![Alberto Gómez Barahona: el portero de fútbol que se convirtió en rector de la Universidad Isabel I](https://s1.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202104/24/media/cortadas/albertogomzbarahona-kAnF-U140157439026Bm-1248x770@El%20Norte.jpg)
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lía z. lorenzo
Valladolid
Domingo, 25 de abril 2021, 09:11
La fotografía en blanco y negro deja ver a un jovencísimo portero del Mirandés. Tras un flequillo rebelde se entrevé una mirada divertida y una sonrisa ladeada mientras posa, manos cruzadas a la altura del ombligo, sin mirar directamente a la cámara. La instantánea cambia ... ahora a color y en ella se distingue una corbata azul oscuro a juego con un impecable traje clásico, una camisa varios tonos más claros que la americana y la misma sonrisa pícara en los labios.
El protagonista es el mismo, Alberto Gómez Barahona, portero del Mirandés durante su juventud y ahora rector de la Universidad Isabel I. Cuentan que los aficionados al Mirandés le llamaban Albertosi en honor a Enrique Albertosi, mito de la portería de la selección italiana en los 60 y 70. Alberto Gómez Barahona guardaba un indudable parecido físico con el guardameta italiano, que debió inspirarle para mantener una elegancia clásica que aún conserva. Porque tiene maneras de deportista -cuerpo espigado, hombros fuertes, rostro bronceado-, solo ha cambiado la portería por los despachos de la universidad, los enormes guantes de portero por las nuevas tecnologías.
Ha pasado ya mucho tiempo desde que Alberto Gómez Barahona defendiera los colores de un Mirandés con el que a punto estuvo de ascender a Segunda División, pero el rector de la Universidad Isabel I aún mantiene la osadía típica de los porteros. Y su capacidad para hacer varias cosas a la vez. Desde los 16 años combinó sus estudios con los entrenamientos y los partidos y estuvo muy cerca de dar el salto para dedicarse al fútbol. Tenía una oferta del Osasuna encima de la mesa, pero el Mirandés no le dio la carta de libertad y Alberto Gómez Barahona no pudo viajar hasta El Sadar.
El mundo perdió un portero y ganó un rector. Uno que aún conserva su amor por la práctica deportiva. Porque no se puede entender a Alberto Gómez Barahona sin el deporte, al que ha seguido ligado dentro y fuera de los terrenos de juego, ya que fue presidente del Comité Castellano Leonés de Disciplina Deportiva entre 1997 y 2006.
Licenciado en Derecho por la Universidad de Valladolid, consiguió el doctorado con premio extraordinario también en la UVA. Luego amplió sus estudios en la Sorbona de París y en la Universidad Lovaina la Nueva de Bélgica. Profesor de Derecho Administrativo en las universidades de Valladolid y de Burgos y abogado en ejercicio especializado en las áreas de Derecho Público Económico y Educación, ha sido, entre otros cargos, decano de la Facultad de Derecho de la Universidad de Burgos y director de la Escuela de Práctica Jurídica de esta Facultad y del Colegio de Abogados burgalés en el período 1994-1997.
Como buen jurista con formación económica valora siempre las consecuencias jurídicas y económicas de cada paso que da y sus colaboradores se vuelven locos tratando de seguir el ritmo que marca cada día. Porque la actividad que despliega Alberto Gómez Barahona dejaría agotado a todo el cuerpo de marines.
El rector de la Universidad Isabel I aún conserva los movimientos felinos tan típicos de los guardametas y sus brazos se mueven elásticos, casi infinitos, cuando explica una idea. Aunque la facilidad con la que salta de un tema a otro exige un despliegue físico casi olímpico, pero también reclama agilidad mental y capacidad para recordar cada palabra que sale de la boca de Alberto Gómez Barahona, que desembrolla los temas con la misma facilidad con la que despejaba balones en la portería. Tal vez por eso defiende con tanta pasión la capacidad que tiene la universidad 'on-line' para llegar a sus alumnos, que cada vez son más jóvenes, él tiene el talento para hacer que el conocimiento atraviese la pantalla del ordenador. Aunque muchos le definen como un hombre brillante, es su capacidad para adaptarse a las circunstancias lo que destaca. Su flexibilidad le permite hacer frente a los retos de la universidad y también cambiar el fútbol por el pádel. Acostumbrado a parar el balón en su juventud, ahora aprende a dejar pasar la bola para que rebote en la pared trasera antes de golpearla. Toda una metáfora de la madurez.
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