parte, el perfil de aquel que solicita ayuda es el de un hombre, de entre 40 y 65 años, que estaba realizando senderismo en grupo y que sufrieron percances como caídas o desorientaciones. Durante los meses de confinamiento domiciliario, los rescates, como las salidas al campo, lógicamente se desplomaron. De hecho, según los datos facilitados por Protección Civil, la última actuación que les obligó a movilizarse antes de que la covid arrasara con todo fue en marzo, en Ávila, en una actividad de escalada en escuela. La siguiente ya sería en junio, el día 5, en el Pico Espigüete, en Palencia, para asistir a un montañero de 25 años que se quedó enriscado en el citado pico de la Montaña Palentina y no podía continuar.
Por el contrario, julio y septiembre fueron los meses en los que más rescates se efectuaron, con 17 y 11, respectivamente. Por provincias, León (18), Ávila (12) y Palencia (10) lideraron en 2020 este ranking, mientras que en Soria, Zamora y Salamanca no hubo ninguno, en Segovia cuatro y en Burgos dos.
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El Gobierno autonómico tiene en vigor desde 2012 un listado de tasas y precios a abonar en caso de sufrir un accidente en montaña y precisar de la intervención del Grupo de Rescate y Salvamento de Protección Civil. Siempre que se produzca una imprudencia o negligencia por parte del accidentado, eso sí.
Atendiendo a las tarifas recogidas para aplicarla, del coste de la hora de vuelo del helicóptero y del personal movilizado, la factura de la intervención asciende a los 6.000 euros, según informan fuentes de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, que también matizan que esta factura, por lo general, es asumida por la administración, aunque también existe la posibilidad de cobrar una tasa en determinados supuestos. No obstante, nunca se ha llegado a hacer. Esto puede ocurrir cuando el afectado no haya atendido a los avisos de alerta o de predicción meteorológica adversa emitidos por los diferentes organismos; cuando la búsqueda o el rescate se realice en zonas peligrosas o de acceso prohibido o restringido, sin autorización de la autoridad competente; o también cuando las personas auxiliadas no lleven el equipamiento adecuado para la actividad.
En la base de Alcazarén, en Valladolid, todos los días del año, se posiciona un helicóptero con un equipo formado por piloto, operador de grúa, enfermero rescatador y rescatador. El equipo se encuentra en situación de retén, de forma que una vez recibida la solicitud de auxilio, la salida se produce en un tiempo máximo de diez minutos. El helicóptero es una «pieza fundamental», como apuntan fuentes de Fomento, pues está «diseñado específicamente para operaciones en montañas». Va equipado, del mismo modo, con una grúa de rescate para el izado de camilla así como diverso material de escalada y atención e inmovilización de víctimas.
La gran mayoría de sus movilizaciones están relacionadas con rescates en montaña, aunque también realizan otro tipo de intervenciones, tales como búsquedas, auxilios en agua o de personas que han sufrido percances mientras hacían rutas en bicicleta por llanuras. Pero no siempre estos incidentes concluyen con final feliz. También se llevan vidas por delante. Estos dos últimos años, la comunidad ha lamentado el fallecimiento de cinco personas, dos en 2019, otras dos el año pasado y una en lo que va de 2021. Por todo ello, desde el Grupo de Rescate y Salvamento de la Junta insisten en extremar la precaución, así como en tener un conocimiento previo del terreno que se va a pisar e informar a familiares o allegados de la zona que se transitará.
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