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Jueves, 7 de junio 2018, 14:53
El expresidente de Caja Segovia Atilano Soto ha defendido este jueves como «muy valioso», un programa «ejemplar», un acuerdo «bueno y magnífico», el «plan estratégico» 2006-2010 que reguló las prejubilaciones de los directivos de la entidad, dirigido, dijo, a evitar una «huida» ... de estos responsables que «tan talentosamente habían dirigido» la caja.
Cabe recordar que Soto está inmerso en un proceso judicial con otros cinco exdirectivos de la entidad por autoconcederse prejubilaciones por 17 millones de euros. La excúpula de Caja Segovia se enfrenta a penas de cárcel de cuatro a ocho años y a devolver lo cobrado, tras la apertura del juicio oral en enero decretada por la magistrada del Juzgado número 2 de Segovia.
Soto, expresidente de la Diputación de Segovia, que fue dado de baja como militante del PP de forma inmediata cuando se abrió el juicio, defendió ante la Comisión de investigación sobre las cajas de las Cortes, donde compareció acompañado de su abogado, la «legalidad y transparencia» de ese plan de millonarias prejubilaciones.
Incidió en que estaba avalado por la Comisión de Control, como órgano soberano que «funcionaba», y pasó al Banco de España, a la CNMV y la Junta. «Fue un acuerdo bueno, fue un magnífico acuerdo», dijo, para remarcar: «Nada que ocultar, ni nada que apropiarse por parte de los consejeros, ni los directivos».
Atilano Soto, que presidió durante más de 16 años la entidad, a la que entró en 1997, en un cargo «con carácter no ejecutivo, honorífico, gratuito y representativo», dijo, destacó que el objetivo era que los directivos no se prejubilaran cuando ellos quisieran, como pasaba con todos los empleados de la caja. Asimismo, destacó que el precio económico de las prejubilaciones era análogo al del resto de empleados y otras entidades del mundo empresarial, un 74,7 por ciento del salario.
El objetivo del Consejo con este plan era lograr, dijo, una salida «pausada y comprometida» de los directivos, sin provocar una huida ni competencias desleales en otras entidades del sector, y remarcó que «no hubo dinero público para las prejubilaciones, fue un plan ejemplar, unánimemente refrendado por el Consejo de Administración y pasó todos los controles legales». Eso sí, reconoció que «había un apartado que podía eximir a este compromiso a la cúpula que se acogió a él, si la entidad perdía su naturaleza y su estructura, tal y como ocurrió en 2010, al confirmarse el SIP de BFA», posteriormente Bankia.
Por lo que se refiere al caso sobre el Torreón de Lozoya, Atilano Soto defendió que la hipoteca para hacer frente a la operación fallida con la empresa Navicoas, fue «el mal menor», porque el mayor era asumir una deuda de 65 millones.
Soto recordó que eran «rehenes» de BFA, a la que solicitaron el crédito y con la que constituyeron el SIP en 2010, aunque siempre defendieron, dijo, que «no debíamos responder nosotros a ese endose». «No había más salida, era el mal menor», dijo, y señaló que no querían llegar a la pérdida del patrimonio pero al final el problema se ha solucionado de forma »amistosa», aunque aún debe pronunciarse sobre el recurso de IU el Tribunal Supremo. Y es que el caso fue sobreseído por el juzgado de primera instancia e instrucción número 5 de Segovia tras el acuerdo entre la Fundación Caja Segovia con Bankia, para levantar la hipoteca que pesaba sobre el edifico histórico. «El Torreón sigue ahí, nadie se lo ha llevado, ni Bankia tampoco», resumió.
Soto, quien recordó que fue procurador durante la primera legislatura de las Cortes (1983-1987), incidió una y otra vez que Caja Segovia «marchó muy bien, con resultados positivos en todos sus ejercicios antes y después de 2006» y funcionó de forma «ejemplar en legalidad y transparencia», con un «trabajo muy intenso y talentoso de directivos y empleados, sin recibir jamás dinero público alguno, para ninguna de sus proyectos, actuaciones empresariales, financieras y sociales».
Atilano Soto afirmó que Caja Segovia tuvo buenos resultados todo el tiempo, incluso en 2008, y cuando los demás ya estaban sufriendo la burbuja inmobiliaria, «la caja no tuvo crisis». «La caja no tenía problemas grandes», dijo, para remarcar que fue le Banco de España quien les «empujó de forma intensa» a entrar en el SIP (fusión fría) en 2010, con Caja Madrid, Bancaja, La Caja de Canarias, Caja de Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja.
Soto defendió que Caja Segovia podía haber subsistido en solitario, pero «jibarizada», circunscrita su labor a Segovia capital y algunos pueblos. Sin embargo, la tendencia del momento, dijo, era fortalecer el sector con tamaño, reduciendo el número de entidades, y constató que «si les hubieran permitido emitir acciones, podía haber habido una salida, pero nunca se puso sobre la mesa».
El exresponsable político y financiero, quien recordó que cumplirá 82 años, aseguró que siempre tuvieron «voluntad» de formalizar una caja única de todas las entidades «Para mí hubiera sido muy positiva la unión de todas las cajas en Castilla y León», sentenció.
Atilano Soto explicó que mantuvieron «intensas y numerosas» reuniones sobre la fusión fría de las entidades de la Comunidad, con la Junta con la participación en alguna ocasión del gobernador del Banco de España, y expertos exteriores. En este sentido, constató la reticencia desde los gestores de las entidades en «poner todos los huevos en la misma cesta», lo que dificultaría a solventar los problemas que eran los mismos para todas. «El problema era la endogamia», indicó.
Soto aclaró que querían encajar pero tanto ellos como el Banco de España vieron que no había »ajuste» posible. «Vimos que era imposible», dijo, para agregar que al final «se abrió la ventana» de Caja Madrid
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