He aquí una historiadora que investiga sobre nuestro pasado, una educadora que trata de que lo que investiga en la historia nos ayude a formarnos conciencia de dónde venimos y quiénes somos, y una profesora que enseña lo que pasó y, lo que es tan ... importante como eso, por qué pasó. Asunción Esteban, profesora titular del Departamento de Historia Antigua y Medieval de la Universidad de Valladolid, a la que definen su espíritu independiente, su fortaleza mental y su robustez intelectual. Se cuentan por centenares los alumnos que cada día agradecen que se cruzase en su camino esta docente, defensora de los derechos de la mujer y luchadora contra el olvido.
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–¿Sus largos años de investigación sobre los conflictos sociales de la Baja Edad Media le permiten intuir qué se nos avecina después del confinamiento?
–Al estudiar esa materia te das cuenta de que siempre que hay una involución, siempre que se produce un intento de volver hacia atrás en la historia, tiene que ver con la mujer y los conflictos sociales. ¿Qué es lo que está pasando ahora? Que llevamos 40 años cargándonos el bienestar social.
–¿Radica ahí el riesgo de mucho de lo que vaya a pasar luego?
–Creo que el poder va a aprender de esto y va a tratar de rectificar algunas cuestiones que se han visto que no son beneficiosas para ellos, a pesar de que haya gente que se ha enriquecido con ello. Hay que luchar por la igualdad porque, si no, esto es el desastre; hay que luchar por la naturaleza porque, si no, esto es el desastre; hay que luchar por los derechos de todos los que han estado marginados, porque debe ser nuestra meta, eso no es utopía. Y para mí la lucha es educación y conciencia crítica, entender las cosas y el porqué de las cosas.
–¿Se enseña y se aprende hoy a entender la historia?
–Estudié con Valdeón y mi maestro enseñaba a entender la Historia. Y los que trabajaban allí me enseñaron a entender la Historia.
–El periodista Carlos Blanco ha escrito recientemente, en este periódico, que nadie sabe cómo será el 15-M de esta crisis de la covid-19. Apelando a su experiencia, ¿habrá un 15-M que derive de todo esto que nos pasa?
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–Llevamos viviendo décadas en una vida política que nos ha hecho olvidarnos de lo que es la política. Todos son eslóganes, los cómputos para ver quién va ganando o perdiendo, y dependiendo de eso se hace un tipo de política u otra. No hay reflexión política, no hay una idea de lo que queremos, de adonde vamos y cómo vamos. Y, además, hay confrontación.
–Notable cóctel explosivo...
–¡Yo voy a acabar pidiendo la nacionalidad portuguesa! No podemos estar en permanente confrontación, que no da buen resultado. Y, o la gente toma conciencia de cómo estamos viviendo y por qué hemos llegado hasta aquí o no vamos a ningún lugar. Tras esto, o nos pensamos y luchamos por mejorar la sociedad en la que vivimos o se nos está demostrando que un virus nos lleva por delante.
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–¿Revolución o reforma para esa mejora que usted propone?
–Las revoluciones hasta ahora han sido siempre tomas de poder, la sustitución de una clase dominante por otra, mientras que las reformas son un deseo de introducir mejoras en la sociedad. Yo soy más de esta línea. Es muy romántico hablar de revoluciones, pero porque no se contrastan con la realidad.
–Para alguien que, como usted, estudia e investiga sobre género en la historia, ¿es más doloroso que se haya atacado al movimiento feminista diciendo que las manifestaciones del 8-M ayudaron a expandir la covid-19?
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–¡Es increíble! La historia de género te demuestra que cada vez que hay una involución o se trata de hacerla se va a eliminar cualquier tipo de reivindicación y, además, se va a ir en contra de la mujer. Yo estoy convencida de que el avance y la igualdad de la mujer implican un cambio de sistema. De tal manera que cada vez que se ve un avance en este territorio se produce una reacción por parte del poder para frenarlo y volver atrás. Históricamente ha sido así.
–¿Sucede eso ahora?
–Una de las grandes aportaciones del siglo XX es la lucha de la mujer por los derechos de la mujer. En la última década hemos avanzado sustancialmente y por eso el sistema se está defendiendo. Los totalitarismos y los fascismos son ideas simples, pero muy peligrosas porque calan en chavales de 13 años.
