La catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid, Ana Manero. RODRIGO JIMÉNEZ

Ana Manero Salvador, autora de 'El antropoceno y el Derecho Internacional, implicaciones para el Ártico'

«El Ártico sufre el calentamiento global siete veces más deprisa que el resto del planeta»

«Los jóvenes universitarios muestran un entusiasmo que es contagioso», defiende

J. I. Foces

Valladolid

Sábado, 22 de junio 2024, 08:21

He aquí una mujer que es motivo de orgullo en el mundo para su Valladolid natal y vital. Ana Manero Salvador (1976), catedrática de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales de la Universidad Carlos III de Madrid y representante de España en el grupo de ... trabajo de Ciencias Sociales y Humanidades del Comité de Ciencias Internacionales del Ártico. Referencia del máximo prestigio en Derecho Internacional, especialmente en todo lo relacionado con los derechos humanos y las relaciones comerciales de los países del sur con los del norte del planeta, lo es también en todo lo que tiene que ver desde el punto de vista del Derecho y la geopolítica con la zona del globo terráqueo alrededor del Polo Norte. Acaba de publicar 'El antropoceno y el Derecho Internacional, implicaciones para el Ártico' (Ed. Tirant lo Blanch). Ya en 2011 publicó 'Deshielo del Ártico: retos para el Derecho Internacional' (Ed. Aranzadi), que recoge buena parte de su pensamiento académico, como lo hizo en 'OMC y desarrollo: Evolución y perspectivas del trato desigual en el Derecho del comercio internacional' (Ed. Tirant lo Blanch, 2006) y 'Los tratados de libre comercio de Estados Unidos y la Unión Europea' (Ed. J. M. Bosch, 2018).

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–Preguntarle así, de entrada, qué es el Derecho Internacional daría para una tesis...

–Es el ordenamiento que rige las relaciones entre Estados y entre Estados y organizaciones internacionales y también incluye otro tipo de normas, normas particulares, para proteger los derechos de los individuos o el medio ambiente, proteger una serie de valores de la comunidad internacional.

–¿Así de sencillo?

–Es una aproximación muy básica, pero lo podemos definir así. La base del ordenamiento internacional son las relaciones entre Estados, es el Derecho Internacional clásico, básico, y luego ha registrado diferentes procesos.

–¿Cómo cuáles?

Ana Manero Salvador fotografiada junto al Campo Grande de Valladolid. R. JIMÉNEZ

–Uno de humanización, para proteger los derechos humanos. Procesos para proteger valores de la comunidad internacional. De ahí por ejemplo, la protección del medio ambiente, la regulación de los espacios marinos, el concepto de Patrimonio de la Humanidad, los bienes culturales... Y todo eso amplía los destinatarios de normas internacionales. Nosotros mismos, los particulares, somos destinatarios en tanto que tenemos un régimen de protección de derechos humanos. Pero también, por ejemplo, las empresas transnacionales están cada vez más regidas por normas de derecho internacional. Y las ONGs.

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«Cuando un joven decide iniciar una tesis doctoral hay que ayudarle y apoyarle porque necesitamos ese relevo generacional»

Ana Manero Salvador

Autora de 'El antropoceno y el Derecho Internacional, implicaciones para el Ártico'

–Pero, ¿el Derecho Internacional obliga a todos los países?

–Si bien en un principio los Estados deben prestar su consentimiento por las normas internacionales, y esto es claro cuando un Estado se vincula por un tratado internacional, hay un serie de normas esenciales de la comunidad internacional que obligan a todos los estados independientemente de su posición. Estas son las normas imperativas.

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–¿Que qué recogen?

–Entre ellas destaca, por ejemplo, la prohibición del uso de la fuerza, la obligación de resolver las controversias a través de medios pacíficos, la prohibición por ejemplo de la tortura..

–Con lo cual, la primera víctima que hay en un conflicto armado entre dos países...

–...es el Derecho Internacional. El ordenamiento internacional tiene un defecto: es profundamente descentralizado. Eso no significa que no sea coercitivo, pero es cierto que tiene carencias.

