![No hay agua para tanto árbol](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/12/media/cortadas/Sequ%c3%ada-kdSB-U160909877870J9B-1248x770@El%20Norte.jpg)
![No hay agua para tanto árbol](https://s3.ppllstatics.com/elnortedecastilla/www/multimedia/202202/12/media/cortadas/Sequ%c3%ada-kdSB-U160909877870J9B-1248x770@El%20Norte.jpg)
Secciones
Servicios
Destacamos
La 'tormenta perfecta' del clima es, para Castilla y León, la actual 'sequía perfecta'. El mes de enero ha registrado los valores diurnos más elevados desde que se tienen registros desde 1961. «Salamanca y Segovia (junto a toda Galicia y parte de la cornisa cantábrica) ... tuvieron las temperaturas máximas sin parangón en un mes de enero», explica el director de Meteored, José Antonio Maldonado.
Además, hemos sufrido la media de temperaturas mínimas «más bajas desde hace 35 años» y el enero «más seco desde 2005», ha sido también «el de más horas de sol del siglo XXI», continúan sus mediciones. La AEMET (Meteorología) amplía el almanaque y recuerda que «en los últimos cuatro meses ha llovido un 36% menos».
Así que las heladas secan el terreno y el sol diurno remata el impacto negativo sobre las masas boscosas y las tierras de cultivo. «Los efectos de este fenómeno global no están muy estudiados de forma regional, pero la AEMET ya advierte de que Castilla y León será una de las zonas más impactadas», resume el responsable de Cambio Climático de Ecologistas en Acción, Javier Andaluz.
Los agricultores y ganaderos temen por el futuro de sus cultivos y pastos y esperan para finales de marzo las decisiones de la Confederación Hidrográfica del Duero (CHD), después de que reúna a la Mesa del Desembalse y decida cuánta agua habrá para regadíos.
Noticia Relacionada
Recién elaborado, el Informe del Plan de Sequía de la CHD de enero 2022 no invita al optimismo. El oeste de la región consolida los riesgos con sequías prolongadas que afectan ya a ríos como el Águeda, Tera e incluso el Órbigo leonés. Y ya están en prealerta partes del Alto Tormes, Carrión, Torío, Bernesga e incluso el Pisuerga.
También las masas subterráneas analizadas en las comarcas de Tordesillas y Medina del Campo han entrado en alerta. Todo ello presupone un futuro de restricciones para el riego en la temporada de cereal.
Ya hay pueblos que han convocado misas para pedirle a los cielos que traigan más agua. Pero, mientras llegan ¿qué se puede hacer a a ras de suelo? Los expertos en conservación vegetal insisten en que «la sequía está recrudeciendo los males de nuestros bosques en un efecto acumulativo que va a más», condensa Juan Andrés Oria de Rueda, profesor del Instituto Universitario de Investigación y Gestión Forestal Sostenible de la Universidad de Valladolid y uno de los mayores divulgadores de la botánica forestal de Castilla y León con sus libros.
En sus estudios, Oria de Rueda está detectado «un gran auge de las plagas, en especial en las zonas de Tierras de Pinares y áreas más llanas». Para hongos como la procesionaria que ataca a árboles leñosos como el pino «esta situación climática es jauga».
En la misma línea se pronuncia Felipe Bravo, catedrático de la Escuela de Ingeniería Forestal de Palencia y presidente de la Sociedad Español de Ciencias forestales. «Cuando más al norte y más altitud, nuestras masas verdes van a tener más dificultad para adaptarse».
Bravo reclama «más planes selvícolas de limpieza», porque «si no lo tratamos nosotros lo harán la mortandad arbórea y los incendios».
Oria de Rueda y su colega Bravo coinciden en que la política forestal está tratando los síntomas (por ejemplo, los incendios), pero no las causas del agotamiento progresivo del manto verde de Castilla y León, una de las regiones con más zonas naturales en España, el tercer país con más masa forestal de Europa.
«Dejar estar las cosas no es sostenible -plantea Juan Andrés Oria-. Hay que actuar en los bosques de extrema densidad. Es mejor un bosque con 4.000 árboles en buena situación que con 5.000 dejados a su suerte». En resumen, «no hay recursos hídricos para tanto árbol», concluye Bravo, que reclama «prevenir y adaptarse» a los episodios de sequía.
Precisamente, un estudio de doctorado del ingeniero Diego Rodríguez que ha dirigido el propio Felipe Bravo, ha medido 15 especies de coníferas y frondosos y ha realizado 29 combinaciones de las especies más representativas en España. Las ha volcado en un simulador digital que predice la productividad de esas masas hasta el año 2100.
Concluye que habrá «un aumento de la aridez que hará disminuir la productividad de nuestros bosques». Un proceso que «será menos drástico en los bosques mixtos frente a los puros».
Por eso en áreas, menos variadas, como los montes Torozos o el Cerrato aumentan las plagas de insectos, mientras desaparece las setas por la pobreza de los suelos.
Y estos serán procesos que «es muy factible que se recrudezcan en los próximos años a medida que se combine con los efectos del cambio climático», avisa Javier Andaluz.
También el investigador del Observatorio para la Sostenibilidad en España Fernando Prieto pronostica que, aunque durante los últimos años se ha ido sorteando la carencia de agua, «en cualquier año se producirán sequías y tendremos problemas serios, y por eso es necesario invertir y estar preparados». Esa pronóstico se parece mucho a la realidad actual.
¿Ya eres suscriptor/a? Inicia sesión
Publicidad
Publicidad
Te puede interesar
Publicidad
Publicidad
Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.
Reporta un error en esta noticia
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.