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–Es verdad: está pasando entre los jóvenes con el asunto de la igualdad de sexos.
–El pensamiento complejo necesita un lenguaje complejo pero, si estás en una sociedad que vive de eslóganes y de maquillaje, es muy fácil que los totalitarismos calen y que a los chicos que están muy asustados les interese el pensamiento machista porque están a la defensiva.
ASUNCIÓN ESTEBAN
–Pero, ¿qué se ha hecho mal en el sistema educativo para que haya encuestas que confirmen que los adolescentes mantienen hacia las chicas actitudes que ya se creían superadas?
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–Los totalitarismos que funcionan con eslóganes van a lo más básico del ser humano, a las cuestiones emocionales, a las cuestiones más simples y elementales y eso hace que calen fácilmente en personas que están por formar, pero a las que les está faltando una formación reflexiva. Es que vuelvo siempre a lo mismo, parece un monotema: desde que estoy dando clase en la Universidad cada vez es más superficial el pensamiento. Y lo hablo con los alumnos, ¿eh?
–¿Y a qué conclusiones llegan?
–Estamos en una sociedad que tiene mucha información y mucho ruido y no hay ni reflexión, ni pensamiento propio, ni pensamiento crítico ni esfuerzo. Y para elaborar un pensamiento hay que reflexionar, hay que tener silencio y esforzarse porque el cambio cualitatitvo en las personas a medida que vamos avanzando requiere un esfuerzo. El personal, también. Hay que tener educación en pensamiento crítico, no en acumular conocimientos.
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–¿Quién ha de ayudarnos a reflexionar? ¿Ustedes, los profesores de universidad, son como voces que claman en el desierto?
–Hay que valorar las Humanidades, potenciarlas, invertir en ellas. No puede ser que Magisterio aquí sea una de las carreras fáciles. ¡En Francia es la carrera más difícil! Formar a un niño requiere que tengas una formación elevadísima y que dispongas de muchos recursos. El maestro tiene que ser una persona con mucha vocación y mucha formación.
–A diario es fácil hallar muchas personas, algunas académica y culturalmente muy preparadas, que ironizan sobre el lenguaje inclusivo. Seguro que usted también conoce a más de uno...
–El lenguaje es la expresión de lo que somos y pensamos. Y, por lo tanto, el lenguaje tiene que ser necesariamente inclusivo. El día que se transforme la situación de la mujer se habrá transformado la sociedad. Si el lenguaje ha de ser inclusivo es porque era exclusivo de los hombres.
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–¿Cómo se explica que Vox tenga tantos votos de mujeres si resulta que si en algo no cree ese partido es en la igualdad hombre-mujer?
–Pues porque que el machismo sobre todo ha estado asumido por la mujer. La mujer tiene que transformarse ella primero, tomar conciencia y no asumir sociedades patriarcales y principios machistas, y el hombre tiene que transformarse, pero por conciencia propia. Lo barato es decir que el feminismo es enfrentarse al hombre. ¡Pero qué tontería es esa! Me encanta ver ahora a los chicos cómo asumen la maternidad, cogen permisos para atender al hijo... Si no hubiera habido lucha de la mujer, eso no estaría pasando.
–Una faceta suya que quizá en los últimos lustros le ha dado más visibilidad es la del Colectivo contra el Olvido. Muchos han atacado la memoria histórica con el argumento de que lo que se pretende es venganza...
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–Cuando algunos dicen que estamos removiendo a los muertos, están apelando a cuestiones del pasado que no quieren que se modifique. Cuarenta años de dictadura son cuarenta años de amnesia histórica. No me preocupan tanto los que gritan diciendo que esto es una venganza como el hecho de que haya un franquismo sociológico que hace que hayamos dado por naturales y normales cosas que no lo son.
–Es complicado poner en un libro de texto atrocidades que hizo cada bando en la Guerra y las que aplicaron los vencedores...