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–¿De qué tipo?

–Por ejemplo, Putin inicia una guerra de agresión contra Ucrania, prohibida por el Derecho Internacional. El órgano encargado de la paz y la seguridad internacional es el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Y ahí tenemos un problema porque ese órgano tiene un funcionamiento como el actual, donde la aristocracia vencedora de la II Guerra Mundial tiene derecho de veto, cuando uno de esos Estados o sus aliados estén implicados en un quebrantamiento de la paz, van a ejercer su poder de veto y va a perder en cierta medida sentido la actuación del Consejo de Seguridad. Rusia no fue condenada por dicho Consejo porque es un miembro permanente de él.

La catedrática Ana Manero, fotografiada para la entrevista. R. JIMÉNEZ

–Entonces, ¿tiene mucho de papel mojado el Derecho Internacional?

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–¡No, no! La violación del uso de la fuerza es muy espectacular y eso nos lleva a cierta frustración por los problemas de funcionamiento del propio Consejo de Seguridad, pero el ordenamiento internacional se cumple de forma mayoritaria.

–Pues ya dirá cómo...

–Las relaciones económicas internacionales, la protección de los derechos humanos, las relaciones financieras internacionales, la protección internacional del medioambiente... Tenemos un nivel muy alto de cumplimiento de las normas internacionales.

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–Cuando estamos a punto de consumir el primer cuarto del siglo XXI cabe preguntarse hacia dónde va el Derecho Internacional. La globalización muestra síntomas de agotamiento...

–Estamos viviendo un momento de crisis de la propia comunidad internacional, es un momento de reordenación de fuerzas en ese ámbito. Se afirma que la hegemonía de EE UU está en decadencia; que hay otras potencias, como China, que está adquiriendo mayor poder, sobre todo en determinadas áreas geográficas; la reubicación de las prioridades internacionales hacia el Pacífico,; la actual potencia que tiene el sur global de la mano de estados como Brasil o Sudáfrica, también apoyados por China y en cierta medida por Rusia... Esto también conduce a una reordenación del Derecho Internacional.

«Todo el aparato jurídico de protección de los refugiados, el derecho de asilo, es una aportación del Derecho Internacional»

Ana Manero Salvador

Autora de 'El antropoceno y el Derecho Internacional, implicaciones para el Ártico'

–¿Qué encontró usted en el Derecho Internacional que no le ofrecieran el Penal, el Administrativo...?

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–¡El Derecho Internacional es el derecho más atractivo que existe! Tuve la suerte, siendo estudiante, de recibir una beca del Vicerrectorado de Relaciones Internacionales de la Universidad de Valladolid para irme a hacer un curso a Estrasburgo. Ahí descubrí un mundo fascinante, el del marco de la protección internacional de Derechos Humanos, tanto en Naciones Unidas como en el marco regional. Conocí compañeros de todo el mundo que me hablaron de sus investigaciones sobre derechos humanos, de que había líneas de investigación sobre protección de esos derechos que se llevaban a cabo en el Instituto Bartolomé de las Casas, en ese momento, que hoy se llama Gregorio Peces Barba, de la Universidad Carlos III de Madrid. Acabé la carrera y me postulé a seguir esa vía de investigación, me doctoré y ahí sigo colaborando.

–¿Las crisis migratorias son el mejor termómetros del fracaso del Derecho Internacional?

–No. Los movimientos de población siempre han sido objeto de trabajo por el Derecho Internacional. De hecho, todo el aparato jurídico de protección de los refugiados, el derecho de asilo, es una aportación del Derecho Internacional. Ahora bien, es un marco jurídico que tiene que adaptarse a los nuevos retos de la comunidad internacional. Se están dando pasos en ese sentido, que a lo mejor no son todo lo ambiciosos que algunos querríamos, como el pacto migratorio de la UE o decisiones importantes que se han adoptado en organizaciones internacionales, por ejemplo en el marco del Comité de Derechos Humanos de Naciones Unidas en relación con los emigrantes climáticos, pero se está avanzando en un marco de protección de los migrantes y sobre todo de aquellas personas que huyen de conflictos armados en el contexto de crisis humanitarias. Uno de los grandes retos de la comunidad internacional es abordar la problemática de los migrantes climáticos.

