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He aquí una joven realista, con los pies en el suelo y una sólida personalidad forjada a base de formación y experiencia. Astrid Henmark (Madrid, 32 años), que lleva casi una década en Burgos facilitando la creación de redes de personas, mayoritariamente jóvenes, que creen ... que vivir en un pueblo es posible por que el medio rural ofrece posibilidades para desarrollar un proyecto personal y profesional. Al frente de Ábrego, asociación que trabaja por la repoblación del medio rural, y con una ilusión y un pragmatismo encomiables defiende a diario con su hacer la idea esencial de que hay futuro en los pueblos. ¿En todos? Seguramente no; pero que no lo haya en ninguno, tampoco.
–¿Para qué nació Ábrego?
–Para hacer el Artím, festival que está inspirado en el Ifac, un encuentro de arquitectos que había en Covarrubias. Ahora se hace en Holanda, pero era un encuentro de aprendizaje bidireccional, de técnicas de bioconstrucción... Su formato de cursos, talleres y cultura, todo unificado en un mismo espacio, con un público de edad muy concreta, nos molaba y nos inspiró para hacer Artim. Nacimos a la vez que el 'What is music', un encuentro que se hace en Frías (Burgos) de música, arte y danza y el nuestro es de agroecología, tradiciones... Ese formato nuestro sí fue inspirado por otra gente que ya lo hacía.
–Se habla de ustedes como referente en agroecología y desarrollo rural. ¿Debido a qué?
–Organizamos con frecuencia jornadas de agroecología y las imparten personas que tienen un elevadísimo conocimiento de lo que hacen, de lo que trabajan,... Somos referente en redes que ponen en contacto a personas.
–¿Tienen cantera, entonces?
–Sí. Entra gente con ganas, gente muy formada de distintas materias, con muchas ganas de hacer cosas y que lo que necesita es que se le diga cómo se hacen determinadas cosas para así aprender. Nosotros les ayudamos. No somos una lanzadera, pero sí podemos servir de inspiración a mucha gente para que se vea que esto o aquello es posible, que no es todo tan negro... De hecho, en el medio rural muchas veces eres mucho más libre que en la ciudad para emprender un proyecto porque, como están muchas cosas por hacer, hay un abanico de posibilidades enorme.
–Si se tituló en Ciencias Empresariales y Comercio y en Estudios de Cooperación Internacional, ¿por qué decidió dejar Madrid y venir a Burgos?
–Soy de Madrid. Mi pueblo está en la Sierra de Madrid y si hay alguien que odie la gran ciudad, la capital y lo que conlleva, somos los de la Sierra de Madrid. Siempre tuve la sensación de que iba a mi pueblo y disfrutaba mucho del entorno y de las posibilidades que ofrece pero, por otro lado, me sentía como muy abandonada por parte de la población en sí.
–¿Eso por qué?
–Yo iba dos o tres meses al pueblo de mis padres y abuelos a pasar las vacaciones. Mi generación, por algún motivo, empezó a generar más distancia entre el pueblo y la ciudad, a nivel conceptual. A mí siempre me ha gustado mucho el pueblo y conocí a gente de Burgos, de distintos pueblos. Uno de ellos se llama Juan Sedano; es de Ahedo de Butrón, en Las Merindades, en Los Altos, antes de bajar La Mazorra, un sitio precioso. Es una persona muy inquieta y desde mucho tiempo antes siempre había querido hacer un encuentro para compartir saberes de forma bidireccional...
–Bidireccional significa...
–...que si tú sabes de esto y yo sé de esto otro, nos encontramos en un espacio determinado, compartimos y nos autoenseñamos y aprendemos. Me pareció una idea muy bonita y muy atractiva. Me lo comunicaron y entre siete personas, que teníamos entonces entre 19 y 24 años, decidimos hacer el Encuentro Artim por primera vez.
ASTRID HENMARK
Presidenta de Ábrego
–¿Esa decisión es en su vida la manera de materializar eso que llama 'coevolucionar'? ¿Qué es 'coevolucionar'?
–Un crecimiento conjunto de la comunidad, de la población. Hacia dónde vamos, a qué espacio. Sí que es verdad que en 2013 no estaban tan en boga el desarrollo rural y la sostenibilidad.
–Pero sí la despoblación. Ustedes se declaraban ya entonces preocupados por ella. Con la evolución negativa de la cifra de habitantes les imagino alarmados.
–No sé qué decirle... No sé. Eso de que en el confinamiento hubiera que encerrarse en apartamentos de 30 metros a mucha gente le revolvió por dentro y a quienes tienen casa en el pueblo les hizo pensar en la posibilidad de empadronarse allí. No digo que sea una realidad sostenible, pero ha estado más en boga. Es un concepto que está más presente en la población en general. Antes solamente era la preocupación de unos pocos.
–Amplias zonas de Castilla y León son un auténtico desierto poblacional. Los censos de muchos pueblos caen en picado. Si eso no les desanima...
–La verdad es que hace tiempo decidimos actuar, por un compañero que se llama Sergio Bravo, que siempre habla de desestigmatizar el concepto de que es algo que nos tiene que dar pena y demás. Hay muchísimas posibilidades en el medio rural: ¡Pues intentemos ser positivistas y veámolos con buen ojo!
–¿Cómo?
–Cambiando ese concepto. Si constantemente estamos hablando de lo mal que está y del abandono, no vemos más allá muchas veces: tenemos que ampliar las miras y decir que hay muchas posibilidades, mucha gente y hay que poner remedio y solución.
–Un ejemplo.
