Las Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (Ampas) confían en que se cumplan los planes previstos y la vuelta al colegio se desarrolle de manera presencial. «Tras el confinamiento no tuvimos educación, sino deberes a distancia», se queja María Capellán, presidenta de ... la Federación de Ampas de los centros públicos de Valladolid. Los problemas derivados de la enseñanza 'on-line', con los consiguientes perjuicios a los alumnos, llevan ahora a considerar como un asunto primordial la presencialidad de las clases.... siempre que la pandemia no vuelta a desatarse.
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«Lógicamente tenemos preocupación y un poco de incertidumbre sobre lo que será la vuelta al cole», apunta David Moya, presidente de la Confederación de Federaciones de Ampas de Castilla y León (Confapacal). «Sin embargo, desde la Consejería de Educación nos han trasladado que todos los recursos están disponibles y que ya se ha contratado nuevo profesorado: en principio estaban previstas 600 plazas de refuerzo y van ya por más de 800». El número final puede ampliarse.
Las Ampas ven «fundamental» que las clases sean presenciales, aunque haya padres temerosos a los que les gustaría que sus hijos no volvieran a las aulas a partir de septiembre. «Sabemos que hay familias preocupadas por temor a los contagios, pero vemos muy necesario que los alumnos retornen a las clases y el protocolo marcado nos da cierta seguridad», apunta David Moya.
Las asociaciones de padres y madres ya han comprobados las dificultades que entraña la educación a distancia y los perjuicios que causa en muchos alumnos, «especialmente en los de primaria e infantil, donde el contacto con el profesor es fundamental», como señala María Capellán.
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Por otra parte, la brecha digital muestra la falta de formación de muchas familias para ayudar a los hijos en esas tareas, además de los evidentes problemas de conciliación si los padres están fuera de los domicilios por motivos de trabajo. «Durante el final del curso pasado, gran parte de los profesores hicieron clases virtuales, pero en otros casos nos encontramos con que simplemente enviaban hojitas para que los alumnos trabajaran, incluso avanzando en materia, algo que no se debía hacer», dice Moya.
Además de la efectividad académica que supone la educación presencial, hay otros factores como las necesidades afectivas de los alumnos, que necesitan socializar con otros compañeros, algo que no han podido hacer desde que se cerraron las aulas en marzo.
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Las Ampas llevan desde hace años batallando con las ratios de alumnos por clase y ahora vuelven a abogar por reducirlas. «Lo que se ha hecho es mantenerlas, con alguna excepción, puesto que la ratio máxima va a ser de 25 alumnos en educación primaria, cuando hasta ahora había casos en los que se superaba y se iba a 26, 27 y hasta 28 estudiantes en casos concretos. Nosotros abogamos por una bajada de ratios para que se quedara, no por un mero hecho circunstancial de la pandemia», apunta el presidente de Confapacal.
Todos cruzan los dedos para que los colegios puedan reabrir en septiembre. «Hay incertidumbre, pero la Junta nos asegura que se pondrán todos los medios para que la vuelta sea lo más segura posible», confía David Moya.
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