Andalucía copia la precampaña de Castilla y León: seis claves de los comicios

- Gobierno en solitario. Es el mantra de Juanma Moreno Bonilla como lo fue de Alfonso Fernández Mañueco, que apostó por eso incluso después de conocerse el resultado electoral. «No quiero pactos, quiero tener mayoría suficiente para gobernar», decía Mañueco en Europa Press un mes antes de las elecciones. Diez días después de abrir las urnas, insistía en la misma línea: «Quiero un Gobierno en solitario, fuerte, estable», decía. Un oxímoron, lo de construir un Gobierno estable cuando solo se cuenta con 31 de los 81 escaños del parlamento autonómico y enfrente hay una oposición con 28 procuradores del PSOE, 1 del ex socio Ciudadanos, 1 de Unidas Podemos, 1 de Por Ávila, formación a la que se acusó de propiciar la ruptura del tándem de gobierno y el adelanto electoral, 3 de Soria y 3 de UPL, que tienen sus propios proyectos territoriales en mente. Juanma Moreno Bonilla, candidato del PP a la Junta de Andalucía y actual presidente, se pronunció así hace apenas cuatro días: «Mi firme determinación es gobernar en solitario, aspiro a una mayoría amplia, voy a luchar por un Gobierno en solitario».

- El plan de «sumar más que la izquierda». Fue en la presentación de la lista autonómica del PP por Valladolid, en plena precampaña aún, cuando comenzó a escucharse la idea de que el objetivo del PP era «sumar más que la izquierda», esto es, PSOE y Unidas Podemos, para poder forzar así a Vox a facilitar su Gobierno en solitario, porque siempre quedaba la opción de pactar con otras fuerzas y que Vox se abstuviera. Los periodistas más afines a la corriente del PP han abrazado esta tesis, emanada del partido, desde que se convocaron las elecciones. Ayuda a esto la fragmentación de la izquierda en Andalucía, con PSOE, la coalición IU-Más País-Equo-Iniciativa del Pueblo Andaluz, Adelante Andalucía. El resultado en Castilla y León fue precisamente ese: 31 para el PP y 29 para la suma PSOE-UP. No hubo lugar a que esa aritmética presionara a Vox, decidido a entrar en cuanto gobierno se le ponga a tiro. Santiago Abascal dijo la noche electoral: «Juan [García-Gallardo], se te está poniendo cara de vicepresidente». En El Toro TV, esta misma semana, ha dicho: «Si los votos de Vox son necesarios, que se olviden de gobernar en solitario». En Castilla y León, Abascal mantuvo el pulso hasta el mismo día de la constitución de las Cortes, cuando cerró in extremis el acuerdo por el que Vox accedía a una vicepresidencia y tres consejerías en el Ejecutivo, además de la presidencia de las Cortes.

- Encuestas positivas para el PP y estancadas para el PSOE. La dinámica de los sondeos previos es muy similar a la que se vivió en Castilla y León. Optimismo en el cálculo de escaños para los populares, que en el caso de los de Mañueco llegaron a soñar con rozar la mayoría absoluta, estancamiento para el PSOE, incluso con un leve decrecimiento, y unas estimaciones para Vox que, a juicio de los de Abascal, tienden a minusvalorar sus opciones. Al mismo tiempo, el batacazo anunciado de Ciudadanos se repite. Los naranjas creen tener opciones de cuatro parlamentarios -vienen de 21-, pero hay encuestas que les dan apenas 1. En Castilla y León cayeron de 12 a 1. Juan Marín (Cs) no tiene esta vez el respaldo del relato de la traición del socio, puesto que Moreno Bonilla le llamó para advertirle del adelanto electoral y además mantuvo a sus consejeros en lugar de destituirlos, como hizo Mañueco.

- Ciudadanos, en busca de la supervivencia. Los de Inés Arrimadas tienen como primer objetivo no desaparecer de la escena. En Castilla y León mantuvieron a Francisco Igea. En Andalucía, Juan Marín decidió seguir con las siglas naranjas y cree que podrá hacer valer su gestión. Junto a ellos, Begoña Villacís, socia del PP en el Ayuntamiento de Madrid, es la tercera gran baza para que la formación mantenga una cuota de protagonismo desde la que intentar resurgir a largo plazo.

- El cordón del PSOE. El PSOE mantiene en Andalucía un discurso similar al del PSOE en Castilla y León, el de cerrar el paso a la ultraderecha. Sin embargo, a la hora de conformarse el Gobierno, Luis Tudanca puso sobre la mesa una condición sine qua non: si el PP quería la abstención del PSOE, debía romper todos los pactos que mantiene con Vox, incluso en ayuntamientos. Las conversaciones PSOE-PP se rompieron nada más empezar y dejaron a los populares con una única vía. Esta vez, habrá que ver si Juan Espadas lleva hasta el final su idea de cerrar el paso a Vox y es capaz de ceder el Gobierno al PP si los populares resultan la fuerza más votada y con margen suficiente sobre las formaciones de izquierdas.

- Figuras de Vox en precampaña. Javier Ortega Smith, Iván Espinosa de los Monteros y Santiago Abascal pasearon por Castilla y León desde meses antes de la convocatoria electoral, cuando ya se atisbaba que el matrimonio de conveniencia PP-Ciudadanos padecía fragilidad. En Andalucía ha ocurrido lo mismo, aumentado por el hecho de que Vox ha designado como candidata a Macarena Olona, del núcleo duro del partido.