–Es un grave problema la vivienda en el medio rural. Si las instituciones se involucrasen en generar casas de alquiler, viviendas de promoción oficial, si se facilitase a la gente joven el poder ir a vivir a un pueblo y probar. Al final, Ábrego también es una manera de creación de redes: conocemos a muchas personas, tanto de colectivos y asociaciones como a título individual, que quieren emprender un proyecto de vida o productivo en el medio rural y el problema es la vivienda. Porque, ¿yo cómo me voy a comprar una casa en su pueblo si no lo conozco? Pero si hay una oferta de trabajo a lo mejor pruebo y, si me gusta, acabo viviendo allí.
ASTRID HENMARK
Presidenta de Ábrego
–Muchos pueblos, muchos, están llenos de mayores desanimados que carecen de servicios esenciales como sanidad, educación... ¿Tampoco eso les retrae a ustedes en sus objetivos?
–¿Sabe lo que pasa? Que usted habla con esa gente mayor y sí que tienen cierta preocupación por quedarse solos, por así decirlo, pero por otro lado tampoco les apetece que a su pueblo les llegue una masificación. Tiene que ser algo con cabeza y consciencia.
–¡No pide usted nada!: cabeza y consciencia. Hay muchas cosas del futuro de los pueblos que dependen de los políticos.
–Y de políticos que no tienen arraigo con el lugar muchas veces. Nosotros aplaudimos a esos alcaldes y a esas alcaldesas que sin ningún tipo de sueldo tienen que tirar para adelante de una población y meterse en unos fregados que hacen que nadie quiera ocupar esos puestos.
–¿Tampoco les desanima que esos mismos políticos de ciudad se dediquen a marear la perdiz con planes inexistentes o inútiles contra la despoblación?
–No sé si soy de la vieja escuela o qué, pero a mí me cuesta mucho que se me desanime a nivel personal. A nivel colectivo somos mucha gente, y muy joven, que vive en un pueblo o tiene arraigo con un pueblo y quiere poner el foco en el desarrollo rural y llevar lo bueno de nuestro siglo a esos lugares, que no queden como lugares envejecidos o lugares solo de tradición. Hay muchas cosas que se pueden innovar en los pueblos y a las que se puede dar nuestra perspectiva de gente joven.
–¿No les desanima que los políticos tiren de eufemismos como 'reto demográfico' para referirse a la pérdida de habitantes?
–¡Me enfada! No me desanima, pero me parece abusivo e hipócrita. Cuando han sido las elecciones de Castilla y León nos han llamado muchos partidos políticos para encontrarse con nosotras, que queda muy bien para ellos en sus programas y campañas y luego, si te vi no me acuerdo. Es injusto y desproporcionado, pero no me desilusiona.
–Ábrego nació para crear «vínculos y facilitar el trasvase de experiencias entre el mundo rural y la ciudad». Suena muy bien, pero, ¿lo hacen? ¿En qué se materializa?
–Artim, que parecía un festival, es un encuentro de compartir conocimientos y saberes. Creo que es muy importante que la gente de la ciudad sepa la trascendencia que tiene el primer sector, todas las personas que dedican sus esfuerzos al primer sector, que es lo que sustenta la base de la sociedad y al final es por lo que ha nacido un proyecto como 'El Granero', porque los productores y productoras son el sustento de la base social. Por otro lado, el feminismo, la igualdad de género, la pluralidad de redes que existe también tienen que llegar al medio rural. Una persona mayor, una persona anciana, aunque suene frío, también ha de tener la posibilidad de ver a sus familiares por videollamada y necesita Internet.
–Internet es utopía en muchas zonas del medio rural.
–Hay que luchar por ese internet, hay que luchar por que una mujer pueda decidir emprender sola un proyecto de vida en un pueblo... Nosotras somos un poco ese puente que quiere unir la realidad de la ciudad con la realidad que hay en el pueblo y compartirlo.
ASTRID HENMARK
Presidenta de Ábrego
–Sin embargo, es imposible no pensar que la ciudad vive de espaldas a los pueblos. Julio y agosto, qué bien se pasa en los pueblos, pero el resto del año...
–Depende un poco de la persona. Si tuviera que generalizar y viniendo además de Madrid, he de decir que sí. Además, hay mucha inconsciencia de lo que realmente pasa en los pueblos que nos rodean.
–¿Nunca le han dicho en casa que dejara esto y se volviera a Madrid?
–¡Muchas veces! Pero ahora, ya no.
–¿Y qué les contestaba?
–Yo vengo de una familia en la que se ha invertido mucho dinero y mucho tiempo en los estudios. «Por qué no opositas, que eso es seguridad», me decían; que si esto, que si aquello... Pero yo nunca he dudado de lo que he hecho. Y cuando ya transmites confianza y llegas a una edad de maduración, en la que por mucho que te digan tus padres y tu familia, tú estás contenta, estás bien, estás sacando adelante tus proyectos y tu vida, tampoco te pueden decir mucho más. Mi madre me ha llegado a reconocer que era la que más le preocupaba de sus tres hijos y ahora dice que soy con la que más tranquila está. «Sé que no te va a faltar nunca nada porque eres tan abierta y conoces a tanta gente, que por muy mal que te vaya siempre vas a tener algo y a alguien», me dice ahora.
–En todos los años que lleva en Ábrego, ¿se ha parado a pensar qué quiere ser de mayor?
–Quiero invertir mi tiempo en actividades formativas y culturales, cuidando a las personas. Soy de naturaleza cuidadora, de mi entorno, de mi espacio, sacando una sonrisa a la gente y haciéndole la vida más fácil a las personas, que es lo que me da felicidad.
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