–A ver, lo de estas semanas de la covid-19... Estamos viendo que muchos no se pueden despedir de las personas que mueren, que no les pueden dar la mano... ¿Alguien se ha parado a pensar lo que va a ser el tratamiento psicológico de esas personas para elaborar un duelo? ¿Nos podemos imaginar entonces lo que significó en la Guerra Civil, y tras ella, los que vieron cómo sus familiares desaparecían, que nunca más supieron de ellos, que no pudieron despedirse, elaborar un duelo y que se van a morir sabiendo que están en una cuneta?
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–A muchos jóvenes en España Franco les suena lo que Mao.
–¡A nada! ¡A Atapuerca! No se ha introducido en los libros de texto porque alguien no quiere que lo estudien.
–Sin embargo, esos jóvenes conviven a diario con símbolos franquistas que aún quedan.
–¡Pero no saben lo que son! O estudias historia de las religiones o no sabes que estás haciendo un rito de paso cuando subes el mayo en tu pueblo; o las arras el día que te casas... Sin una buena formación crítica no vamos a ningún lado porque no entenderemos nada y seremos manipulables.
–¿A usted la Memoria Histórica qué le ha permitido lograr?
–Desenterrar a mi abuelo (fusilado con 'los 9 de Valdestillas') y limpiar su cuerpo para enterrarlo donde deberían haberlo hecho. Lo mataron... Ví por dónde había entrado la bala y reconstruí sus últimos momentos hablando con gente. Ante la muerte, descubres la vida. Y después, todo el trabajo que he seguido haciendo en torno a la Memoria Histórica me ha creado un pensamiento crítico muy profundo. Me pregunté por qué estaban en las cunetas, por qué les habían matado y, sobre todo, por qué seguían en las cunetas. Y me llevó a estudiar la República, la Guerra Civil, el Franquismo... Nada de eso formó parte de lo que estudié en la carrera.
–¿A dónde le llevó la pregunta de por qué seguían en las cunetas?
–A la Transición. Me había creído el modelo de Transición, y que se hiciera como se hizo, porque si no se hubiera luchado en la calle no se habría pactado en los salones. Eso para empezar. No lo olvidemos. Y me dí cuenta de que en aras de la reconciliación los que habían sido olvidados siguieron siéndolo. Eso me hizo pensar que los olvidados no podían ser siempre los mismos, que no podíamos estar en la amnsesia histórica. Nos devolvían la democracia, pero no entendíamos nada porque nos saltábamos una parte de la Historia.
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–El coronavirus está retrasando la publicación de un libro sobre historia de Valladolid, que firma usted con el pensador y teólogo Manuel González.
–'Herejes luteranas en Valladolid. Fuego y Olvido sobre el convento de Belén' se va a titular. Nadie conoce ese convento, que estaba justamente donde está ahora el Colegio San José. Es una historia desconocida y olvidada y vamos a rescatar del olvido a las mujeres luteranas que murieron. Miguel Delibes hizo muchas cosas fantásticas; una de ellas, escribir 'ElHereje'; era una historia olvidada de Valladolid. Nos habíamos quedado con Felipe II, con Carlos V y se nos había olvidado un auto de fe de 1559; Delibes lo estudió, después escribió una novela, 'El Hereje', rescató esa historia del olvido y nosotros lo que hacemos ahora es volver sobre esa historia, pero en la parte en la que las protagonistas son cuatro monjas del convento de Belén que mueren ajusticiadas en el auto de fe de 1559 que relata 'El Hereje'. Fue un auto de fe en dos fases y en el mismo murieron muchas mujeres.
–O sea, que hay que releer 'El Hereje' para cuando presenten su libro poder engancharse a él.
–¡Me parece buena complementariedad! Manolo y yo hemos escrito este libro porque Germán Delibes me dijo un día: 'Aquí tienes esto', y me dio un libro, el proceso contra doña Marina de Guevara. Era monja del Convento de Belén. Todo el proceso está en el Archivo Histórico Nacional'. Me dijo Germán: 'Este libro estaba en la biblioteca de mi padre; llevas toda la vida con mujeres herejes, haz algo con ella'. Y, ya ve, pronto saldrá publicada esa obra.
–La profesora, la historiadora, la investigadora, la luchadora contra el olvido y los derechos de la mujer, con el bagaje que tiene ¿ya ha decidido qué quiere ser de mayor?
–De mayor sobre todo me gustaría tener mi mente, mi corazón y mi espíritu en orden.
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