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–¿Qué tiene el Ártico para que le dedique tantísimo tiempo en sus proyectos de investigación del Derecho Internacional?

–Me fascina. Como internacionalista me parece que el Ártico en estos momentos presenta determinadas características que le hacen convertirse en un centro de las relaciones internacionales.

–Detállelas.

–La primera, la crisis climática. El Ártico está sufriendo el calentamiento global siete veces más deprisa que el resto del planeta. La crisis climática en el Ártico es terriblemente agresiva. Se prevé que entre 2030 y 2050 en verano quede completamente deshelado. Esto tiene implicaciones a nivel global, como por ejemplo la subida de nivel del mar o el cambio de las corrientes que van a ser realmente duras, sobre todo para los pequeños países insulares. Pero también para las propias comunidades que viven en el Ártico, las comunidades indígenas, y las que no lo son, y que ven cómo sus medios de vida cambian de forma radical como consecuencia del calentamiento global en el Ártico. Y también por la cuestión geopolítica, que hoy es tremendamente interesante.

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«El 13% del petróleo y el 30% del gas se encuentran en el Ártico»

Ana Manero Salvador

Autora de 'El antropoceno y el Derecho Internacional, implicaciones para el Ártico'

–Explíquese.

–Todos los países árticos pertenecen a la OTAN, excepto Rusia. El órgano de gobernanza ártica, el Consejo Ártico, está paralizado desde la agresión rusa sobre Ucrania. Y esto plantea gravísimos problemas de cara a la cooperación en materia medioambiental, pero también a la cooperación científica, política y a la gobernanza del Ártico. Es una situación que me sorprende muchísimo...

–¿En qué sentido?

–En la Guerra Fría, Gorbachov fue quien empezó a promover esa cooperación y desde 1987 hasta que se creó el Consejo Ártico existió cooperación entre la Unión Soviética y los países occidentales que forman parte de la esfera ártica. De tal forma que no deja de ser desalentador la actual situación del Ártico porque la militarización de este espacio supone un riesgo para la paz mundial. Esa ausencia de cooperación va a incrementar la crisis climática en el Ártico. Además, tenemos también la explotación de los recursos del ártico.

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–He ahí el meollo de mucho de lo que pasa, ¿no?

–Se considera que el 13% del petróleo y el 30% del gas se encuentran en el Ártico. Es necesario promover medidas para preservarlo, pero también para garantizar la sostenibilidad de la explotación de sus recursos.

Ana Manero. R. JIMÉNEZ

–¿Ve a la juventud universitaria con ímpetu como para dar un día relevo a la actual plantilla docente e investigadora?

–Siempre he dicho que la Academia es profundamente vocacional y es un mundo fascinante porque es un trabajo que no deja de enriquecerte día a día por lo que respecta a lo que investigas, a lo que aprendes, a lo que aportas a la sociedad y también por la posibilidad de formar nuevos jóvenes. El contacto con los jóvenes es maravilloso: semestre a semestre ves su perspectiva, su visión de las cosas y cómo evoluciona su forma de pensar. Y la verdad es que esa juventud tiene un entusiasmo que es contagioso. Y cuando un joven decide iniciar una tesis doctoral y comienza su andadura académica hay que ayudarle y apoyarle porque necesitamos ese relevo generacional para que la Universidad española siga siendo lo que es.

–Si alguna de sus hijas quiere seguir sus pasos en el Derecho Internacional, ¿qué le dirá?

–¡Adelante! Por supuesto.

-Con tantísima actividad en el ámbito internacional como desarrolla, ¿se ha parado a pensar qué quiere ser de mayor?

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–Me gusta mucho lo que hago, me gusta mucho mi trabajo, me gusta mucho la investigación, me gusta mucho la docencia y quiero seguir como estoy. Eso sí, lo que venga será bienvenido.

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